El gobernador bonaerense confía en que UP puede llegar al balotaje si les habla "a todos". Advierte que situaciones como la de Insaurralde no caben en su gobierno y apoya una reforma constitucional provincial.
Por: Jorgelina Naveiro
Axel Kicillof busca dar vuelta la página tras el escándalo del yate en Marbella que terminó con la renuncia de Martín Insaurralde como jefe de Gabinete y se enfoca en el sprint final de la campaña electoral para el 22 de octubre, que definirá si se queda cuatro años más en la Provincia o no. En mitad de la semana, en un parate tras la vorágine de actos y recorridas, recibió a Tiempo en su despacho de La Plata. Allí, además de los cuadros del general José de San Martín y de Juan Manuel de Rosas, hay fotos y objetos que rememoran las principales políticas kirchneristas y resumen su trayectoria política: desde los diplomas de su diputación nacional y de la Gobernación, fotos con Cristina Fernández de Kirchner de su época de ministro de Economía, con Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, avioncitos a escala de Aerolíneas Argentinas y un mini surtidor de YPF.
A dos semanas de las elecciones y tras el affaire que produjo el ostentoso viaje de su exjefe de Gabinete, el gobernador admite que las fotos le generaron «mucha bronca» pero destaca la celeridad con que resolvió la renuncia de Insaurralde. También explica que la Jefatura de Gabinete «cumplió un ciclo» y que ya estaba en sus planes futuros eliminarla en caso de ser reelecto.
Repite que no cree en las encuestas, se muestra confiado en que Unión por la Patria tiene «una oportunidad» y considera que pueden llegar al balotaje si le hablan a todos: a los que los votaron, a los que no fueron a las PASO y también a los que votaron a la oposición. «Este voto no es para manifestar bronca, ahora hay que elegir qué futuro queremos», subraya y explica los factores que, a su entender, hicieron que Milei ganara las PASO a nivel nacional pero saliera tercero en Buenos Aires.
Foto: Edgardo Gómez
-¿Qué le generaron las imágenes de su jefe de Gabinete a bordo de un yate en Marbella?
-Voy a ser completamente honesto con lo que pasó. Yo estaba en un acto en la Quinta de San Vicente con la UOM en el que estaban conmemorando los 80 años, con todas las familias ahí, di un discurso, estaba todo bonito. Me subo al auto y me muestran las fotos en las redes, o sea, que me enteré de esa manera. Y como es época electoral y siempre surgen cosas y yo estoy bastante alerta de qué cosas son, qué no, qué efecto tienen, qué impacto, si hay que hacer algo… miro eso y, obviamente, lo primero que hice fue llamar a Martín para preguntarle si era verdad. Le pregunté, primero: «¿Estás en el país?» -porque parecía que era en ese mismo momento-. «Sí», me dice. «¿Viste lo que salió? ¿Es así?». Y él me responde: «Sí, pasó». Lo primero… mucha, mucha bronca, ¿no? con una situación de ese tipo en general y en este contexto. Creo que, independientemente de lo visto y del enojo que genera en sí, no había a la vista ningún delito. El problema era, obviamente, qué respuesta le doy a un funcionario de mi gobierno que aparece en esa situación en este momento y que no podía continuar.
-¿Habló con Sergio Massa y Cristina Kirchner de la renuncia?
-Durante el día hablamos todos porque fue muy impactante. Sí, hablamos, hablé con un montón de gente. Pasando pocas horas hablé con Martín de nuevo, me dice «voy a renunciar», lo que esperaba en el marco de lo que veníamos hablando. «Perfecto, mandame, te acepto la renuncia», y se resolvió rápido para parámetros de otras situaciones. Se tenía que ir del gobierno ante esto y me parece que se resolvió especialmente rápido, a las ocho de la noche ya estaba presentada la renuncia. No es compatible esa conducta… no cabe en mi gobierno. Obviamente no voy a ponerme a contar cómo funcionamos, cómo somos, nada de eso, simplemente digo eso en este gobierno no.
