El ex jefe de Gobierno todavía no decidió si va a ser candidato en 2025, pero es una posibilidad y quiere tener la herramienta en caso de lanzarse para senador o diputado nacional.
Por
CARLA PELLIZA
Lejos de pensar en una nueva alianza con Mauricio Macri, el ex jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, avanza con la recolección de los avales necesarios para oficializar su partido político en la Ciudad de Buenos Aires y, de este modo, tener a mano la herramienta para postularse -si quisiera- en 2025.
En medio de especulaciones sobre la posible reedición de Juntos por el Cambio en la Ciudad, el ex candidato presidencial del PRO no le abre las puertas a una reconciliación con Macri. Hoy, Larreta no quiere saber nada con el líder del partido que todavía integra, una consecuencia de la hiriente interna del 2023. El futuro partido, por ahora, no tiene nombre. Larreta ya maneja su propia corriente de pensamiento, denominada Movimiento al Desarrollo (MAD), pero por ahora esa nomenclatura no se trasladó a la de la potencial fuerza política. El primer desafío es otro: conseguir avales.
Larreta necesita una adhesión de un número de electores no inferior al cuatro por mil del total de los inscritos en el padrón, en este caso de la Ciudad, que son alrededor de dos millones y medio de personas. Alrededor de diez mil en la Capital Federal. Para mayo, tiene que tener todo cerrado si quiere usar el sello para presentarse en las elecciones.
En principio, no está definido que Horacio sea candidato, pero el dirigente quiere tener todo listo por si decide lanzarse a la carrera electoral. Dados sus vínculos con otros referentes de la ancha avenida del medio, alguno con marca política propia, podía suponerse que Larreta contemplaría la opción de pedir prestada la estructura jurídica para participar de los comicios, pero prefirió ir con la propia.
Al ex jefe de Gobierno no le seduce el ámbito parlamentario, es una persona que se siente mucho más cómoda en la gestión, con un método y una mirada muy puntillosa sobre el día a día. Eso hace que hoy muchos porteños lo saluden por la calle y le pidan volver, efecto de una campaña gratuita e involuntaria.
Larreta también es consciente de que, tal vez, estar alejado de la política por cuatro años no sea la mejor opción. Si bien participa del debate público y libra algunas batallas (estratégicamente decidas) con Javier Milei, no ocupa ningún cargo. Por lo tanto, formar parte de las elecciones legislativas aparece como una opción potable.
Opciones electorales
Para destacarse, la mejor opción es el Senado. Con sólo 72 miembros y un clima más solemne, es la opción preferida. En Diputados, entre 257 legisladores, es mucho más fácil diluirse. Sin embargo, lograr un ingreso a la Cámara Alta parece más difícil que a la Baja. Tan es así que Martín Lousteau, un potencial aliado de Larreta y actual senador, preferiría convertirse en diputado que arriesgarse a renovar su banca y perder.
Por lo tanto, Horacio tiene que sopesar pros y contras de la decisión porque, de lanzarse a una pileta sin agua, sólo cosecharía dos derrotas en las urnas al hilo. Es en ese marco en el que surgen las especulaciones sobre potenciales alianzas.
Dadas las afinidades ideológicas, es de esperar –como indican algunos rumores– que el larretismo, la UCR, la Coalición Cívica, el socialismo y Confianza Pública puedan entablar alguna suerte de acuerdo que les permita mantener la identidad y conseguir un resultado digno, aunque lejos del segundo lugar necesario para meter un senador. Los optimistas piensan que, para 2025, tal vez una opción de este tono pueda obtener mejores frutos.
La gran pregunta es qué lugar tendrá el PRO de Mauricio Macri en caso de prosperar esta opción “progre” de Juntos por el Cambio, el UNEN del 2025. Hay quienes no descartan una comunión con el partido amarillo, incluso hay quienes destacan la sobrevida de JxC en la CABA y ninguna intención de romper la alianza.
Sin embargo, Larreta no quiere saber nada con Macri. Por lo tanto, u obliga a sus potenciales aliados a elegir con quién ir, arriesgándose a quedar solo o Juntos por el Cambio no verá la luz. No es el único de mala relación con Mauricio. Elisa Carrió no tiene buena sintonía con el ex presidente, y tampoco con líderes fuertes de la UCR en la CABA. Lousteau tampoco cosechó el mejor vínculo con el ex jefe de Estado, del que fue embajador. En caso de querer lograr el pacto, tendrán que buscar la forma de saldar estas diferencias internas.
El caso de Larreta es muy reciente. En la campaña del 2023, el armado del entonces jefe de Gobierno alertó a Macri sobre la actitud de Patricia Bullrich, advirtiendo sobre la mala idea de apoyar su candidatura. Para el sector, la ex jefa del PRO es bullrichista, juega la personal y su paso por el macrismo no fue era más que un escalón en su carrera individual.
Mauricio no escuchó, la eligió, destruyó a Horacio, se perdieron los comicios y ella terminó de ministra libertaria. Para Macri, la derrota fue culpa de la interna feroz protagonizada por Horacio y Patricia, sin participación suya, ajeno a la disputa.
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