Por Juan Carlos Algañaraz.También les impuso a los hijos del ex jefe de la Fuerza Aérea una multa de 100 millones de euros. Consideró que sabían que el avión llevaba casi mil kilos de cocaína. En cambio, absolvió a Miret.
La multa suma tres veces el valor de la droga que según el dictamen del fiscal es de una pureza de 83% que en el mercado hubiera alcanzado los 32.116.778 euros.
Matías Miret, que actuó como copiloto, fue absuelto . El tribunal ya lo había excarcelado después del juicio oral que tuvo lugar a principios de diciembre en Barcelona. Miret, volvió a Argentina acompañado de su familia que estuvo a su lado en los dramáticos momentos de los dos días de proceso. Indignado, Miret dijo ayer que si vuelve a ver a los Juliá “los cagaría a trompadas” (Ver página 5 ).
Los hermanos Juliá han permanecido en prisión preventiva desde su arresto. Su abogado argentino Mario Brotiman dijo ayer a radio Mitre que apelará la condena.
El tribunal consideró probado de que los hermanos Julia intentaron el 2 de enero de 2011 introducir en España casi una tonelada de cocaína de alta pureza. Para ello utilizaron un avión fletado por la compañía Medical Jet, de la cual es presidente Gustavo Juliá, que partió desde Buenos Aires e hizo escala para repostar en la Isla de Sal (Cabo Verde).
El avión Challenger Bombardier llegó a Barcelona el 2 de enero de 2011 piloteado por Eduardo Juliá (52 años), Matías Miret actuó como copiloto y el único pasajero fue Gustavo Juliá (50) responsable de la empresa Medical Jet que fletó la aeronave.
En el 2011, la noticia impactó en los ámbitos políticos y militares argentinos. Los Juliá son hijos del ex jefe de la Fuerza Aérea durante el menemismo, brigadier general José Juliá, y Miret es hijo del ex secretario de Planeamiento de la dictadura, brigadier José Miret. Además, el avión partió desde la base militar de la localidad bonaerense de Morón.
Los hermanos Juliá alegaron durante el juicio que recibieron un encargo de un empresario español para transportar a Barcelona valiosas obras de arte. Sin embargo, dos guardias civiles que subieron al avión para reclamar por una documentación faltante, señalaron que cuando sospecharon que algo irregular sucedía en el avión, se llamó a un especialista en detección de drogas auxiliado por un perro.
Los guardias declararon que cuando el perro detecto la droga, Miret se enfureció contra Gustavo Juliá y le reprochó: “¡Pero, en que me has metido!”. Gustavo Juliá respondió: “Yo soy el responsable de todo”. A continuación Juliá acompaño a los guardias a lugares donde se escondía el alijo de drogas en decenas de paquetes envueltos en papeles de colores. Estaban colocados dentro de fondos falsos de dos paneles y dentro de un gran sofá que se había añadido en Buenos Aires. Todos estos hechos se consideran probados por el tribunal así como que “los hermanos Juliá viajaron a España para conocer las rutas e instalaciones aeroportuarias disponibles ”.
Durante el proceso el fiscal precisó que en días no determinados de diciembre (de 2010) “modificaron, ellos mismos u otras personas a sus órdenes, la estructura y configuración interna de la nave mediante la colocación de un sofá de tres plazas en el lugar donde originariamente había dos butacas y la instalación de un falso panel de circuitos en el lugar de un armario para abrigos, con los que lograron crear huecos disimulados donde ocultaron la cocaína”. El acusador agregó que “cometieron “un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de una aeronave”. El fallo nada dice de las dudas sobre la conexión argentina.
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