Foto: Edgardo Gómez
-¿Cree que le va a restar votos a Unión por la Patria?
-Estamos en una elección bastante especial, donde ni los expertos, analistas, sociólogos o encuestadores tienen muy en claro o nadie ha podido anticipar ni siquiera cómo iban a salir las PASO. Entonces creo que hay que dar una respuesta contundente, hay que ser muy coherente con lo que uno piensa, con lo que uno es, con los parámetros que tiene. Creo que toda la cuestión que tiene que ver con el episodio, o con todas las derivaciones, con todas las conexiones, una vez apartado del gobierno, las explicaciones en cualquier ámbito las tiene que dar él. Ni siquiera hemos visto un delito en flagrancia, hemos visto una foto que muestra una situación que para mí no tiene una explicación en este gobierno, entonces listo.
-¿Insaurralde no había pedido licencia por ese viaje?
-No, yo no tenía ese viaje, no lo conocía.
-La disolución de la Jefatura de Gabinete, ¿ya estaba en carpeta para un segundo mandato?
Sí, estaba en carpeta junto con varios cambios institucionales. La Jefatura de Gabinete es una criatura que nace superpuesta a lo que fue siempre la estructura del Ejecutivo. Históricamente, siempre hubo un Ministerio de Gobierno que cumplía la función de coordinar a los demás, tiene una centralidad en el organigrama, una función para afuera de vocería y de vínculo con los municipios. En la gestión de Felipe Solá, la Jefatura tuvo idas y vueltas y durante el gobierno de (María Eugenia) Vidal quedó ya consolidada y vino a replicar la idea en Nación que no era tan tradicional en Argentina. O sea, fue una construcción y creo que ya cumplió un ciclo. En el medio de este hecho, me parece que también da una señal con respecto al ordenamiento del gobierno, que es importante.
-Además de la disolución de la Jefatura, ¿va a haber también otros cambios en el organigrama?
-Sí, hay varias cuestiones más que son organizativas, pero hay cuestiones muy gruesas que tienen que ver con lo institucional. La oposición plantea ir a una unicameral legislativa y para eso se debe impulsar una reforma de la Constitución provincial.
-¿Está de acuerdo con una reforma constitucional?
-Me parece que puede ser muy positivo discutirlo. No conozco el proyecto, sé que es unicameral, no sé cómo sería por sección electoral, cómo sería por el ordenamiento político de la Provincia. Pero creo que está piola discutirlo, que viene asociado -y que lo dije aún antes de asumir, en el libro «¿Y ahora qué?»– a la necesidad de dar una discusión del financiamiento de la política, y hablo del modelo de México, sin hacer una cuestión exhaustiva, que es que (el Estado) financia a los partidos políticos. No estoy proponiendo eso, estoy diciendo que ya que vamos a discutir la estructura legislativa, ya que vamos a discutir una ley de ministerios nueva, podría abrirse una etapa interesante de transformación institucional. Creo que es buen momento para dar una discusión un poco más franca, menos coyuntural y más relevante en términos de futuro. Creo que puede ser una buena oportunidad, más porque la oposición dice vamos a reformar este aspecto de la Constitución que es central, porque además también hay otro tema de representación de los territorios que se desacomodaron. Como pasa a nivel nacional, que a la Provincia después del censo, le tocarían muchos más diputados y no los tiene, por proporcionalidad al interior de la Provincia también hay una redistribución por secciones (electorales) que habría que por lo menos charlar. Por eso no quiero asustar a nadie, lo que digo es hacer una agenda, discutir estas cosas, porque la Constitución tiene también toda otra cuestión, que es la del ordenamiento administrativo, los organismos de control. Nosotros presentamos una ley de Transparencia y Ética Pública, que la Provincia no tiene y muchas provincias sí, y está durmiendo en una comisión que maneja la oposición. Nunca la trataron. Y después está la estructura administrativa del Estado, los organismos de la Constitución, que son modelos que yo creo que habría que discutir.
