El ministro de Economía avanza y se autonomiza, la vice se repliega y presiona; Alberto Fernández empieza a procesar el adiós. En crisis permanente, el oficialismo vive en estado de caos. Ensayos para definir un plan, la disputa por las PASO y la tesis de un peronismo competitivo. El efecto Milei y los chispazos en JxC. Encuestas reservadas.
Por Pablo Ibáñez
Sergio Massa estuvo a punto de treparse a un avión y volar con lo puesto rumbo a Francia. La medianoche del jueves le llegó un dato encriptado sobre el entendimiento alcanzado con el Club de París y el ministro se tentó con viajar contra reloj a Europa para firmar in situ el acuerdo con ese organismo multilateral.
Un rato más tarde desistió del viaje relámpago y mandó a montar una puesta virtual donde lució, obsesivo en los detalles, una lapicera en su mano, un símbolo de poder y de ejecución que su equipo sintetizó en la foto que difundió para informar la novedad. En el expediente Club de París, Massa aplicó el método de ser –o aparecer cómo– dueño absoluto del anuncio, dinámica que repite cada vez que hay una buena noticia para dar.
La suba del mínimo no imponible de Ganancias, la aprobación del presupuesto en Diputados -con 180 votos, más que los que tuvo en su mejor momento Mauricio Macri-, los bonos y, entre otros, el acuerdo con el Club de París, las informó Massa sin participación de Alberto Fernández. El presidente estuvo al tanto del proceso, pero toda la negociación la hizo el ministro a través de Marco Lavagna y Leo Madcur, sus delegados en Francia, con el seguimiento de Gabriel Rubinstein.
A 88 días de asumir en Economía, Massa logró derramar algunas certezas al ecosistema del FdT, el territorio de la interna infinita. La certidumbre ofrece una dosis de estabilidad. Y se expresa en datos sugestivos: un sondeo de Zuban-Córdoba registró que desde la jura de Massa empezó un leve repunte en la calificación del Gobierno pero esa mejora no se registra en la imagen de Alberto Fernández. Sencillo: la mirada de la gestión mejora pero Alberto sigue en caída.
Un estudio de la Universidad Di Tella, que realiza la consultora Poliarquía y mide la Confianza en el Gobierno, confirma esa perspectiva y registra una mejora de casi 5% en el indicador. Como el movimiento coincide con el deterioro del Presidente, la explicación de esa mejoría, todavía leve y volátil, es Massa. Porque el ministro es lo único diferente en el último tiempo al margen de la ferocidad de la interna de Juntos.
Peronismo competitivo
Ese desenganche figura también en las encuestas que llegan a Casa Rosada, vía el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, y que son el insumo sobre el que se cocina el plan para que Fernández haga un renunciamiento en favor de Massa como candidato presidencial para el 2023. Ese informe, que elabora Aresco, aporta un dato disruptivo para el clima que reina en el micromundo de la política y los analistas. Un brief que Federico Aurelio desplegó ante funcionarios congela, con la captura de pantalla del aquí y ahora un cuadro donde Fernández está fuera de carrera; el Gobierno es sinónimo de decepción pero la elección del año próximo todavía está abierta para el peronismo. “Alberto no es todo el peronismo”, incomodó, con una verdad obvia, el consultor a sus interlocutores albertistas.
Un escenario parecido registró un sondeo nacional que pidió Federico Di Benedetto, el Marcos Peña de Horacio Rodríguez Larreta, según el cual JxC obtiene el 35,1% de los votos, el FdT el 32,2 y Milei 19,1. Conviene tomar algunas precauciones. No está claro si los números que despliega el campañista larretista son una guía o son una justificación de la táctica que le hace ejecutar al jefe de Gobierno. Es decir: si son la base para marcar hacia donde ir, o el instrumento para ratificar que es el rumbo es el indicado.
¿Por qué la encuesta de Di Benedetto, que además de contratar mediciones tiene un equipo propio que las realiza, y la de Aresco, tienen tanta diferencia con la que difunden otros consultores que dan un panorama de paliza a favor de JxC? La explicación sería el modo de obtención de datos: no son encuestas virtuales, que en general impactan sobre sectores muy politizados. Zubán-Córdoba hizo una encuesta sobre las encuestas y se topó con un indicador muy llamativo: casi la mitad de los consultados dijo que participó de alguna encuesta. Podría decirse que a través de un sondeo virtual certificó que las encuestas virtuales son muy sesgadas. El algoritmo juega y las empresas que venden “encuestados” ofrecen a aquellos que están interesados en responder. El efecto adicional es que generan un clima que si luego no se verifica en la realidad, anima teorías de fraudes y trampas.
Las mediciones presenciales reflejan, por otro lado, que a Macri y Bullrich pierden peso y adherentes a medidas que se alejan del AMBA. El larretismo festeja ese dato pero luego reacciona de otro modo: un integrante de la mesa chica de Larreta llamó por teléfono a un intendente del interior bonaerense que participó de un acto con Bullrich y le advirtió, sin una pizca de amabilidad, que gastaría los millones que sean necesarios para “armarle” un candidato enfrente.
Efecto Milei
Aurelio afirma que el peronismo tiene chances para el 2023 a partir de anudar tres elementos: la estabilidad que se recuperó en las últimas semanas, el piso histórico del PJ que ubica en 30% y la dispersión opositora que hace que el malestar con el oficialismo no tenga un solo espacio tributario. Es lo que explica, o refleja, que Javier Milei se mantenga, desde hace meses, en los 20 puntos.
