Quedaron en igualdad de votos y en noviembre sumarán uno más, como mínimo. ¿Pelea con Massa o paso de baile de Martínez?
Por Mauricio Cantando
"Vinieron por todo y salimos empatados", repetían este miércoles legisladores oficialistas que habían seguido de cerca la disputa por los cargos en el Consejo de la Magistratura, que terminó con un final inesperado y tendrá otra pelea feroz en noviembre.
Es que no es fácil comprender como Juntos por el Cambio militó para que el organismo encargado de seleccionar y remover jueces volviera a su conformación de 1997 y, después de conseguirlo, el reparto de lugares no lo favoreciera como esperaban.
Se explica en la maniobra de Cristina Kirchner de dividir el peronismo del Senado, pero también en el complejo juego de ajedrez que habilitó el fallo de la Corte que apuró los tiempos del Congreso para sancionar una ley nueva o volver a la que rigió hace más de dos décadas, cuando la dinámica política era diferente.
Ahora en el oficialismo se entusiasman con acercarse a una mayoría en el Consejo o al menos tener capacidad de bloquear un acuerdo opositor. No es poco, en el último año de un Gobierno.
Con la confirmación del senador kirchnerista Martín Doñate y la diputada radical Roxana Reyes como consejeros, sumada a la asunción de los nuevos abogados y magistrados elegidos, el oficialismo y la oposición cuentan 9 votos cada uno.
Los restantes son el presidente de la Corte Horacio Rosatti, que encabezará y podrá desempatar; y la diputada Graciela Camaño, que suele votar con el Gobierno.
Pero en noviembre habrá que barajar y dar de nuevo y, con la ley vigente, por ser el bloque más grande el Frente de Todos pedirá el lugar de Camaño y al menos sumará otro voto. Con esos números, podrá impedir temas en los plenarios y paralizar las principales comisiones, que se encargan de seleccionar jueces o evaluar sus conductas.
En Juntos aceptan ese escenario, porque la ley de 1997, a diferencia de la de 2006, habla de representantes de bloques y no de mayorías y minorías. De esta manera, entienden, no se podría juntar firmas entre distintas fuerzas para prevalecer. Entonces si nada cambia de los 4 consejeros de Diputados 2 serían oficialistas, 1 de UCR y 1 del PRO.
El Frente de Todos ganaría uno y si se atreviera a dividir el bloque como ocurrió en el Senado podría jugar a quedarse con el de la segunda minoría, como se denomina a la tercera fuerza en volumen. Sólo por ahora, no es una opción.
¿Martínez estaba realmente enojado con Massa o con su reclamo allanó el camino para la pelea de noviembre? Era la duda que sobrevolaba entre los opositores que lo escuchaban desconocer una resolución del presidente de la Cámara, con quien había pasado la tarde del martes.
Por la noche de ese día, el santafesino envió una nota para pedirle a Massa que no nombrara a Reyes y se mostró sorprendido cuando supo que no lo había tenido en cuenta. Martínez no es un improvisado: fue asesor de Agustín Rossi en sus 8 años de jefe de bloque. Conoce los tiempos y los trucos de las negociaciones parlamentarias como pocos.
"Él cumple su rol, pero Massa y Cristina hicieron la presentación de Reyes y Doñate ante la Corte en forma conjunta. No pudo no estar coordinado", señaló a LPO un avezado miembro del oficialismo.
"En noviembre se elegirán los 8 legisladores de la Magistratura. El oficialismo aspira a retener 3 de los 4 senadores y al menos obtendrá 2 de los 4 diputados, uno más que ahora. Con esos números podría tener la mitad de los consejeros."
De todos modos, fue curioso que Martínez negara conocer la resolución de Massa con la que nombró a la santacruceña y anunciara un estudio minucioso para impugnarla.