Foto: Edgardo Gómez
–¿A qué atribuye que Javier Milei haya salido tercero en Buenos Aires y no haya ganado, como sí ocurrió en otras provincias gobernadas por el peronismo?
-Evaluar los efectos de determinado hecho sobre el votante es complejo. No soy ni sociólogo ni politólogo, pero creo que hay una valoración, porque la veo y percibo, de políticas que se llevaron adelante, llamémoslo la gestión. En educación se inauguraron 201 escuelas, se hicieron 6000 obras, se hizo una inversión que no tiene mucho precedente, se mejoraron las condiciones de trabajo de los maestros, se valoró la educación pública. Lo mismo puedo decir de salud: llevamos inaugurados 154 centros de atención primaria, es un cambio en el sistema de salud de la Provincia. No resuelve toda la demanda, no resuelve todas las necesidades, pero se nota que hay una inversión muy fuerte en salud, que hay una integración del sistema. Hay una inversión muy fuerte en equipamiento, hay seis hospitales nuevos de grandes dimensiones y más de 290 nuevas ambulancias. Y así en seguridad y en cada área de gobierno: en infraestructura el mejoramiento de barrios, las cuadras de tierra pavimentadas. Se ve actividad, se ve mucha obra, hay 5200 kilómetros de ruta, 600 kilómetros de autopista, el trabajo en los puertos. Hay una presencia del Estado provincial en todas las áreas, con planificación, con resultados. La política es transformarle la vida a la gente y si uno hace una escuela, transformas la vida. Entonces yo creo que se ve y se valora ese esfuerzo. Creo que por un lado es la gestión y, por otro lado, hay mucha presencia, lo llaman cercanía. Terminé la tercera vuelta completa a los 135 municipios. No paramos nunca, no paramos en pandemia, es un gobierno muy activo y yo creo que cercano y sensible a las problemáticas que tiene la Provincia, están al alcance el gobierno provincial.
-¿A dónde está yendo a buscar los votos Unión por la Patria?
-Creo que hay varios sectores para hablarle y hay que hablarle a todos. Hay que hablarle al que nos votó para renovar los compromisos y para profundizar algunas ideas, porque tal vez es un voto que apareció en las PASO. Pero después hay también alguien que tal vez nos votaría pero que no tuvo el impulso, no le interesó porque eran las PASO. Hay que hablarle de la relevancia, de lo esencial de esta elección, del voto en general y de qué está en juego en esta elección. Creo que ahí hay un discurso que es transversal a todos los grupos, al que no fue a votar, al que nos votó, pero también al que votó a otro. Porque a mí me parece, es una impresión personal, que hay un sector que votó a Milei pero no le prestó suficiente atención a qué va a pasar el día después si gana. Capaz porque pensaba que no ganaba, entonces era un voto para expresar algún tipo de malestar. Yo veo que puede haber un elemento de eso, pero tal vez haya alguien que lo votó convencido porque le gustó algún aspecto de Milei, pero no prestó atención a lo que sería la letra chica del contrato o el prospecto del remedio, que dice esto te cura -suponiendo que te cura de algo- pero tiene todos estos efectos secundarios. Y me parece que ahí hay que hacer un trabajo porque ahora este voto no es para manifestar bronca, ahora hay que elegir qué futuro queremos. Ahí hay una oportunidad de dar una discusión un poco más profunda sobre el modelo de país que queremos. Y en esa discusión, sin duda, Sergio Massa tiene una propuesta mucho más robusta, que no son ni milagros que nunca ocurrirán, y menos todavía la receta de siempre, que ya uno mira el programa de (Carlos) Melconian y es lo de (Mauricio) Macri más rápido y más profundo.
Foto: Edgardo Gómez
-¿Considera que puede haber una migración de votantes de Larreta hacia Massa?
