Macri se reunió con la líder de la Coalición Cívica antes de su raid mediático. Luego intentó aclarar que no acordó con ella el cuestionamiento a dirigentes de la coalición opositora. Pichetto tendría la potestad de autorizar el ingreso de referentes peronistas. Las sospechas sobre Rodríguez Larreta.
Por: Claudio Mardones
La relación entre Mauricio Macri y Elisa Carrió registró un giro inesperado. Esta semana agitó el equilibrio inestable de la convivencia dentro de Juntos por el Cambio. La fundadora de la Coalición Cívica protagonizó un raid mediático de 72 horas que desnudó la fragilidad de los vínculos políticos entre los socios opositores.
Lilita cuestionó y denunció públicamente a los dirigentes del PRO y la UCR que mantienen un vínculo con el flamante ministro de Economía, Sergio Massa. Los llenó de sospechas sobre presuntos vínculos espurios. Dijo que había hablado con el fundador del PRO antes de hacerlo. Los señalamientos desataron una tormenta interna que está en pleno desarrollo y podría escalar, aunque los socios opositores buscan concretar una nueva reunión de la Mesa Nacional de JxC para esta semana. Quieren mitigar el impacto de la interna a cielo abierto, pero todavía no saben si hay condiciones para construir esa escena.
Espantados por las consecuencias públicas del vendaval que lanzó Carrió, todos los socios opositores buscan evitar que la controversia siga empeorando, pero en las últimas horas hubo señales que anticipan que nada ha concluido. Este jueves Macri se reunió en Rosario con un grupo de dirigentes que había convocado con dos semanas de anticipación. Era otro de los encuentros que organiza desde hace dos meses para recuperar centralidad y posicionarse como el gran elector del partido que fundó. Ante las menciones que hizo Carrió sobre su presunto respaldo, Macri tuvo que dedicar una parte del encuentro a aclarar hasta donde había acordado con la líder de la CC.
La reunión había sido organizada por el vicepresidente del PRO, Federico Angelini, que recibió al expresidente en Rosario. Ambos se mostraron como candidatos y así articularon su comunicación.
Al día siguiente asistió a un almuerzo en Puerto Madero con uno de los más apuntados por Carrió, el titular del bloque macrista en la Cámara Baja, Cristian Ritondo. También participaron del almuerzo dos de los sospechados detrás de las palabras de Lilita, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta y el ex vicejefe y actual legislador Diego Santilli.
Según pudo reconstruir Tiempo, Macri efectivamente se había encontrado con Carrió antes del operativo en los medios. Ambos retomaron sus contactos luego de la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía. Cuando Sergio Massa reemplazó a Silvina Batakis, tanto Macri como Lilita coincidieron en el advenimiento de una fatalidad para JxC. Estuvieron de acuerdo en ponerle un límite a la creciente porosidad de algunos miembros de la coalición opositora con el sector más liberal del peronismo, liderado por Massa. Así se originaron las críticas de Lilita, pero según insistió Macri, nunca pactaron los castigos públicos y sospechas veladas contra las amistades del flamante jefe del Palacio de Hacienda.
La aclaración del magnate aumentó las intrigas silenciosas. “Primero dijo que se juntó con Lilita para ponerle un límite a los peronistas y después explicó que ella se descontroló e hizo lo que quiso”, retrató una fuente que participó del encuentro.
En el almuerzo estuvo la titular del PRO, Patricia Bullrich. Luego de la embestida inicial de Carrió fue la primera en salir a contestarle en público con un tono que ningún dirigente había utilizado. “No puedo ver con buenos ojos el espectáculo degradante de Carrió, al golpear a dirigentes de JxC objetando sus conductas éticas. Y esto sin mirar la propia y la de sus aliados. Basta, Carrió”, tuiteó la exministra de Seguridad. En su hilo buscó pararle el carro a la chaqueña pero también, sin mencionarlos, aludió a sus socios. Uno de ellos es odiado por el PRO. Se trata de Mario Quintana, dueño de Farmacity y ex vicejefe de gabinete de Marcos Peña durante una parte del gobierno de Cambiemos. El empresario nunca se distanció de la Coalición Cívica y sigue siendo apuntado por el macrismo como “un traidor”.
En el almuerzo Macri respaldó a Bullrich frente a Carrió, aunque poco antes se había reunido con la fundadora de la Coalición Cívica para aceptar que ella le marque la cancha a “la promiscuidad del panperonismo”. Ese aparente doble juego revela el nivel de inestabilidad que se sigue respirando entre el líder y Lilita. La fundadora de la CC no habló más luego de la tercera entrevista que concedió, pero las ventilaciones que protagonizó Macri para despegarse de la furia de Carrió cayeron muy mal dentro del tercer socio de JxC.
