La alianza no encuentra el camino para fortalecerse en el interior. Se rompe, se dobla, se divide y hasta se ordena, pero ganó una de ocho elecciones y media. El tendal de Patricia Bullrich.
Por Adrián D'Amore
Con internas y con ley de lemas. En unidad y partido al medio. Juntos por el Cambio (JxC) no se privó de ningún camino para encontrarse con la derrota en las casi cuatro elecciones que se celebraron este domingo en Salta, La Pampa, Tierra del Fuego y parcialmente en San Juan. Los resultados encienden algunas alertas en la coalición, que solo cosechó una victoria (Jujuy) en los ocho comicios y medio que acumula el calendario electoral. Aunque no se trate de distritos "propios" y se encuentren alejados del cinturón amarillo que catapultó a la alianza, la tendencia muestra que, se rompa o se doble, el armado en el interior hace padecer a la oposición.
La unidad de JxC es un fetiche que lleva meses sobándose en todo el país. Mesas, mesitas y mesazas con las principales figuras de la coalición opositora han derivado en comunicados, reglamentos e instructivos para que el conglomerado de partidos e individualidades que representan a la alianza en las provincias no se disperse y configure ofertas competitivas para el electorado. Podría aventurarse que dificilmente se pueda predicar la concordia y la comunión en los distritos cuando la conducción nacional está a los tiros. Lo cierto es que la unidad no pudo mantenerse a flote como norma y, además, no ha garantizado el triunfo. Para colmo, tampoco la ruptura y el oportunismo fueron atajos para cambiar la racha.
Este domingo, JxC perdió por afano en Tierra del Fuego y en Salta. En el sur del país, la alianza se rompió y la lista oficial quedó en cuarto lugar, a 45 puntos del reelecto gobernador Gustavo Melella. La lista disidente salió segunda, a 40 puntos. Ninguna superó el sorpresivo voto en blanco. En el norte, Gustavo Sáenz le sacó 30 puntos a la coalición, que llegó diezmada por el alejamiento de parte del PRO. En ambos cierres de listas fue decisiva la intervención de Patricia Bullrich, quien inclusive se mostró horas antes de la votación en Tierra del Fuego con la fórmula de Pablo Blanco (UCR) y Federico Frigerio (PRO). La titular del partido amarillo en uso de licencia es una de las grandes perdedoras del domingo.
En La Pampa, el radical lustosista Martín Berhongaray perdió por mucho menos de lo esperado ante el peronismo. Su candidatura fue fruto de una interna en la que derrotó al larretista Martín Maquieyra. La contienda en las PASO pampeanas no dejó heridas tan graves, a juzgar por el escrutinio: la oposición hizo una buena elección y recuperó varios municipios. Si se mira con detenimiento, fue el proceso más ordenado del año dentro de JxC. Con todo y pese al batacazo en las legislativas de 2021, este domingo igual perdió ante el reelecto gobernador Sergio Ziliotto y no pudo arrebatarle al PJ Santa Rosa ni General Pico.
El limbo cuyano
Las elecciones en San Juan son un ejemplo más vidrioso, en especial por el enmarañado sistema de difusión de resultados dispuesto por el Ejecutivo local. En la provincia cuyana, las divergencias internas no pudieron dirimirse en las PASO, eliminadas por impulso del gobernador Sergio Uñac, pero encontraron un cauce en la renovada ley de Lemas, donde JxC anotó cuatro nóminas. A juzgar por los guarismos registrados en las intendencias y las diputaciones de los 19 departamentos, el peronismo ganó con holgura, aunque tropezó en la capital. La pelea grande, la gobernación, aún no tiene fecha y depende del proceso iniciado por la Corte Suprema. Por ahora, solo es un visteo entre fulleros que cuentan la historia cada uno según su conveniencia y que aún no se sabe a quiénes tendrá en la línea de largada. Ni cuándo.
A todas estas formas de perder cristalizadas este domingo hay que añadirles las caídas en La Rioja y Misiones de hace siete días, donde ni el larretista Felipe Álvarez ni el radical Martín Arjol pudieron alcanzar más que un lejano segundo lugar. En la provincia de la tierra colorada al menos le quedó el consuelo de crecer casi diez puntos respecto de 2019.
En el inicio de la cuenta aparece la fractura de la coalición en Río Negro y Neuquén, que abrieron el año electoral. En esta última se dio la máxima paradoja: mientras la cúpula de JxC se encendía con discursos para sellar la unidad, en el verano el expresidente Mauricio Macri empujó la salida del PRO de la alianza para sumarlo al combo multicolor de Rolando Figueroa, quien finalmente el 16 de abril destronó al Movimiento Popular Neuquino después de 60 años. La maniobra le habilitará seguramente una cuota de poder en el próximo gobierno provincial, pero se da de patadas con la prédica del institucionalismo y la consolidación de JxC.
Puede sorprender, pero no tanto. Al fin de cuentas, lo único que no se perdona en la política es perder.
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