En un giro en la causa, la investigación reunió elementos que sugieren que el deceso del fiscal pudo producirse el sábado 17 de enero de 2015.
Dos años después de la muerte de Alberto Nisman, la Justicia tiene dos certezas y una sospecha firme. Ya sentenció que el deceso del fiscal fue por su trabajo y que su denuncia contra Cristina Kirchner era verosímil y no un hecho vergonzante que pudiera motivar su suicidio. A su vez, los investigadores reforzaron en estos meses la creencia de que Nisman murió el 17 de enero de 2015, un día antes del hallazgo de su cuerpo en su departamento de Puerto Madero la noche del domingo 18 de enero, según confiaron a LA NACION fuentes ligadas al caso.
A estas aproximaciones a la verdad se sumó en los últimos 12 meses una denuncia contra los primeros investigadores de la causa, ahora sospechosos de destrozar la escena de la muerte -por desidia o adrede-, lo que impidió preservar pruebas. La Justicia quiere saber si esta actuación de la primera fiscal del caso, Viviana Fein, hoy jubilada, y del ex secretario de Seguridad Sergio Berni fueron parte de un plan para encubrir el móvil de su deceso.
Hay, además, un tercer caso donde se investiga si hubo zona liberada en los alrededores de la torre Le Parc para cometer un eventual crimen. En la nueva investigación se pidieron datos de todos los celulares que se activaron en ese lugar el fin de semana de la muerte de Nisman.
El horario del deceso, la denuncia por encubrimiento y la zona liberada están íntimamente relacionados y por eso son investigadas las tres circunstancias simultáneamente por el juez federal Julián Ercolini y el fiscal federal de la causa, Eduardo Taiano.
El aterrizaje del caso en la justicia federal con estos funcionarios fue la gran novedad del último año en la causa.
La decisión del pase fue tomada por la Corte en septiembre pasado, a pedido de las hijas de Nisman, Iara y Kala, y de la madre del fiscal, Sara Garfunkel, cuando sacó el expediente del juzgado de Fabiana Palmaghini. La Corte entendió que cualquiera que haya sido la causa del deceso -si homicidio, suicidio inducido o suicidio-, el caso debía ser federal porque la muerte de Nisman estaba vinculada a su trabajo. La Corte le dio a esta afirmación certeza jurídica.
El otro anclaje que se mantiene firme, por sobre las dudas que rodean el caso, es que la denuncia que hizo Nisman contra Cristina Kirchner cuatro días antes de su muerte era "plausible, verosímil y coherente". Así lo resolvió la Cámara de Casación al habilitar que se investigue el caso a dos años de la presentación. Pasaron 24 meses de debate sobre por qué no debía abrirse la causa en lugar de producirse pruebas para investigarla.
Al otorgarle tal entidad, el fallo de la Casación derrumba uno de los argumentos que apoyaba la teoría del suicidio: la que decía que la denuncia era tan insostenible que Nisman, avergonzado, se pegó un tiro.
A pesar de estas dos certezas, flota la duda sobre si Nisman fue asesinado o se suicidó. Sin embargo, la novedad este año, en que el tiempo se consumió discutiendo la competencia, es que entre los investigadores de la justicia federal -a diferencia de lo que ocurría con Fein- crece la sospecha de que la muerte de Nisman ocurrió un día antes del hallazgo del cuerpo la noche del domingo 18.
Cercanía peligrosa
Al correr tanto el reloj queda peligrosamente cerca la presencia de Diego Lagomarsino en el departamento de Puerto Madero, el técnico informático que le llevó a Nisman el arma con la que se produjo el tiro en su cabeza. Lagomarsino obviamente descarta toda esta teoría. Reafirma que ingresó, le dejó el arma y se fue cerca de las 20.20 y que hay testigos de ello y grabaciones que los muestran manejando hacia su casa a las 21. El abogado de Lagomarsino Gabriel Palmeiro dijo a LA NACION que los indicios en los que se basan estas sospechas parten de una lectura parcial de las constancias del expediente". E insiste: "Nisman murió entre las 11 y las 13 del domingo, no el sábado a la noche".
