En los últimos días, a través de actos en la Provincia de Salta, se ha pretendido celebrar el bicentenario de la “Jura de Fidelidad a la Asamblea del Año 1813 y a la Bandera Nacional”, la que habría tenido lugar en el Río Juramento de esa provincia.
Junto con el diputado Jorge Noceti y el acompañamiento de otros legisladores, pretendemos un acto institucional de afirmación de que justamente el 25 de mayo de 1812 el General Manuel Belgrano hizo jurar la bandera en la plaza de San Salvador de Jujuy, siendo esta la primera vez que los colores nacionales fueron bendecidos como bandera. Para hacer esta afirmación, concurren la memoria del pueblo de Jujuy, documentos oficiales del propio Belgrano y también las investigaciones históricas.
Los documentos, en particular, son concluyentes. Al cumplirse los primeros dos años de la Revolución de Mayo, Belgrano decidió cumplir una serie de actos en Jujuy que él mismo se encargó de comunicar: “La tropa de mi mando no menos ha demostrado el patriotismo que la caracteriza: asistió al rayar el día á conducir la bandera nacional, desde mi posada, que llevaba el barón de Holmberg para enarbolarla en los balcones del ayuntamiento, y se anunció al pueblo con quince cañonazos. . […] la presenté al deán Juan Ignacio Gorriti que salió revestido á bendecirla, permaneciendo el preste, el cabildo y todo el pueblo con la mayor devoción á este santo acto. […] Por la tarde se formó la tropa en la plaza y salí en persona á las casas del ayuntamiento, donde me esperaba con su teniente gobernador, saqué por mí mismo la bandera y la conduje acompañado del expresado cuerpo, y habiendo mandado hacer el cuadro doble, hablé á las tropas […], las cuales juraron con todo entusiasmo, al son de la música y última salva de artillería, sostenerla hasta morir”. (Carta dirigida al Triunvirato fechada en Jujuy el 28 de mayo de 1812 cuyo original se encuentra en el Museo Mitre de la ciudad de Buenos Aires).
Este hecho fue reconocido por la historia y por las autoridades nacionales. En 1911 el Congreso Nacional sancionó la ley 8220, en cuyo artículo primero estableció: “El Poder Ejecutivo procederá a conmemorar en la ciudad de Jujuy, el 25 de mayo de 1912, el centenario del primer juramento y bendición de la bandera argentina”.
En Salta, en el río Juramento, no se juró la bandera nacional sino fidelidad a la Asamblea del Año XIII. La comunicación del propio Manuel Belgrano al Gobierno de Buenos Aires, no deja dudas: “procedí en este día al reconocimiento y competente juramento de obediencia a la soberana representación de la Asamblea Nacional bajo la solemnidad respetuosa de las armas de mi mando”. Incluso en un oficio posterior de Belgrano habla nuevamente de que se “prestó el reconocimiento a la Soberana Asamblea”.
La interpretación que hizo suya el gobierno de Salta proviene de dos historiadores, Colmenares y Chiericotti, quienes, en un trabajo de la década del 60 y reeditado recientemente, sostienen que la bandera nacional surgió como símbolo patrio en el acto del río Juramento. Cuando se refieren a la anterior ceremonia en Jujuy, mencionan que solo hubo una “bendición”.
La cuestión fue abordada hace pocos días en Salta por el presidente del Instituto Nacional Belgraniano, Manuel Belgrano Lastra, quien explicó que el 13 de febrero de 1813 en el Río Juramento no hubo juramento a la bandera, sino que ese acto –verdaderamente revolucionario- ocurrió en Jujuy, el 25 de mayo de 1812.
El Dr. Miguel Carrillo Bascary, presidente del Instituto Belgraniano de Rosario, ha efectuado un recorrido de los distintos actos que llevaron a nuestra bandera. Señala que el 27 de febrero de 1812 en la ciudad de Rosario, el presbítero Julián Navarro bendijo las baterías construidas bajo responsabilidad de Belgrano. Ya en ese momento flameaba la bandera recién creada. Pero no se bendijo al paño de la Bandera en sí misma. Tampoco se le prestó juramento. Luego, el mismo historiador señala: “Está claro también para la Historia Argentina que la primera vez que los colores nacionales fueron bendecidos como bandera fue el 25 de mayo de 1812 en San Salvador de Jujuy”. Simplificadamente: a) en Rosario se bendijeron las armas; b) luego en Jujuy se llevó a cabo el juramento de la bandera; y c) con posterioridad en Salta se juró obediencia a la Asamblea del Año XIII.
En definitiva, el juramento a bandera se prestó en Jujuy. El historiador Luis Grenni escribió que fue éste un hecho altamente significativo porque marcó un antes y un después en la guerra de la Independencia. “Los ejércitos virreinales no podían permitir ni tolerar ni avalar semejante intento independentista en sus colonias al bendecir y jurar una bandera como símbolo de soberanía y disponer un territorio como una nación independiente más del globo, lo que provocará la reacción desmedida para acallar con toda violencia un hecho semejante y marcar el escarmiento feroz ante nuevos atentados de este tipo en la colonia. Esta razón es la que necesariamente produjo el Éxodo ante la imposibilidad de contener semejante ejército, iniciando con ello Belgrano una nueva estrategia en la participación del pueblo, a través de la lucha en una guerra popular donde como consecuencia se producirá luego Las Piedras, Tucumán y Salta”. Por su parte, el historiador Hernán Brienza sostuvo que la jura y bendición de la Bandera Nacional en Jujuy fue el “acto cultural de mayor coraje cívico que pueden encarnar un pueblo y un líder: el escarpado desafío de construir identidad política”. Para Brienza, Belgrano en Jujuy “ya no solo hizo flamear una bandera sino que la creó, le dio entidad política y soberana”.
En el acto de afirmación que promovemos no nos mueve ningún localismo pequeño sino la necesidad de hacer constar hechos de la historia. Los sacrificios que llevó a cabo el pueblo jujeño para la emancipación nacional y latinoamericana, los sucesos trágicos y también gloriosos que tuvieron lugar en este suelo, forman parte del patrimonio de Jujuy y es una obligación preservarlo. Hay que recordar, además, que ya el Instituto Belgraniano de Jujuy ha cumplido una importante tarea emitiendo un comunicado sobre esta cuestión.
Tampoco, naturalmente, se ponen en cuestión los servicios eminentes que prestó a la independencia el pueblo de Salta y que fueron motivo de recordación estos días al conmemorarse el bicentenario de la Batalla de Salta. En palabras del Dr. Carrillo Bascary, “ninguna comunidad, ninguna provincia, ninguna ciudad, puede atribuirse protagonismos de otra en lo que hace al glorioso y esforzado pasado argentino. La construcción de nuestra nacionalidad es fruto del heroísmo común y debemos comprometer los mayores esfuerzos para que los hechos del pasado sean correctamente conocidos e interpretados por las generaciones actuales”.
Comentá la nota