El único que tendrá el “peronómetro” dentro de la coalición opositora será el exsenador Miguel Pichetto, principal dirigente del espacio “Peronismo Republicano”. Si ese rol es convalidado, se encargará de expulsar o correr a todos los aliados o amigos de Massa y aceptar a los aliados que están “libres de kirchnerismo o populismo” y que no consideren que Macri es un límite, como surgió hace un mes de la “peña peronista” que organizaron Rodríguez Larreta y Santilli para articular a un sector del peronismo bonaerense. En la última reunión estuvo el exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey y su presencia desató la bronca de Macri y también de Ritondo, que construye su candidatura a gobernador.
De esas roscas surgieron los primeros rechazos internos del expresidente, pero Carrió aumentó las intrigas cuando mencionó a Rodríguez Larreta como amigo de Massa, pero lo perdonó. Dijo que no tiene negocios con el tigrense. Ese guiño aumentó las desconfianzas en torno al alcalde porteño. No sólo es amigo de Massa sino también de Carrió. Por esa razón los macristas de paladar negro siguen creyendo que es jefe de Gobierno es el mayor impulsor de la embestida de Lilita.
También suman a las desconfianzas a Santilli. En el almuerzo, según confiaron a este diario, dijo que no tiene una reunión con ella desde abril, de los feriados de Semana Santa. La versión de un encuentro en la localidad de Exaltación de la Cruz retumba con fuerza alrededor de Santilli. Los más desconfiados creen que se concretó hace muy poco. “Dijo que no, que fue en abril, pero que no se hayan vuelto a reunir no significa que estén hablando muy seguido, como sabemos que sucede”, insistieron cerca del magnate, que ahora está empeñado en concentrar las desconfianzas en torno al alcalde porteño.
Rodríguez Larreta usó su cuenta de Twitter para cuestionar las acusaciones de Carrió. “Todos en esa mesa dudamos de las explicaciones de Horacio. Tuvo que hacer demasiadas volteretas para no quedar pegado y la sospecha está”, contaron en el PRO sobre el encuentro que lideró Macri. El respaldo que le prodigó a Bullrich cerró una etapa de distanciamiento entre ambos.
El magnate la cuestiona desde hace semanas porque considera que no baja su beligerancia contra todo el mundo, pero esta vez valoró que lo hiciera contra Carrió. Macri detesta al extitular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, pero acepta que Bullrich lo haya sumado para su campaña presidencial a “monzoístas”, como Nicolás Massot, Sebastián García De Luca y Marcelo D’Aletto.
En el guiño de Macri a Bullrich también evoluciona otra rosca que Carrió no quiere aceptar. La titular del PRO viene de cerrar acuerdos provinciales con fuerzas de ultraderecha que se identifican con el diputado Javier Milei. En JxC dan por descontado que la mayoría de las provincias van a desdoblar sus calendarios de las elecciones nacionales y buscan sumar todo lo que les permita competir con el panperonismo. “Estamos cerrando acuerdos provinciales porque Milei no tiene partido a nivel nacional. Ya pactamos en Río Negro, en Córdoba y Santa Fe. Queda saber qué haremos en Provincia de Buenos Aires, pero Patricia quiere sumar a José Luis Espert y ampliar la coalición”, relató otro asistente al almuerzo que lideró Macri.
En el mayor distrito electoral no hay segunda vuelta y los arquitectos electorales de Bullrich sostienen que deben juntar todo lo que tengan para ganarle al peronismo. La estrategia para reducir “la promiscuidad del panperonismo”, como la definió el lilito Juan Manuel López, podría estar orientada a mejorar la oferta con los eventuales socios de ultraderecha.
Carrió está alarmada por esos pactos territoriales. En abril pactó con el radical Gerardo Morales y con Rodríguez Larreta impedir nuevos pactos con Milei o Espert. Ahora disparó contra las adyacencias del panperonismo, en un movimiento interno que sigue desconcertando a una parte de sus socios.
Desdoblamiento: un problema para Milei con Juntos por el Cambio
La posibilidad de un 2023 repleto de elecciones provinciales desdobladas impuso una contradicción para la plataforma de campaña de Javier Milei: aunque sigue negándose a la integración a nivel nacional a Juntos por el Cambio que le propone Bullrich, su falta de estructura distrital en el interior le abrió la puerta a preacuerdos locales para listas conjuntas con candidatos del PRO.
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