Tiene como objetivo trabajar en la visibilización, prevención, investigación, asesoramiento y erradicación de todas las formas de hostigamiento hacia las mujeres en cada uno de los ámbitos en los cuales desarrollan su vida.
El Observatorio Contra el Acoso (OCA) es un complemento de la ley que sancionó la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre del año pasado que prevé como penas a quienes hostiguen a mujeres cursos de capacitación en violencia de género o una multa económica de 1.000 pesos.
El martes se dio, desde la sanción de la norma, el primer caso de mediación judicial por la denuncia que hizo Lucía Cabrera (25) a un taxista que la siguió dos cuadras y la acosó verbalmente con propuestas sexuales.
La Justicia resolvió que el taxista haga un curso formativo sobre violencia de género. En declaraciones a la prensa, Lucía afirmó que concientizar es más efectivo que la multa económica. “Lo único que quiero es que esto deje de pasar”, agregó.
La ley fue una iniciativa de los legisladores porteños de la oposición Pablo Ferreyra y Gabriel Fuks y tuvo el visto bueno de todos los bloques salvo el del Frente de Izquierda porque considera que el punitivismo no resuelve el problema de fondo.
Desde el OCA afirman que la iniciativa busca “generar el cambio cultural a través de esta herramienta y poder recopilar información concreta de diferentes formas de acoso” para poder tener estadísticas confiables de la problemática que padecen el 100% de las mujeres.
Además de autor de la norma, Pablo Ferreyra es el presidente del Obervatorio y, en diálogo con Télam, explicó que sancionada la ley contra el acoso en la Ciudad vieron “que podía tener problemas de aplicación en cuanto a la capacitación de funcionarios policiales o funcionarios del Ministerio de Seguridad o de diferentes ministerios” y desde el OCA buscan colaboran en estas cuestiones, entre otras.
“Uno está medio ciego porque no tenés datos demasiado concretos y en función de estos puntos ciegos que tenemos, de una ley que no sabemos cómo se va aplicar, de la necesidad de dar una batalla cultural sobre el acoso, lanzamos el observatorio”, cuenta sobre las motivaciones del proyecto.
El Observatorio va a trabajar dividido en áreas: una de Estudios e Investigación que recopila estadísticas sobre el acoso que sufren las mujeres en los ámbitos de la vida cotidiana donde se desarrollan, otra de Gestión, Proyectos y Capacitación para colaborar en el desarrollo de políticas públicas; y, por último, Intervención Socio Jurídica donde habrá profesionales encargados de acompañar a las víctimas en todo el proceso judicial.
El equipo de trabajo está conformado también por Daniela Poblete Ibañez, Yamila Cirigliano, Aldana Martino, Matías Busso y Natalia D´Alessandro.
¿El observatorio va a tener una mirada de la Ciudad de Buenos Aires o de todo el paìs?
Queremos que el observatorio tenga alcance nacional. Por supuesto depende de cómo lo constituimos, de los voluntarios que tengamos comprometidos, del trabajo en las organizaciones sociales. La idea es que sea nacional y no local porque queda muy chico. Debería ser el primer observatorio de acoso a nivel nacional.
¿A nivel nacional hay algún proyecto de ley sobre el tema?
Hubo una consecuencia de la ley local que fue la sanción de otra en Tucumán por un sector del PRO. Ahí generamos un antecedente que es positivo. A nivel nacional hay que trabajar con las provincias lo que es la capacitación, consejos de políticas públicas, cuáles son las adecuadas. Es un tema que a nivel mundial está teniendo mucha repercusión pero que todavía hay un terreno muy amplio y fértil para trabajar.
Hace tres años empezamos a trabajar la ley y los propios comunicadores te decían “pero están penando el acoso”, no está mal decirle a una mujer “qué lindos ojos que tenés”. Lo banalizaron y al calor de las marchas de ni una menos, los propios comunicadores recapacitaron y vieron que no es un tema tan liviano.
¿El Ejecutivo está generando campañas de concientización como indica la ley?
Se habían planeado para los próximos meses charlas en escuelas. Iban a ir funcionarios del ministerio de Modernización y alguna de las chicas acosadas para explicar qué es el acoso y por qué hay una ley. Eso quedó frenado. Hubo una campaña muy chica en la vía pública, hicieron una página del 147 y nada más.
Siempre se la subestimó a la ley pero después por la notoriedad pública que adquirió el tema se convirtió en algo que el ejecutivo no pudo ningunear. Tenemos una ciudad con muchos recursos, sino la podemos implementar acá no lo veo posible en otros lados. El costado más importante es la prevención. La discusión cultural y el debate es lo más importante.
Ya se pasaron los 120 días para que el poder ejecutivo instruya a los funcionarios policiales, a los funcionarios del Ministerio de Seguridad de la Ciudad para poder capacitar a los policías en estas intervenciones.
¿Desde lo personal por qué decidiste encarar este proyecto?
Es una orientación que es un poco a partir del trabajo en el despacho que es un 90% femenino. Eso generó que todo el trabajo se oriente a la violencia de género y las reivindicaciones feministas. Un poco es eso y a mí me decidió ir desasnando cuestiones patriarcales que uno tiene todo el tiempo. El caso de Aixa Rizzo, que hizo un descargo en Youtube con una situación de acoso que padeció, fue a partir del cual tomamos la definición de hacer una ley contra el acoso. El contexto política hace tres años respecto a esto era muy diferente. Cuando hicimos la ley fue burla de todos los programas de radio y televisión y hoy eso cambió.
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