El partido Justicialista y la UCR fueron los grandes perdedores en las elecciones legislativas celebradas en Tierra del Fuego. Al centenario partido le queda el consuelo de no haber tomado en serio la elección, no por parte de sus candidatos sino por los representantes que el radicalismo tiene en los dos Municipios más importantes de la provincia, sin embargo el Justicialismo a tocado fondo por su propia impericia y una conducción partidaria que está agotada.
En la UCR se puede argumentar, en defensa de los candidatos, que jugaron sus chances con enorme esfuerzo personal; sin acompañamiento, en la más absoluta soledad y con la indiferencia de sus correligionarios por lo que la derrota tiene nombre y apellido y es justamente el de el candidato a senador Javier Dafonseca que encabezó su propia cruzada para tratar de llegar al Congreso.
Los principales dirigentes de la UCR, sin embargo, prefirieron evitar el costo que implicaba una derrota con el FPV en tanto que los Intendentes prefirieron no arriesgar la relación con el Gobierno nacional oponiéndose a los candidatos del modelo kirchnerista.
La escasa vocación por defender las banderas partidarias y la especulación política para evitar una confrontación con el Gobierno nacional que pudiera entorpecer la gestión de Gobierno fueron motivo suficiente para que los principales dirigentes tomaran distancia de la contienda electoral. A esto se suma la poca adhesión que el candidato de la UCR despertaba en el electorado.
La agonía peronista
La enfermedad que sufre el partido justicialista fueguino no es terminal ni provocará su deceso sin embargo está en terapia intensiva y los responsables de suministrar el remedio se lo están guardando esperando que un milagro les devuelva el espacio de poder que siempre ostentaron.
La situación del partido Justicialista exige una renovación profunda, un sinceramiento de la dirigencia e incluso renuncias que le permita al partido recuperar la credibilidad; asumir el protagonismo, formar parte de las discusión sobre los grandes temas de la provincia, el futuro y el rol que el Justicialismo debe jugar en esta instancia.
La época feudal está llegando a su fin y muchos dirigentes deberán entender que los afiliados y el electorado ya no los acompañará y que ha sonado la hora de la renovación y la reconstrucción, de lo contrario, cada día sonarán más razonables las palabras de Rosana Bertone “EL PERONISMO ES UN SELLO DE GOMA”.
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