El precandidato a la presidencia, Horacio Rodríguez Larreta, regresará recién el viernes 4 de agosto a Córdoba. Atrás quedaron los frenéticos desembarcos entre junio y julio en la tierra prometida del cambio. El cordobesismo, en la nueva versión que encararán Martín Llaryora y Daniel Passerini, revalidó títulos después de un cuarto de siglo gobernando la provincia y desmitificó el antiperonismo de la capital. Esa chapa impone la sensata idea de no atacar a quienes concentraron la adhesión de la mayoría en las urnas.

Con ese precedente, Juntos por el Cambio vuelve a las fuentes y se concentrará en pescar votos en lo que se espera que sea un gran plebiscito del antikirchnerismo mediterráneo. Sin embargo, la decisión es política y no escapa a las conversaciones de mayo entre el porteño y el gobernador más cordobés que el caracú. Si Larreta no polemizó con Juan Schiaretti, ¿por qué lo haría ahora?

Los armadores del jefe de gobierno porteño resaltan que la campaña del referente del PRO será de propuestas, de gestión. No habrá ataques para el conductor del distrito, ni para nadie. Desde el Panal confirman la misma postura con el discurso antigrieta que, en el caso de Schiaretti, elige expresarse en duros términos hacia uno de sus extremos: el que expresa la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía y precandidato presidencial Sergio Massa. Larreta tampoco será el foco de Hacemos Nuestro País en el bastión donde se cocinó el origen de la tercera vía.

Las partes se disputarán el mismo electorado en armonía, pese a que Larreta tiene necesidad de repuntar en la perla amarilla que llegó a darle siete de cada 10 votos a Mauricio Macri. “En Córdoba, el votante de centro muestra una preferencia por Schiaretti y limita la proyección de Rodríguez Larreta. Mientras que el votante duro del PRO, antiperonista, es capitalizado por Bullrich”, sintetiza el consultor Cristian Butié las conclusiones de su último estudio local que ubican al mandatario provincial con una intención de voto del 29,9%; a Bullrich con un 23,3% y a Larreta, con 9,8%. Javier Milei, que vendrá este jueves a la ciudad, totaliza un 17,3%; y Massa, un 7,5%.

Sin duda, la apuesta de Larreta en Córdoba será acortar diferencias con Bullrich, confiado en el que el total nacional le permitirá cantar victoria el domingo 13 de agosto. Los responsables de caminar el territorio serán las figuras anotadas en la nómina para la Cámara de Diputados. El exintendente de Marcos Juárez, Pedro Dellarossa, cabeza de lista, anticipó que el grueso de las acciones se desarrollarán en la capital y en las localidades del Valle de Punilla.

“Tenemos las mejores propuestas y las mejores gestiones con intendentes como Javier Dieminger de La Falda; Verónica Gazzoni de Monte Cristo; el propio gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. El triunfo de Maxilimiano Pullaro en Santa Fe es otra muestra del apoyo a las propuestas y la gestión”, enumera Dellarossa a este portal, sin excluirse de la lista de referentes de Ejecutivos con administraciones probas.

Dellarossa mantenía una excelente relación con el gobernador Schiaretti, incluso sonó como ministeriable de Llaryora en la etapa transversal del armado político provincial. Hubo un impasse con motivo de la elección municipal de Marcos Juárez, momento que el peronismo aprovechó la crisis política del gabinete amarillo para entronizar una candidata PRO y tratar de arrebatar el kilómetro cero del cambio. No lo logró y la etapa y aquellos rencores ya quedaron superados. El precandidato a diputado asegura que Schiaretti le dijo personalmente que está dispuesto a apoyar los 10 puntos programáticos de JxC después de octubre.

El blanco de siempre

Queda claro que la campaña de bandera blanca que propone Larreta, y que confirman sus adalides cordobeses, fija como blanco a Bullrich. Por caso, este lunes, el precandidato mandó a estudiar historia a su rival después de que propusiera un blindaje de la economía con fondos internacionales, como Fernando de la Rúa en 2001.

“No va a haber ningún dardo contra Schiaretti o Llaryora, ni contra nadie. El voto de JxC se disputa dentro de JxC”, insisten desde la coordinadora larretista.

Despejada la variable electoral doméstica, esta vieja idea de Larreta de lograr una amplia mayoría puede ser expresada sin pruritos. Larreta recompuso con la dirigencia cordobesa que se sintió "estafada", apenas trascendieron las conversaciones con Schiaretti. Incluso, reconoció la falta de timing, pero no se movió un centímetro de su postura que alguna vez le puso el porcentaje de una “mayoría del 70%.

Bullrich será su único objetivo a sabiendas de que el gobernador y su sucesor serán necesarios en caso de ganar la interna primero y la presidencia después.