Después de la dura derrota en Diputados con la ley de holdouts, hubo un replanteo sobre la necesidad de mantener puentes abiertos con todos los sectores; hoy, reunión clave
Mañana del miércoles. Después de 21 horas de debate en la Cámara de Diputados, acaba de terminar la sesión por el acuerdo con los fondos buitre, la primera gran derrota del kirchnerismo en el Congreso. Con la paliza fresca y confirmadas las deserciones en el bloque, una diputada cercana a Cristina Kirchner sale del recinto, fuerza una sonrisa y recurre a una frase de Joan Manuel Serrat para encontrarle el costado positivo al mal momento: "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando".
Consciente de que enfrenta una encrucijada de difícil resolución, el kirchnerismo se propone en estas horas arrancar una nueva etapa. Sin poner en discusión "la conducción estratégica de Cristina Kirchner", los dirigentes más cercanos a la ex presidenta intentan reagrupar fuerzas, quebrar el aislamiento político y procurar una mayor integración con todos los espacios que hasta el año pasado formaban parte del Frente para la Victoria (FPV). "No significa que sea un camino libre de tensiones", advierte un referente en La Cámpora, en el tercer piso del palacio legislativo, nueva sede del cristinismo.
Para dar cumplimiento al primero de esos objetivos, los sectores que siguen respondiendo a la jefatura de Cristina Kirchner participarán hoy, en Villa Domínico, del Encuentro Preparatorio Federal. Organizado por el intendente Jorge Ferraresi (Avellaneda) y por el ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich, es la primera de una serie de reuniones que se realizarán hasta fin de año, en todo el país. La idea de los impulsores es reafirmar la identidad kirchnerista y mantener vivo al FPV como herramienta electoral frente a las elecciones de 2017.
Con la consigna "Argentina para todos. Queremos Patria", la convocatoria reunirá a agrupaciones como La Cámpora, Nuevo Encuentro y el Frente Transversal, a intendentes como Ferraresi, Capitanich (Resistencia), Patricio Mussi (Berazategui), Walter Festa (Moreno) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), a ex funcionarios como Daniel Filmus y Carlos Tomada, y a la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner. "No hay que interpretarlo como un enfrentamiento con los que no van a venir. Invitamos a todos", dijo a LA NACION uno de los organizadores. El mismo mensaje le transmitió Eduardo "Wado" De Pedro el jueves al intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, uno de los jefes comunales alejados del kirchnerismo.
Sin Cristina ni Máximo, la apertura del encuentro estará a cargo de Daniel Scioli. Todavía molestos con José Luis Gioja, al que acusan por la ruptura del bloque en Diputados, en el kirchnerismo empiezan a ver al ex gobernador de Buenos Aires como nueva prenda de unidad para el PJ. Hasta el 8 de abril, la disputa interna intercalará momentos de tensión y otros de conciliación. Será un juego de cartas siempre tirante. En La Cámpora advierten que la discusión por los fondos buitre dificulta la "unidad de concepción" en el peronismo. Pero insisten en que, pese a todo, seguirán buscando la unidad.
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"Hoy, el espacio está dividido entre un ala ideológica y otra pragmática. Lo que queremos que entiendan es que a todos nos conviene tener una postura de mayor firmeza", dijo a LA NACION un dirigente de La Cámpora, enrolado en el "ala ideológica". A la salida de la Sala de la Juventud Néstor Kirchner, donde se reunieron ayer para ultimar los detalles del encuentro de hoy, agregó: "Tarde o temprano todos nos vamos a encontrar en el mismo lugar".
En el mundillo kirchnerista, hay coincidencia en que un símbolo que marca el inicio de la nueva etapa es el discurso que dio Máximo Kirchner en Diputados, el miércoles. "Conozco a muchos integrantes de la bancada del Frente Renovador y de justicialistas. Podemos negociar mejor todos juntos", los interpeló, en tono moderado. "Fue un discurso integrador. Hasta tuvo un gesto con la UCR, porque citó a Raúl Alfonsín", evaluó uno de los dirigentes más cercanos al hijo de la ex presidenta. "Los peronistas lo conocen muy bien. Saben que no es un tirapiedras", agregó.
La nueva etapa también tendrá su capítulo en el Congreso. Se traducirá en una actitud conciliadora hacia los seis diputados del bloque del FPV que votaron con el oficialismo. De ellos, sólo dos abandonarán la bancada, por decisión propia: el cordobés Ramón Bernabey y la sanjuanina Graciela Caselles, con los que, de todas formas, el kirchnerismo intentará mantener la buena relación y el trabajo en conjunto. La tucumana Miriam Gallardo y tres misioneros, liderados por el ex gobernador Maurice Closs, seguirán en el bloque y no serán blanco de reproches públicos ni privados. Seguir achicando la bancada, son conscientes cerca de Cristina Kirchner, sólo contribuiría a profundizar el aislamiento.
Bossio, con custodia policial
El diputado Diego Bossio, integrante del Bloque Justicialista, sufrió una agresión cuando llevaba a su hija al colegio. Según pudo saber LA NACION, un hombre lo insultó y amenazó con golpearlo. Por el episodio, Bossio le solicitó una custodia al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, quien accedió al pedido. Este no fue el único incidente contra Bossio: tras romper el bloque del FPV militantes de La Cámpora publicaron su teléfono en Facebook para que lo hostiguen. Además, en el congreso partidario de Obras Sanitarias tuvo que abandonar el acto por sufrir insultos de La Cámpora.
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