Pero esta idea del tiempo corrido hasta la noche del sábado es considerada plausible no sólo por los querellantes, sino también por los propios investigadores judiciales a partir de los siguientes indicios:
- Parece que el teléfono de Nisman hubiera nacido ese fin de semana. "Resulta llamativa la ausencia de registro de comunicaciones telefónicas y mensajes de texto", dijeron de manera unánime los peritos, que no encontraron registros de llamadas entrantes y salientes anteriores al 18 de enero de 2015 a las 13:46:45, ni tampoco hay registros de mensajes de texto o SMS anteriores al día 18 de enero de 2015 a las 9:51:42". El borrado fue manual no remoto, remarca Federico Casal, abogado de las hijas de Nisman. Hubo que hacerlo en el lugar. Entre las llamadas que desaparecieron están las que le hizo la ministra Patricia Bullrich. En el juzgado no descartan esta idea de la presencia de una tercera persona en el departamento para borrar el teléfono.
La defensa de Lagomarsino señala que es posible que el propio Nisman haya borrado las llamadas con una aplicación que tenía el celular para optimizarlo. De hecho, remarcan que se halló una huella de Nisman en la pantalla touch de su celular.
- La computadora tiene alteraciones en los mecanismos de tiempo. Con eso es probable que los ingresos a Internet que se registraron el domingo a la mañana no hubieran tenido lugar a esa hora, sino el sábado, apunta el abogado Manuel Romero Victorica, de las hijas de Nisman. No se hizo un uso remoto de la máquina.
La defensa de Lagomarsino sostiene que en las fotos del expediente consta que el reloj no tenía alteraciones.
- La posición del cuerpo: las fotos policiales muestran a Nisman con su cabeza contra la abertura de la puerta con la mano izquierda sobre el estómago, doblada en forma de L, con el brazo derecho doblado sobre sí mismo, la mano junto a la frente. El médico de Swiss Medical José Carrera Mendoza lo describe con el brazo derecho extendido y el arma del lado izquierdo de la cabeza. Cuando en la causa aparece debajo de su cuerpo, apenas asomada.
Los querellantes creen que esto indica que el cuerpo fue movido y acomodado y que para hacerlo tiene que haber pasado suficiente tiempo como para que haya cedido el rigor mortis que aparece tras las primeras horas.
La defensa de Lagomarsino entiende que en su declaración el médico no fue tan tajante y que estas afirmaciones son una interpretación sobre sus dichos.
Los investigadores creen que hizo falta tiempo para hacer alteraciones y si se conjugan con la falta de huellas digitales en el departamento, excepto por unas parciales de Nisman y de Lagomarsino, se arriba a la idea del limpiado de la escena. La defensa de Lagomarsino dice que si su cliente limpió las huellas, no hubiera dejado las suyas.
A estos indicios que subrayan los investigadores se suman las evidencias que destacan los querellantes Casal y Romero Victorica:
Un peritaje estableció que el disparo de la Bersa .22 larga que mató a Nisman no dejó improntas de plomo, bario y antimonio, los componentes de la pólvora, en la mano del fiscal. Al mismo tiempo estudios efectuados con esa misma arma y esos mismos proyectiles determinaron que siempre los disparos dejan rastros de pólvora en quien dispara. "Ésa es una prueba científica irrefutable de que él no se disparó. No es una interpretación, es una prueba pericial", afirma Casal. La defensa de Lagomarsino señala que hubo rastros parciales de otros componentes .
La mancha de sangre en forma de V en la mano, que indicaría que no hubo doble empuñadura de parte de Nisman del arma, sino de un tercero. La defensa de Lagomarsino abona la doble empuñadura suicida.
Se habló en un principio de espasmo cadavérico, para sostener que no hubo agonía y que Nisman murió al instante tras dispararse, pero otros expertos de la querella dicen que la sangre derramada en torno al cuerpo es indicio de agonía y que si hubiera habido espasmo el arma hubiera quedado aferrada al meñique al dispararse, cosa que no ocurrió.
A esta lista se suman indicios como las amenazas previas que recibió Nisman, la testimonial de Jaime Stiuso que dijo que cree que los denunciados por Nisman y allegados al gobierno de Cristina kirchner lo mandaron matar y que lo espiaban desde que llegó a Ezeiza el 12 de enero.
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