-Escuchándola a Bullrich, creo que puede haber una migración hacia Tailandia, hacia Shangai… me parece que ha sido difícil para Bullrich sostener el voto de Larreta y el propio. Ha sido difícil. Creo que el votante de Juntos por el Cambio debe estar hoy en un estado de conmoción y de deliberación. Y quiero ser respetuoso particularmente, por eso hablé del voto de Bullrich. Ahora, los sectores del radicalismo que habían votado por Larreta están espantados. Creo que ese voto va a tener que encontrar una expresión. Me parece que Massa acierta cuando habla de un gobierno de unidad nacional, porque evalúa que es una situación muy complicada, que va a haber que componer mayorías. Ahí el radicalismo, por lo menos el ideológico, doctrinario, no puede votar a Milei o a Bullrich.
-¿Cuánto puede crecer Unión por la Patria el 22 de octubre? ¿La ve en el balotaje?
-Veo muchas encuestas que dicen que es probable que esté en el balotaje a nivel nacional. Pero las encuestas han mostrado que se equivocan y fulero. De hecho, la única que anticipó un escenario de tercios fue Cristina y lo hizo en base a su experiencia, a su conocimiento, a su capacidad política. Entonces las encuestas las descarto. ¿Qué es lo que veo yo? Lo que veo es que se está cayendo a pedazos el maquillaje, la máscara, el personaje de Milei. Insultó al Papa y no va, no se puede. Cualquiera que tenga algún tipo de fe comprende que no es por ahí. Creo que hay un votante de Milei que hoy lo ve diciendo algo que le resulta intolerable. ¿Quién va a decir libre mercado, libre venta de órganos? ¿Quién va a hablar de que es bueno arancelar la primaria, la secundaria y el jardín de infantes? Creo que hay oportunidad, pero no tengo posibilidad de decir ni cuánto, ni si va a pasar; sí creo que es una tarea ir a explicar qué está en riego, cuáles son los peligros, en base a las propuestas concretas que esta vez sí la derecha expone, y cuál es nuestra propuesta, qué es lo que falta y que nos vean dispuestos a hacerlo.
Foto: Edgardo Gómez
-Siempre habla de los candidatos nacionales y no de sus adversarios a nivel provincial. ¿Néstor Grindetti y Carolina Píparo son lo mismo o hay alguna diferencia entre ellos?
–Creo que ellos decidieron colgarse de la boleta nacional y no tener una personalidad propia ni una voz resonante. En el caso de Píparo, experiencia de gestión cero, 100% de casta, es una persona que es empleada del Estado en diferentes dependencias y fue legisladora desde que tuvo la tragedia que tuvo. No puede mostrar gestión y en términos de proyecto para la Provincia y de crítica al gobierno actual, bastante flojita, conocimiento real muy poco. En el caso de Grindetti, que tiene una experiencia de gestión en el municipio, viene de perder. Y su experiencia en Independiente no le contribuyó. Donde lo conocen no lo votan, entonces tal vez por eso hay un intento de colgarse de Bullrich. Ahora creo que salió con algunas propuestas, pero estamos a dos semanas de las elecciones, pasó una campaña larga.
-¿Cómo imagina gobernar en caso de ser reelecto con un gobierno nacional de Juntos o La Libertad Avanza?
-Nosotros tenemos un problema de recursos en la Provincia que es estructural histórico, que es el tema de la Coparticipación. La Provincia aporta el 40% de los recursos coparticipables y recibe el 20 por ciento. Hay provincias que reciben más de lo que aportan y yo estoy de acuerdo en un carácter redistributivo, pero hay algo que se está rompiendo que es la proporcionalidad entre los recursos y la cantidad de habitantes, el territorio y la actividad que tenés que sostener. Si uno tiene 17 millones de habitantes, tiene que responder con escuelas, hospitales, policía, patrulleros, es mucho. Si el punto es ahogar, no teledirigido a la Provincia, sino porque es un proyecto neoliberal de ajuste presupuestario, va a ser difícil. Hemos hecho 201 escuelas en dos años y yo pensaba seguir más o menos a este ritmo, pero necesitamos recursos que nos acompañen. Cuando el modelo neoliberal se aplica en la Argentina -tres ejemplos clásicos: el macrismo, los 90, Domingo Cavallo y la dictadura militar- es muy malo para el país, pero es peor para la Provincia.
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