Radicales y amarillos, socios en la alianza opositora, mantienen una tensa relación en algunos distritos. Internas, luchas por espacios y bloques separados son los síntomas.
Por Javier Garbulsky.
“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”, recomendaba el Martín Fierro en una sentida apelación a la solidaridad, la unión, entre hermanos. Y no solamente a quienes comparten lazos sanguíneos.
Así, la alianza opositora Juntos por el Cambio presume haber mantenido su unidad en la derrota y en la victoria, un elemento que -consideran- les ha garantizado la supervivencia y se transforma en base de lanzamiento para el no tan lejano 2023.
Sin embargo, el carácter de unidos no les quita a los hermanos cambiemitas que sean protagonistas de rencillas intestinas en muchos distritos gobernados por intendente de la oposición en la provincia de Buenos Aires. “En general las gestiones suelen incorporar como funcionarios a representantes del partido que no gobierna, aunque siempre hay algunos distritos en los que no se puede consensuar, sobre todo para gobernar de manera coordinada”, sostuvo un veterano dirigente radical bonaerense.
Son varios intendentes opositores que sufren los embates de sus aliados históricos en ámbitos como los concejos deliberantes, donde los dardos apuntan, especialmente, a temas de gestión comunal. Desde el frente amarillo aseguran que las diferencias existen y existieron antes, aunque apuntan un momento en el que se intensificaron los cortocircuitos.
“Está claro que después de las PASO y las generales el radicalismo se envalentonó y decidió ir al choque contra nosotros en varios distritos. Es entendible, van a ir a disputar todos los espacios con nuestros candidatos, pero nosotros haremos lo mismo en los distritos donde ellos gobiernan”, confiaron. En este contexto de aspiraciones -lógicas- de ambos bandos, un elemento parece marcar el cariz de la relación: el haber convocado a los rivales a integrar el gabinete de los triunfadores. Y, en ciertos casos, si se los convocó para sumarse al Ejecutivo se hizo en lugares de poca responsabilidad, al menos para las expectativas de los que no resultaron ganadores.
Las rispideces, que en algunos casos tuvo su caja de resonancia en varios concejos deliberantes, provocó rupturas o reacomodamientos. En varios cuerpos deliberativos, radicales y amarillos hicieron rancho aparte y formaron bloques separados, lo que no significa ruptura sino formas de funcionamiento autónomas y apoyos selectivos para determinadas iniciativas propias o provenientes del Ejecutivo. Los matrimonios se llevan mejor o peor según la realidad de cada uno de ellos, sin un patrón que los unifique.
En este contexto, los últimos tiempos han sido particularmente calientes en territorios como Nueve de Julio (ver aparte), donde unos y otros se lanzan dardos, con el intendente Mariano Barroso como principal apuntado por los boinas blancas. O en Olavarría, donde manda el amarillo Ezequiel Galli. Sin embargo, la política es un terreno sumamente cambiante y todo puede suceder, por lo que no se descartan candidaturas cruzadas (mixtas) en muchos municipios, incluidos aquellos en los que, por ahora, domina el estado bélico.
Nueve de Julio
Fuego cruzado en el Concejo y duras críticas entre los socios
Las relaciones entre radicales y amarillos en 9 de Julio no son nada buenas, tirando a malas. Desde hace tiempo que unos y otros se muestran hostiles con sus rivales, en un distrito gobernado por el PRO. Así, Mariano Barroso, intendente de esta comuna de la Cuarta sección desde 2015, mantiene duras disputas con sus socios, con un tono llamativamente elevado en las acusaciones. Las relaciones entre boinas blancas y amarillos se tensaron aún más luego de las últimas PASO, cuando la UCR se impuso de manera categórica en la interna, un hecho sorpresivo para todos en ese distrito y que representó un duro golpe para el jefe comunal. El pico de tensión en el seno de Juntos llegó hace pocas semanas, luego de que los radicales realizaran una dura acusación contra sus socios por lo que consideran poca preocupación del Ejecutivo por mejorar las condiciones de vida de los vecinos de varias localidades. Por ejemplo, desde el bloque Juntos UCR presentaron un proyecto solicitando la culminación de las obras de cordón cuneta, cloacas, gas natural y entubado del canal de la calle Sarmiento en Dudignac. Sin embargo, el embate contra la gestión de Barroso se inició con críticas a las políticas educativas del Municipio, expresadas por el titular de la bancada, Ignacio Palacios, quien se perfila para disputar el poder al alcalde PRO. Desde el espacio del jefe comunal cruzaron duro a los ediles del radicalismo, acusándolos de difundir informaciones falsas, como el cierre del Hogar de Ancianos de Facundo Quiroga o el mencionado deterioro del hospital, ambas cosas desmentidas por el oficialismo comunal.
