Khan, el alcalde de Londres, afirma que el Gobierno «debería avergonzarse» por el trato a los comunitarios que viven en Gran Bretaña
El congreso del Partido Laborista, que se está celebrando en Liverpool, ha aprobado una moción para exigir que el acuerdo que alcance el Gobierno de May con Europa para la salida de la UE sea ratificado «por el Parlamento, unas elecciones generales o un referéndum». El laborismo pide así por la boca pequeña un segundo referéndum. Lo hizo en una jornada en la que el alcalde de Londres, Sadiq Khan, agradeció a los inmigrantes comunitarios «su enorme contribución» al Reino Unido y afirmó que «el Gobierno debería avergonzarse» del trato que han recibido tras el triunfo del Brexit, con numerosas escenas de acoso y un trabajador polaco asesinado a golpes por una pandilla de adolescentes en la pequeña ciudad de Harlow.
Según una de las muchas encuestas entretenidas que se han efectuado durante el congreso del Partido Laborista, que se está celebrando en Liverpool, un 40% de los asistentes creen que en realidad Jeremy Corbynprefería que en el referéndum del pasado 23 de junio ganase el Brexit. El líder laborista votó contra el Mercado Común en la consulta de 1975 y esta vez, aunque pidió formalmente el voto a favor de la permanencia, su campaña resultó muy displicente.
Su rival por el liderazgo laborista, Owen Smith, al que vapuleó el pasado sábado con el apoyo del 62% del voto de los militantes, abogaba por un segundo referéndum. Pero Corbyn lo rechaza, con el argumento de que el pueblo británico ha hablado en las urnas y debe respetarse su opinión. El líder sí pide que se busque el mejor acuerdo posible con la UE, con acceso al mercado único a ser posible.
La nula pasión que pone Corbyn en apoyar la línea pro europea de su partido hace que apenas se ocupe del asunto. Por ello, la moción aprobada por la asamblea pidiendo un referéndum que ratifique el acuerdo al que llegue May con la UE pasó un poco de tapadillo, sin que se le prestase mucha atención. La propuesta aprobada explica que algunos simpatizantes laboristas votaron Leave «porque estaban descontentos con la UE o la política nacional», pero ahora debe preguntárseles por el acuerdo final que se alcance con la UE, manteniendo así la posibilidad de continuar en la Unión en caso de que no sea satisfactorio.
Robin Walker, el secretario de Estado del nuevo Ministerio para la Salida de la UE, cuyo titular es el eurófobo Liam Fox, replicó que «los laboristas pueden convertir el Brexit en un éxito porque no se creen que Gran Bretaña pueda prosperar fuera de la UE. Muchos de sus diputados todavía no aceptan que debemos dejar la UE».
Si Corbyn es tibio en la cuestión europea, no lo es Sadiq Khan, un moderado que en las elecciones de mayo se convirtió en alcalde de Londres y es una estrella emergente del partido. Tal vez acabe incluso convirtiéndose en el sucesor de Corbyn, pues tiene 45 años, frente los 67 del líder radical. Khan fue la figura más atentamente escuchada de la jornada del martes. En su discurso destacó que los ciudadanos de la UE «son bienvenidos al Reino Unido» y les agradeció su «enorme contribución al país» en la «sanidad pública, la construcción, las escuelas y las empresas». Afirmó que el Gobierno debería «sentirse avergonzado» por los crímenes de odio contra ese colectivo que se ha producido tras el triunfo del Leave.
Khan apoyó a Smith
En el congreso, Khan, rodeado por una nube de periodistas, confesó que llevaba meses sin hablar con Corbyn, quien en mayo se inhibió en su campaña electoral por la alcaldía. En la última liza por el poder laborista, el alcalde apoyó al socialdemócrata Owen Smith. Un poco para la galería, Khan abogó en su alocución ante la asamblea por pasar página y remarcó que «el debate del liderazgo ha quedado sellado». Cuando un periodista le preguntó si ve a Corbyn capaz de ganar las elecciones, respondió con un correcto «seguro que sí», algo que probablemente no cree.
Pero tras esas buenas formas, su discurso supuso una enmienda al corbynismo. En solo 20 minutos de alocución, Khan repitió 38 veces la palabra «poder». El eje de su mensaje es que lo importante es ganar las elecciones, porque solo estando en el poder se pueden hacer cosas por los ciudadanos. También dijo que es hora de hablar menos y ponerse ya «a andar el camino». Era difícil no interpretar sus palabras como un recado a Corbyn, cuyo hándicap precisamente radica en que nadie en el Reino Unido le ve madera de primer ministro.
Mientras tanto, el laborismo muestra en pequeños gestos, o no tan pequeños, que su herida puede haberse cerrado en falso en este congreso. Una prueba es que Momentum, la plataforma radical nacida para apoyar a Corbyn, ha celebrado una suerte de mini congreso paralelo, con actos propios, algo que ha sentado mal a los moderados.
Como en el PSOE
En el fondo, un poco como ocurre en el PSOE, late una lucha ideológica: Momentum y muchos corbynistas creen que el viejo Partido Laborista debe pasar a ser una especie de movimiento de protesta, a lo Occupy Wall Street; mientras que los moderados y la mayoría de los diputados sostienen que hay que mantenerse en la socialdemocracia y en una cierta centralidad.
El problema es que probablemente los votantes dan la razón a los moderados, pero los afiliados se la dan a Corbyn. La democracia interna puede llevar al final a un larguísimo alejamiento del poder para el Partido Laborista, que en la democracia grande, la del conjunto del país, no cala con su nuevo mensaje extremista, de más intervencionismo, más deuda y más impuestos, a cambio de más ayudas sociales.
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