Durante años, la marca superaba en ventas a la bebida más famosa del mundo.
“Más cartagenero que la Kola Román” es una frase popular que resume el impacto de la gaseosa creada por la familia Román.
Allí nació la gaseosa que por años le haría competencia a la marca más grande del mundo: Coca-Cola. Su popularidad era tal que se dice que por cada 7 kolas se vendía solo una Coca-Cola.
“Desde que nacíamos era lo primero que veíamos. Daba para hacer todo. El plátano en tentación, los bolis, las paletas, antes de la fábrica de leche pasteurizada se le ponía kola a la leche para que a los niños les gustara”, cuenta Jorge Dávila-Pestana, historiador y vicepresidente de la academia de Cartagena.
El nacimiento de la Kola Román
Así se veía la primera botella de Kola Román.
Don Manuel Román y Picón, nacido en España, cruzó el Atlántico en 1834 y tras sobrevivir a un naufragio se quedó en la Heroica.
De una familia dedicada a la farmacéutica, Román y Picón fundó el 12 de enero de 1835, el primer establecimiento de producción farmacéutica en Colombia, laboratorio que funcionaría inicialmente con el nombre de Botica Román, al que posteriormente se sumaría el Laboratorio Román.
Don Manuel Román y Picón se casó con doña Rafaela Polanco y con ella tuvo 12 hijos. La mitad continuaron con el legado de la farmacia y con la iniciativa de elaborar productos que estuvieran al alcance de los sectores populares de la población, como señala Maryelis Rivero Seña, historiadora e investigadora integrante de la fundación Cicaribe centro de investigación del Caribe.
Otra figura importante en la genealogía Román es Soledad Román, quien fue esposa del cuatro veces presidente de Colombia, Rafael Núñez. Esta unión les representó varios reconocimientos por su innovación empresarial y prebendas que el mandatario les entregaba.
Familia Román celebra un evento social. En la foto los acompaña uno de sus trabajadores.
Pero ¿qué tienen que ver las gaseosas con la farmacia? Henrique Román Becerra, tataranieto de don Manuel, comenta que Henrique L. Carlos y Antonio, hijos del patriarca Román y Picón, se asociaron y en 1883 compraron una máquina de gaseosas en Inglaterra.
Cuando la sociedad se disolvió, Carlos Román Polanco se quedó con las máquinas de gaseosas en las que se desarrolló la receta de la Kola Román.
“En ese momento dominaba la Kola Walter, que era más dulce y el público la prefería, entonces los Román cambiaron su fórmula. En 1929 Henrique Pío Román y Luis Carrillo, un químico empírico, empezaron a trabajar en el sabor y en 1934 lanzaron la Kola Román”, asegura Román Becerra, vocero de la marca Kola Román concesionada a Coca-Cola Femsa.
De ahí en adelante la cola de un rojo brillante y dulce sabor se convirtió casi que un patrimonio para los cartageneros.
José Soto lleva 33 años laborando en la empresa. En el centro histórico de Cartagena, donde quedaba el laboratorio conservan registros de la historia.
“Yo recuerdo que cuando era niño pasaba una carreta con las cajas de Kola Román por Bocagrande y así las comprábamos”, dice Davila.
Pero el panorama cambió para los Román al enfrentarse a un competidor como Coca- Cola.
En 1970 se hizo una fusión con la embotelladora de Coca- Cola en Colombia, pues la empresa familiar solo contaba con una planta en Cartagena y un embotellador que había montado su planta en Montería.
La embotelladora de Barranquilla y Cartagena se fusionan y empieza Industrias Román.
“La familia solo tenían el 33 % Industria Nacional de gaseosas, el 54 %. Román vendía más que Coca-Cola", menciona el tataranieto de Don Manuel Román y Picón.
En 1982 se firmó un contrato de licencia de uso de la marca por parte de Coca-Cola Femsa, con una duración de 15 años. Su condición fue que debía mantenerse el nombre y el apellido Román en la etiqueta.
“Hoy la fórmula es la misma, pero se le ha bajado un poco el azúcar porque ahora con el impuesto hay un tope. También hay Kola Román cero, pero la clásica es la favorita”, dice Román.
Las claves del éxito
La investigadora Rivero señala tres aspectos. Uno es sin duda el vínculo con Rafael Núñez.
“Ese cruce a través del matrimonio con Soledad le dio un viraje a su botica y se convirtió en un laboratorio moderno para la época, trayendo productos químicos alemanes”, apunta.
Lo segundo tiene que ver con que Manuel Román supo aprovechar la riqueza de la flora colombiana. Aquí también tuvo la posibilidad de compartir sus conocimientos con sus hijos y con la comunidad, que lo acogió de forma muy positiva.
“Y tercero, por supuesto pienso que fue por un producto de innovación, ellos lo hicieron y hay que darles todos los créditos. Ellos fueron premiados muchas veces en exposiciones científicas y con productos como la curarina, que se exportó a muchos países. Tenían otros medicamentos y por supuesto con las gaseosas que eran varias y es de reconocer ese incentivo a crear cosas nuevas”, concluyó.
Ahora la Kola Román no puede faltar en la nevera. Era -y sigue siendo- usada con múltiples fines. Para acompañar los alimentos, como ingrediente de las preparaciones y hasta para el dolor de estómago.
Su dulce combina perfecto con los plátanos en tentación que acompañan la tradicional posta cartagenera. Es el maridaje ideal en el sancocho de tienda -que consiste en pan de sal, salcichón y Kola Román. También refresca las calurosas tardes en un boli o un raspao.
La Kola Román es dulce, colorida, energizante, una representación de la ciudad donde fue creada y creció para ser digna rival de la multinacional más famosa del planeta.
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