A un mes del cierre de listas para las PASO (previsto para el 20 de junio), los sectores kirchneristas que no integran la gestión municipal se preparan para la discusión final en torno a la conformación de una lista de unidad para enfrentar a Pablo Bruera.
Comparten desde hace pocas semanas algunos gestos públicos (en especial luego del desalojo en Abasto), y se muestran juntos en diversos escenarios políticos. Como todo el kirchnerismo, dicen que “el candidato es el proyecto”, pero son tres para un sólo lugar, trashumantes de distintas extracciones, y referentes de sectores que recorrieron caminos divergentes. Hasta ahora.
Es tradición del kirchnerismo hacer de la rosca preelectoral un secreto de Estado. En 2011 las boletas del FpV se poblaron de apellidos desconocidos que ni siquiera podían encontrarse en Google, algunos de ellos sin experiencia política, ni mérito reconocible. Bastaban otras credenciales: ser amigo del amigo de un primo de un conocido que una vez se granjeó la confianza de algún portador de alguna lapicera que escribiera lo que sonara desde algún teléfono celular.
Ahora hay tres candidaturas que deben forzosamente encontrar una síntesis: la del senador provincial Emilio López Muntaner (“Taka”), la de la decana de la Facultad de Periodismo y concejal Florencia Saintout, y la de la articuladora del Centro de Referencia local del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Ana Herrán de Castagneto.
Este kirchnerismo versión La Plata 2015 tiene, como casi todos los espacios políticos, un discurso ordenador para sentarse a repartir los espacios en la boleta que se quiere contraponer a la de los Bruera: en estos tiempos de menos excedente electoral que en 2011, parece no alcanzar con espacios testimoniales, o meramente “ir en la boleta de Cristina”, máxima que funcionaba como premio consuelo para los rezagados en la lista sábana.
El primer lugar, es decir, la candidatura a intendente, es el premio por el que van todos. La cabeza de la nómina de concejales y de senadores provinciales tienen también valor, indudablemente. Sin hacer demasiado ruido, todos los sectores reconocen que el armado que se pretende cristalizar tiene un fuerte impulso desde Casa Rosada.
Proyecto Nacional (el espacio del vicegobernador Gabriel Mariotto), La Cámpora, Kolina, el Movimiento Evita y otros grupos ahora comenzarán a transitar el momento más difícil: el de la resignación, el del “noble gesto de desprendimiento en pos de los grandes objetivos superiores”. Pero el diablo suele meter la cola, y la filantropía deja su lugar a la áspera disputa electoral.
Este lunes las operaciones que anunciaban a fulanos y fulanas declinando al premio mayor (ser cabeza de la boleta ultra K) se propagaban como la gripe. Se sabe: los portales no se equivocan, las metidas de pata no se parecen a la impericia. Son operaciones, maniobras, pequeñas escaramuzas mediáticas orientadas a desgastar a los rivales. En síntesis: en todos lados cuecen habas.
INFOBLANCOSOBRENEGRO accedió a información que en las próximas horas circulará con velocidad en los medios locales. Como suele ocurrir en los emprendimientos antibrueristas, el ex intendente y actual ministro de Justicia de la Nación encabezará una cena “de la unidad” como hizo mil veces en apariciones llenas de misterio. Alak suele jugar de levantador múltiple de manos, auspiciante generoso de candidaturas que no llegan a germinar. Hace poco vivó con entusiasmo al ex precandidato Diego Bossio, ya fuera de pista. “Acá está el próximo gobernador”, había anunciado el ex jefe comunal platense.
Pareciera que Julio Alak y listas contra Bruera van siempre juntos en el mismo renglón de la política platense. En Calle 12 se regodean con ello, pese a que la figura del antecesor de Pablo Bruera siempre eriza los pelos de todos y todas en el Palacio Municipal.
La apuesta kirchnerista es lograr que una cincuentena de comensales ofrezcan una foto de unidad, y que esa imagen se traduzca en una negociación en la que resulte mayor el costo de “sacar los pies del plato” que la ganancia por aparecer a último momento junto a los jefes del PJ platense para “quebrar” el polo opositor en el peronismo local.