Gustavo Córdoba arrima, sobre el libertario, un dato interesante: midió doce pueblos y pequeñas ciudades del interior del país, y se encontró con que en la mitad, la figura más votada es el economista. Traducción: Milei dejó de ser un fenómeno urbano. “La política tradicional le hace la campaña a Milei”, dice el consultor y menciona, como ejemplo, el episodio de la senadora de JxC Carolina Losada que luego de cuestionar los beneficios de la política, nombró a su hermana en el Senado con un sueldo de medio millón de pesos.
Aurelio, en su informe, agrega un elemento que podrían abrazar Fernández y Máximo Kirchner como argumento para defender que se mantengan las PASO. El estudio de Aresco refleja que Milei no perdería votos entre la primaria y la general, sino que por el contrario podría beneficiarse del corrimiento de votos a su favor. Un derrotero probable es que votantes duros de Bullrich, ante un eventual triunfo de Horacio Rodríguez Larreta en la interna del PRO, podrían migrar a Milei.
Primarias
El tironeo por las PASO, otro capítulo de internismo en le FdT, derrama lluvia ácida sobre el oficialismo que discute, en público, cuestiones de casta -según la jerga de Milei- cuando la agenda pública está repleta de urgencias y en ninguna de ellas aparece lo electoral. No estaba, tampoco, cuando JxC empujó y logró aprobar en Diputados, la instauración del sistema de boleta única de papel. El proyecto que se presentó la semana pasada, con la firma de diputados de Río Negro y Misiones, expresa la voluntad de los gobernadores y respeta el planteo de Massa, quien un mes atrás les pidió que no avancen con la discusión legislativa hasta que se apruebe el presupuesto.
La confusión general en el FdT, que se amplifica con la falta de comunicación, puso el foco en el Consejo del PJ nacional desde donde meses atrás se habló de armar una Comisión de Acción Política (CAP) donde se discutan temas de estrategia política y electoral que no se hablan en la mesa del FdT porque esa mesa no existe. Se agotan, en paralelo, los posibles puentes entre los Fernández entre otros motivos porque el primer anillo albertista cada vez tiene menos habitantes: la salida del subsecretario de Medios, Marcelo Martín, y el repliegue de Vilma Ibarra, que limitó su rol a cuestiones de gestión y dejó de intervenir en las discusiones políticas, lo reflejan.
La pelea pública no ahorra picardías: “Wado” De Pedro dijo que la mayoría del FdT quiere eliminar las PASO y que dependía del Presidente, y al rato este dijo que eso era una decisión que debía pasar por el Congreso. El ministro no lo dijo pero dio a entender que quiere eliminar las primarias, una postura diferente a la que deja trascender Cristina. Parece un gesto a los gobernadores, un juego de seducción -otro más- al sistema del PJ territorial, pieza clave en la construcción que De Pedro hace de una eventual candidatura nacional que tuvo como vocero a Máximo Kirchner.
Amigos son los amigos y ahora que viene el mundial…goles son amores ⚽️⚽️⚽️ pic.twitter.com/QF9ci8APsh
— La Remisería de la Rosada (@la_remiseria) October 29, 2022
Ese tuit
Silenciosa pero activa, Cristina Kirchner volvió a hablar por Twitter, con un mensaje que podría registrarse en la bitácora del FdT como el día que la vice dejó de formar parte del Gobierno. La otredad de Cristina al cuestionar el aumento de las prepagas aporta una versión inédita de la vice: la ubica en el rol de comentarista que cuestionó al gobierno que ella construyó, pero sin objetar a las empresas del sector. Como si el problema fuese solo el Ejecutivo y no las demandas de las prepagas.
Esa decisión partió del ministerio de Salud, luego de un análisis de costos en la Superintendencia de Salud, y la validaron Juan Manzur y Fernández. El reproche tuitero de Cristina generó sorpresa porque, dicen en el Gobierno y en el sector de la salud, la vice no podía no saber que el 113% que cuestiona involucra un incremento postergado en 2021 del 9%. Tecnicismos: ¿quién habla de matemática cuando lo que se discute es la política?
En el Senado, deslizan que el tuit de la vice fue una reacción impulsiva y bastante llana, con el único objetivo de desmarcarse de una medida antipática. Esos supuestos impulsos inquietan a Massa que vive con la incertidumbre de que, de un momento a otro, puede haber un reproche público y terminarse el veranito de respaldo K que coincide con el respaldo del “círculo rojo”.
La configuración del FdT como una alianza de tres se expresa, por momentos, como tres gobiernos diferentes. En las últimas semanas, aparecieron disputas entre Fernández y Massa sobre espacios de gestión. El Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento fue uno de ellos. El director era Enrique Cresto, que se volvió a la intendencia de Concordía para disputar la gobernación en Entre Ríos, y que había sido convocado por Massa. Lo reemplazaría Mayda Cresto, su hermana ex diputada, pero la designación nunca salió y el lugar quedó en manos de Néstor Álvarez, un intendente bonaerense ligado a Gabriel Katopodis.
En la Superintendente de Seguro de la Nación, Massa quiso ubicar al vice, Miguel Ángel Priolo, para que ponga un ojo en el esquema de reaseguros en el exterior de las compañías locales que es una ventanilla de salida de dólares, según un análisis que le arrimó al ministro el secretario de Finanzas Eduardo Setti.
Vía Brasil
Parte de la suerte del FdT se juega hoy en Brasil. Cada uno construye su propio relato. El cristinismo se abraza a la tesis de que si Lula logra volver, también podría hacerlo la vice. Alberto arma el escenario de que la caída de Bolsonaro, además de un cambio en el clima regional, puede repercutir bien en el país y mejorar su propia performance. Massa entrevé que un Lula de tercer mandato sería más moderado y centrista, más de acuerdo con su perfil que con la mirada nostálgica de otros sectores del FdT. La coincidencia: el daño que sería un eventual triunfo de Jair Bolsonaro.
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