Esta semana, voceros oficialistas anunciaron que se abrirán las comisiones de peticiones en Diputados y de Asuntos Constitucionales del Senado para recibir cualquier reclamo sobre la interpretación de la nueva ley de la Magistratura. El de Martínez sería uno.
Si los debates se demoran unos meses, la discusión chocará con la definición de los ocho consejeros que habrá que retomar, justo en la previa del mundial de fútbol. Para no llegar sin definiciones, Martínez pedirá una nueva ley que deje claro cómo se eligen los representantes. No será fácil alcanzar un acuerdo.
Juntos tenía preparada una presentación ante la Corte contra Cristina y Massa para pedir la ejecución de la sentencia, pero cuando supieron que Reyes había sido nombrada sólo dejaron la que apunta contra la vicepresidenta.
La maniobra de Cristina en el Senado comprobó que alcanza con un trámite administrativo para dibujar un recinto favorable a un oficialismo, porque quienes reciben las notas de conformación de bancadas y las certifican son las autoridades políticas de cada cámara.
Si la oposición quisiera intentar una jugada similar, dividiendo los bloques o uniéndonos para ser mayoría, el oficialismo la podría contrarrestar de inmediato. Es cuestión de hacer números y activar expedientes electrónicos. Esas son las reglas de juego.
Este martes, el secretario legislativo del Senado Marcelo Fuentes, mano derecha de Cristina, envió una nota a la Corte para confirmar que el bloque Unidad Ciudadana es la tercera minoría. En noviembre, cuando se vuelvan a elegir los cargos, remitirá una similar.
Lo mismo podría hacer su par de Diputados Eduardo Cegnul, pero por ahora Massa y Martínez no quieren. Dicen que temen que Juntos reúna una mayoría de 129 para impugnarlos, se queden sin nada y no vuelvan a aprobar una ley. O tal vez no es el momento de jugar tan fuerte.
En el Senado no todos los oficialistas conocían de la maniobra, pero no tardaron en comprenderla. La nota, formalmente figura presentada el lunes temprano, porque entienden que debía ser validada antes que la Corte impugnara el fallo del juez de Paraná que le había pedido al Congreso no nombrar consejeros.
En Juntos por el Cambio argumentan que el plazo para dividir los bloques se cumplía el viernes, porque es el que había dado la Corte para poner en marcha el nuevo Consejo. Le pedirán a la Corte que así lo entiende y no le tome juramento a Doñate.
El formoseño José Mayans, que será jefe del bloque de los gobernados (Frente Nacional y Popular) y del interbloque, iba a anunciar la participación acordada el jueves a las 10, pero definieron filtrarlo en las redes a partir de la primicia de LPO.
Las nóminas las habían terminado de detallar Mayans y Cristina, quienes en noviembre evitaron una ruptura del bloque que entonces promovían algunos gobernadores como Gustavo Bordet, de Entre Ríos. Ya no será una amenaza necesaria, porque la anticiparon y la hicieron funcional a un interés inmediato.
El único tironeo fue el del correntino Carlos Espínola, quien no quería irse a Unidad Ciudadana, que era el lugar más cómodo para los que no gobiernan provincias. Se reencontró con Cristina en 2019, pero sigue con recelos a La Cámpora.
Sí aceptó estar ahí el salteño Sergio Leavy, mientras que la chaqueña Maria Pilatti Vergara, cercana a la vice, se fue con los gobernadores para no desautorizar a Jorge Capitanich. El jujeño Guillermo Snopek estará en Unidad Ciudadana para confrontar con Gerardo Morales.
El bloque de los gobernadores tendrá una agenda propia de temas referidos a los territorios, como la del norte grande. "Nos dividiremos por temas, pero después funcionaremos con unidad", aseguraban.
De todos modos, el bloque Unidad Ciudadana será un refugio para Cristina si en 2024 quiere ser senadora por Buenos Aires. Pero esa es una historia lejana. Esta semana, la pelea fue la Magistratura.
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