El 20 de junio se sabrá el final de esta novela lenta y trabajosa. En el bruerismo ansían competir, sienten que perder contra el armado K sería como hundir al Titanic. Reconocen el desgaste de la gestión, pero sienten que el espacio que los quiere enfrentar es heterogéneo y de menor anclaje territorial.
“Que vengan, los esperamos con ganas, queremos disputar los votos en la misma cancha y terminar con los mitos que sostienen algunos pequeños medios de comunicación”, confesó un destacado referente bruerista a este portal.
“Vamos a competir contra el aparato pero con mucha militancia. Esa es nuestro ancho de espadas, Bruera tiene un techo de 20 puntos, Cristina tiene imagen positiva de más del doble", dicen los unidoyorganizados .
Como advierten las tías , la cosa no es ni muy muy, ni tan tan. El antibruerismo kirchnerista lo fue mucho en el plano discursivo y casi nada en el efectivo. Acompañó los proyectos de ordenanza más importantes del Ejecutivo municipal con su voto favorable cuantas veces se lo requirió.
¿Y por qué habría de ser de otras manera? ¿No es Pablo Bruera el máximo referente del FpV, aunque no sea del paladar de los “portadores sanos”, de los “leales”, o, mejor dicho, de todos aquellos que se arrogan para sí le representación histórica del proceso kirchnerista en la Ciudad?
¿Alcanza con achacarle a Bruera el corte de boleta de las generales de 2009, cuando lo hicieron también muchísimos intendentes de la provincia?
Hace unos 20 días un concejal bruerista confesaba a un cronista de este portal: "Lo de Pablo es muy pragmático, pero eso le sirvió para que por temor a que saltara hacia el massismo, el FpV siempre se encolumnara detrás suyo. El “operativo contención” fue la espada más poderosa que le reglaron los ultra K durante los últimos 4 años de mandato". Y agregó con ironía: “Él inaugura placitas, pero los otros le hablan al vecino de la otredad del otro , del significante vacío , de la disputa por el sentido común dominante y varias cosas de las que no se sabe con qué tuco se comen”
“Nadie de los que militan todo el año mirando obsesivamente hacia la Rosada tiene la menor idea de qué pasa en el territorio, salvo los viejos, sucios y feos que acompañan a Pablo”, posteó en su cuenta de Facebook un dirigente que posa sonriente en algunos banners que decoran las esquinas platenses.
También, a la hora del balance de esta disputa solapada, no debe soslayarse que el dispositivo político que gobierna desde calle 12 tiene el tamaño mínimo. Es sorprendente la incapacidad del bruerismo de ampliar su base política. Su impronta tiene muy poco de lo nuevo, la mesa grande del PJ tiene muy pocas sillas.
“Los hermanos” se mueven como un clan, en una ciudad que , junto a los otros distritos de la Región, es el segundo padrón electoral de la Provincia. Hay un problema de escala. Y poca calidad política, más allá de la afición feroz por la acción, el compromiso con el territorio y la disciplina con la jerarquía ocasional. Eso tarde o temprano se paga.
Los tiempos cambian, no demasiado, pero cambian. No obstante, nadie se anima a afirmar que en el cierre de la lista que quiere disputarle a Bruera la hegemonía del Frente para la Victoria platense, vaya a operar una lógica muy diferente a la de anteriores negociaciones internas.
Queda hasta el 20 de junio, ya se dijo (salvo, claro está, que 23.59 del día de cierre esta nota se tenga que autodestruir por algún batacazo ocasional, o acuerdo, mejor dicho).
Poco tiempo, y una eternidad. Al fin de cuentas, pasaron varios años, concejales que nadie recordará, papeles amarillos, denuncias cajoneadas, componendas solapadas, y muuuucho humo discursivo.
El desenlace parece llegar. Todos necesitan alguna mística regeneradora, una batalla épica que hinche los corazones de mística peronista, a granel. Aunque sólo sean elecciones internas, del mismo frente, de viejos amigos, de antiguos compañeros de ruta, qué más da.
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