Coronel Rosales
Un voto contra el alcalde que ahondó las frías relaciones
El vínculo entre el PRO, que conduce el intendente Mariano Uset, y los radicales se tensó más de lo que lo estaba. Es que la oposición presentó un proyecto en el Concejo Deliberante para controlar el uso del Fondo Educativo, una votación que se saldó a favor del oficialismo por el voto de desempate del presidente del cuerpo, Nicolás Aramayo. Desde el PRO lanzaron duras críticas a sus socios de la Unión Cívica Radical, que se sumaron a la propuesta de sus pares del Frente de Todos y de Bien Común, impulsores de la iniciativa. Las frías relaciones no son nuevas entre unos y otros: desde el radicalismo aseguran que Uset no convocó a ningún radical para ocupar cargos de relevancia en el Municipio, a pesar de que en las elecciones de 2021 integraron una sola lista local, que encabezó, precisamente, Nicolás Aramayo.
Junín
Un Ejecutivo casi monocolor y el radicalismo que se envalentona
En Junín, los vínculos entre el oficialismo, que encabeza el intendente PRO, Pablo Petrecca, y sus socios del radicalismo, no es malo ni bueno; es de respetuosa colaboración, aunque distante, tras las internas y las generales que pusieron a los boinas blancas en carrera para disputar al alcalde amarillo su liderazgo en la coalición. En su distrito, Petrecca gobierna con equipo propio. “Nosotros tenemos algún funcionario en puestos menores, pero es una decisión del intendente armar su equipo”, aseguró el titular del radicalismo juninense, Juan Pablo Itoiz. Desde la conducción radical destacan que tampoco funciona la mesa de Juntos local, y recuerdan que acompañaron casi todas las iniciativas del Ejecutivo en el Concejo Deliberante con el voto de sus cuatro ediles. “Sí marcamos nuestra discrepancia cuando Mauricio Macri criticó a (Hipólito) Yrigoyen, y el PRO no nos acompañó, como tampoco la Coalición Cívica”, recuerda Itoiz, a quien todos apuntan como el candidato a enfrentar a Petrecca en las citas electorales del año próximo.
Arrecifes
El PRO hace “rancho aparte” en una comuna radical
El PRO y la UCR de Arrecifes, territorio del radical Javier Olaeta, se separaron tras la alianza sellada en 2015. Los ediles Fernando Bouvier y Gustavo Picoy armaron “rancho aparte” en el Concejo Deliberante con el nombre de Juntos-PRO. Los amarillos acusan al radicalismo de actitudes poco amistosas tras su participación en las internas, asegurando que “a partir del nuevo mandato asumido por nuestro concejal, Fernando Bouvier, esas diferencias se fueron profundizando. A tal punto que dejamos de sentirnos escuchados y respetados dentro del bloque Juntos”. Añadieron que “el hecho de disentir con distintas acciones de gobierno nos ha llevado a ser postergados por los concejales radicales, al punto de ya reunirse sin nuestro representante ni consultarlo respecto de posturas a adoptar en el Concejo Deliberante”.
Ramallo
Un sector de la UCR marca diferencia y se enfrenta con el Ejecutivo
Poco y nada han hecho algunos radicales y los amarillos para ocultar sus diferencias en Ramallo, distrito de la Segunda sección que conduce Gustavo Perie, del PRO. El cortocircuito con un sector del radicalismo comenzó tras los comicios del año pasado, cuando los boinas blancas reclamaron participación en el Ejecutivo. Luego de la celebración del triunfo en las generales, una porción del radicalismo reprochó a sus socios el haber borrado de un plumazo a los radicales de los cargos de conducción en el bloque oficialista del Concejo Deliberante. La bronca boina blanca no se limitó a lo verbal, sino que pasaron a los hechos y crearon un bloque propio, que integran tres ediles (Diego Díaz, Paula Dusso y Juan Filpo), con seis del PRO y siete del Frente de Todos. “Es un tema puntual con una parte de los radicales. Yo acá tengo al secretario de Gobierno radical, igual que al responsable de Hacienda, también varios subsecretarios son del radcialismo. Casi te podría decir que el 50% del gabinete es de la UCR. El problema es con ese sector, pero es un tema que tienen que resolver ellos”, aseguró a La Tecla el intendente Perie.
Comentá la nota