El Gobernador acusó al Presidente de atacar a las provincias y aseguró que quiere trabajar en la gestión con todo el arco político. La construcción de un nuevo perfil político
Por Joaquín Múgica Díaz
Tal como lo había remarcado en el inicio de su segunda gestión, Axel Kicillof mostró una faceta nueva respecto a la relación con la oposición. Sobre todo con el PRO y la UCR, que quedaron en el medio de la disputa polarizada entre el peronismo y La Libertad Avanza (LLA).
En el acto de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura Bonaerense, en un extenso discurso, buscó mostrar que tiene capacidad para forjar acuerdos con diferentes sectores opositores bajo el paraguas de la gestión. Incluso insistió en la idea de sentarse a buscar un acuerdo, en materia de seguridad, con el presidente de la Nación, Javier Milei.
El Gobernador apuntó contra el Jefe de Estado por haberle pedido la renuncia a su cargo y proponer la intervención de la provincia de Buenos Aires, debido a la escalada de casos de inseguridad, mayormente en el conurbano bonaerense. El punto de inflexión fue el asesinado de Kim Gómez, que derivó en un fuerte cruce entre el mandatario nacional y el provincial.
“Agradezco a dirigentes y fuerzas políticas que no son de nuestro espacio y repudiaron este accionar inconstitucional. Estemos unidos en defensa de la democracia. Siempre”, fue el primer guiño del Gobernador a la oposición. El radicalismo más alejado del oficialismo le mostró su apoyo explícito la semana pasada.
Con el correr de su discurso Kicillof fue dando señales aún más claras de que su voluntad es mantener un vínculo más fluido con gobernadores que son de diferentes fuerzas políticas. “Con la democracia y el federalismo no se juega”, sostuvo en el final de uno de los múltiples mensajes dedicados al Presidente.
“No es contra mí. No es un ataque personal. Es un ataque contra la provincia de Buenos Aires, la legislatura, la Constitución y el federalismo. No descarga esa furia antifederal solo contra el peronismo o esta provincia. Cualquiera puede ser víctima de sus agresiones y de sus erupciones de autoritarismo”, afirmó Kicillof. La idea que quería marcar estaba clara.
Desde que comenzó su segundo mandato el Gobernador se ha mostrado proclive a tener un vínculo más cercano con dirigentes que están por fuera del esquema de Unión por la Patria (UP). Los dos ejemplos más claros son las reuniones que mantuvo con los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut).
Con el primero, que forma parte de la UCR, firmó un convenio de asistencia recíproca en materia de seguridad, por el que el gobierno provincial le otorgó 80 patrulleros de la Policía Bonaerense, para reforzar la pelea contra el narcotráfico y las bandas criminales asentadas en Rosario. Fue a fines de marzo del año pasado, cuando Santa Fe enfrentaba una nueva escalada de violencia en las calles.
Kicillof y Pullaro durante el encuentro que mantuvieron el año pasado
Con el segundo, del PRO, se reunió Rawson para firmar un convenio de colaboración para reforzar el sistema sanitario chubutense. Kicillof le entregó quince ambulancias. Ambos pidieron mayor federalismo al Gobierno. Fue en mayo del año pasado, cuando la mayoría de los gobernadores del país estaban enfrentados a la Casa Rosada por el severo ajuste de Milei a las cuentas provinciales.
En ambos casos Kicillof saltó los límites de Buenos Aires en búsqueda de construir un perfil más aperturista. Sus detractores internos en el peronismo aseguran que solo piensa en un proyecto personal y que cada movimiento que hace tiene como fin último ser candidato a presidente.
El planteo tiene lógica. Kicillof quiere ser presidente de la Nación y en ese camino comenzó a edificar otra identidad política. Más flexible en el vínculo con sus pares y más dura en la confrontación con su único enemigo público. Si faltaba alguna señal más clara, esa llegó en una mateada que hizo en una plaza de La Plata, cuando aseguró que su voluntad es ponerse al hombro la construcción de un gran frente anti Milei.
“La agresión a la provincia, que alcanzó su expresión más absurda y peligrosa con la amenaza de intervención, forma parte de una estrategia sistemática de ataque al federalismo y a los gobiernos provinciales elegidos por su pueblo”, explicó el Gobernador, que trató de que sus palabras atraviesen los límites geográficos y lo pongan al frente de la defensa de un planteo más amplio.
Otro de los acercamientos de Kicillof a la oposición fue en la reunión con el chubutense Ignacio Torres
Para cerrar su crítica a Milei dijo que hubo “ataques a Chubut, Santa Fe, La Rioja, Formosa, Río Negro, Tierra del Fuego y La Pampa”. Y agregó: “El Presidente se olvidó de algo fundamental: él gobierna la nación, no las provincias. Los gobernadores no somos empleados de él”.
Kicillof aseguró que en sus planes está “seguir trabajando con todas las provincias, independientemente del signo político” porque “esa es nuestra manera de honrar la solidaridad, justicia social y los principios que nos unen como pueblo”. Para cerrar el tema invocó una frase del Papa Francisco: “Nadie se salva solo”.
Durante la mayor parte de su discurso Kicillof confontó con Milei. Criticó sus políticas, sus expresiones y su mirada ideológica. En uno de los tantos cuestionamientos a la figura presidencial, el Gobernador dijo que el jefe de Estado “busca desintegrar el Estado, dividirnos y desmantelarnos“. En ese marco envió una nueva señal a la oposición: ”Más allá de las diferencias entre nosotros, tenemos que defender nuestra provincia".
Además, insistió en un puñado de oportunidades sobre la necesidad de reunirse con Milei para coordinar políticas en materia de seguridad. La negativa del primer mandatario ya es explícita. En ese contexto, el Gobernador logró imponer la idea de que él, pese a la rivalidad y las profundas diferencias, quiere dialogar y el Presidente, no.
“He dado sobradas muestras de que trabajo con gobernantes de diferentes expresiones políticas contrarias a la mía”, argumentó. Después hizo dos pedidos concretos a la oposición. Que revean su posición sobre el endeudamiento y que la Legislatura defina, con rapidez, cuál será el futuro de las PASO bonaerense, luego de la eliminación a nivel nacional.
En el tramo final, Kicillof abrió la puerta al desdoblamiento de las elecciones bonaerenses. Fue claro al marcar públicamente lo que ya le había dicho a otros interlocutores en privado. Una elección concurrente es inviable. “Tenemos que encontrar la forma de garantizar una votación eficiente para los bonaerenses”, planteó.
Eso significa evitar que haya dos sistemas de votación y dos urnas en un mismo momento. La única forma de esquivar esa convergencia es desdoblar. Kicillof parece estar seguro de hacerlo. Y en sus palabras dejó en claro que la decisión llegará en un plazo muy breve.
En el kirchnerismo esperan la decisión final, aunque la mayoría de los dirigentes más cercanos a Cristina Kirchner advierten que el Gobernador ya tiene definido su accionar y lo expondrá dentro de poco. A esos mismos dirigentes les llamó la atención que en el palco donde el año pasado estaba CFK, ayer estuvieran los líderes de la CGT Héctor Daer (Sanidad) y Andrés Rodríguez (UPCN), que están enfrentados a la ex presidenta. Señales políticas potentes de una interna peronista que sigue sumando capítulos.
Comentá la nota