El excandidato a intendente municipal pasó por CAFEXMEDIO RADIO donde prendió el ventilador. en lo que respecta al orden local castigó con dureza al intendente Gustavo Bevilacqua. Habló de "curitas traicioneros". Dijo que la visión de Bevilacqua, en materia de dureza, empezó a tener matices en función de amigos y conocidos. "Lo del aeropuerto que denunció el concejal Mendoza fue un flagrante delito".
Larraburu dijo que "me costó mucho bajar la candidatura, me dio mucho dolor. Más allá de cuántos votos saque, hay mucha gente me acompañó, trabajó conmigo y confió en mí, de adentro de la Municipalidad y de afuera también".
"Después del 9 de Agosto yo advertí que es necio de un hombre que se expone al electorado, renegar de la gente. Al día siguiente de las PASO me preguntaron si pensaba bajarme y yo respondí que no porque era lo que pensaba".
"Pasaron los días, fui analizando todo, me fui enfriando. El calor de la campaña es como cuando un jugador de fútbol recibe una patada muy fuerte en el medio del partido y, como tiene la pierna muy caliente, el dolor lo empieza a sentir cuando pasaron dos horas".
"Yo dejé que pasaran unos 4 o 5 días, viajé al exterior por una misión del Banco y comencé a hacer una mirada retrospectiva de lo que había pasado, de cómo habían sido las conductas de mis aliados. Quizá mi mayor desilusión no fue política sino humana".
El dirigente peronista agregó que "si con vos se enoja o te hace una mala jugada un colega de otra radio, decís 'Bueno, yo pensaba que ese colega tenía aunque sea un respeto profesional por mí' pero si la trastada te la hace alguien con quien tenés un vínculo de amistad y afinidad, uno dice 'La verdad creía que tenía un amigo de hace años, un compañero de ruta'.
"Fui evaluado cómo se fueron comportando conmigo. No soy rencoroso, creo que el rencor es como una piedra caliente que uno lleva en la mano para tirársela a alguien y es uno mismo el que se termina quemando. Yo no tengo rencor pero tengo memoria. Me jugaron en contra mis amigos. A mí me enseñaron que nunca tenía que mostrarme débil, vulnerable o perdedor pero yo soy un ser humano, no soy Súperman".
"Vos imaginate que podríamos haber metido casi con seguridad 2 concejales, hubiésemos tenido una columna vertebral muy importante en el Concejo Deliberante desde el punto de vista de la experiencia y del conocimiento de lo que es la cosa pública. La realidad es que cuando una sociedad no va, no va. A nadie le gusta divorciarse".
"Esto no es un fracaso para mí. Yo creo que es la miopía política de gente que no entiende nada de lo que estamos hablando y ponen en riesgo muchas cosas como la gobernabilidad, una candidatura, un proyecto que podría haber sido interesante. Lo mío fue una decisión tomada de hacerme daño", reconoció Larraburu.
"Si vos leías las cuentas de Twitter de los muchachos, decían 'Votemos a Massa, a Agüero' y yo era el candidato a intendente y el que bancaba la campaña. Me tomé mil millones de mate con la gente y con todo gusto. A mí la gente me hace bien y me estimula. En fin, creo que no entienden, creo que son traidores y mala gente. Un tipo que caga a un amigo es mala gente por más que vaya a misa. Sin ir más lejos, Videla iba a misa".
"Parece que tengo rencor pero no es así. Cuando hablo de traidores, me refiero a Bevilacqua, a Roberto Ércoli, y a todos esos payasos que ni vale la pena mencionar. La denominador común que tienen es que no encontrás a uno que les reconozca una acción positiva en su vida".
"Creo que Bevilacqua está asesorado por algunos personajes que nunca les vi ganar a nada. Las juntas te hacen bien o te hacen mal. A mí las juntas muchas veces me hicieron mal. El click más grande sobre Bevilacqua lo sentí cuando me abandonó en la campaña", puntualizó.
"Yo discutí con Bevilacqua cuestiones relacionadas a temas éticos que le llamaron la atención al periodismo y no sólo a mí. Me molestan mucho los tipos que son miopes en el sentido de que, si a mí se me vuelca la yerba, me hacen un sumario pero cuando a alguien le dan una adjudicación directa por 20 millones de pesos, hizo la factura 0001 y cuando lo denunciaron, dejó de facturar. Ahí no pasó nada".
"Cuando Bevilacqua lo echó a Rafael Morini, yo le dije 'Mirá, el Intendente sos vos, no sé si es para echarlo'. Objetivamente, Morini no estaba en el lugar del hecho sino que estaba conmigo y con Bevilacqua en Buenos Aires. No sabía que estaban violando la cola, no sabía que estaban cargando el camión porque estábamos haciendo gestiones los 3 juntos. Bevilacqua me respondió que su determinación era que el gobierno fuera durísimo en estas cosas. Está perfecto eso, lo de la carne fue una decision política como para decir 'Acá estoy yo'".
En los estudios de Radio Palihue, el director del Banco Provincia agregó que "ahora bien, después la visión de Bevilacqua, en materia de dureza, empezó a tener matices en función de amigos y conocidos. Las personas más cercanas a él podían darse el lujo de hacer cualquier cosa. Por ejemplo, lo del aeropuerto que denunció Manuel Mendoza. Ahí Bevilacqua no hizo ni pre-sumario ni hizo una consulta al Tribunal de Cuentas. Había muchos millones de pesos en juego y yo diría que fue un flagrante delito".
"Lamentablemente en Bahía Blanca no hay fiscales que actúen de oficio. Otro caso es el de las bicicletas del señor García Mayor. Este señor fue a vender parquímetros en nombre de la SAPEM a Tierra del Fuego y para mí estuvo en el límite del delito. Bevilacqua le pegó un reto a Saschrgorodsky y pidió que a García Mayor no se lo toque".
"Yo no podía seguir en un gobierno donde hay sospechas de corrupción y en donde todos los días aparece una nueva. La verdad es que no sé si se separar a Bevilacqua de todo esto o no, esa es la gran duda que tenemos pero me pregunto por qué es tan duro con unos y tan blandito con otros. Con Saschrgorodsky se puso como una araña peluda cuando Adrián fue a informarle que había que hacerle una denuncia penal a García Mayor. ¿Qué hacía este señor vendiendo parquímetros en el sur?'.
"Bevilacqua tiene su carácter e impone sus cosas. Lo dije y lo sigo sosteniendo. Es más, hace tiempo dije que para mí es más difícil penetrar una decisión de Bevilacqua que de Breitenstein. Ambos son dos personas de enorme carácter. Breitenstein lo exteriorizaba gritando, pateando sillas, enojándose y poniéndose colorado. En cambio, Bevilacqua lo hace en un tono de mayor tranquilidad".
"Yo no tenía que penetrar sus decisiones pero por qué estar y sentirme vedado de opinar si tengo 30 años de experiencia pública y soy del mismo equipo y partido político?'.
Larraburu agregó que "yo creo que Bevilacqua lo que quería es tener a un pichi que fuera como candidato a intendente así como ahora lo quiere a Bécares, para seguir guardado y esperando el 27 ser electo Diputado Nacional y, a partir de ese momento tal como lo dice la Constitución, uno tiene fueros desde el día en que es electo y después, que pase lo que pase".
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