El gobernador busca quedarse con la intendencia que hace ocho años gestiona el macrismo y posicionarse para 2023. La importancia simbólica del distrito y el impacto a nivel nacional.
Por Nicolás Fassi.
Desde Córdoba
Para Juntos, las elecciones de mañana en la pequeña ciudad del sudeste cordobés marcarán el inicio de la carrera a la Casa Rosada. En 2014, la coalición amarilla vio la luz en esta localidad de 30.000 habitantes, por lo que una derrota en su “Kilómetro 0” sería un duro impacto simbólico. En final cerrado, la candidata de Juan Schiaretti corre con ventaja. Si gana, el lanzamiento a la arena nacional sería cuestión de tiempo
Hasta pasadas las 18, la ciudad cordobesa de Marcos Juárez tendrá luz propia en el panorama político nacional. Ubicada a 263 kilómetros de la capital provincial y a 439 kilómetros de CABA, la localidad asentada en el corazón de la “pampa gringa” estará bajo la lupa en virtud de unas elecciones para intendenta que comenzarán a dejar algunas certezas en torno a la hoja de ruta para 2023.
Hija dilecta del modelo agroexportador argentino de finales del siglo XIX, Marcos Juárez, nombrada así en honor al caudillo cordobés hermano del presidente autonomista Miguel Juárez Celman, se vio transformada en las últimas semanas en un auténtico desfiladero de dirigentes de la oposición que transitan el cursus honorum rumbo a Casa Rosada.
Con poco más de 30.000 habitantes, Marcos Juárez tiene una estructura típica de pueblo del interior con la plaza central, iglesia, banco, policía, escuela y clubes sociales y deportivos. Todo en pocas cuadras. Y sin embargo, la actividad de las últimas semanas hizo que el país pusiera la lupa en unos comicios en los que poco más de 20.000 personas están habilitadas para votar. “Les importa más a ellos que a nosotros”, comenta un parroquiano desde un tradicional café de la ciudad, mientras otros apuran un vermut y algunos adolescentes postean historias en Tik-Tok. Una escena típica de un fin de semana primaveral.
Pero el 11-S cordobés tiene mucho de simbólico para los dos principales espacios pugna. A punto tal que como bien se percibe en la calle, las expectativas superan incluso a las propias candidatas: Sara Majorel (Juntos) y Verónica Crescente (Unidos por Marcos Juárez, versión vernácula de schiarettismo).
Localmente el comicio tiene una relevancia especial. Es la primera vez en la historia de la ciudad que dos mujeres se disputan la intendencia. Con el agregado de que hasta mediados de año, ambas compartían el equipo de gobierno de Pedro Dellarrosa.
Bonus track: el actual intendente compite testimonialmente por la presidencia del Concejo Deliberante, ya que su principal aspiración es ser candidato a gobernador del PRO. Pueblo chico, infierno grande.
Pasado del absurdo glorioso
Al igual que en el proyecto roquista y de la Argentina del Centenario, la construcción de un pasado “mítico y victorioso” es parte fundamental del cemento que permite erigir, con más tranquilidad, las bases de un proyecto político.
De ahí que para el cambiemismo, Marcos Juárez sea el mojón inicial, su “Kilómetro 0” o la tierra prometida a la que todos los candidatos y dirigentes de orden nacional peregrinaron.
La historia es bien conocida. En 2013, el PRO y la UCR unieron fuerzas con el Frente Cívico, fuerza de Luis Juez, se impusieron a Unión por Córdoba, el frente cordobesista craneado por el fallecido José Manuel de la Sota y el propio Juan Schiaretti.
Las fotos de aquella noche muestran a la plana mayor de lo que luego fue conocido como Cambiemos. En ellas se observa, en un escenario adornado con globos y vivos amarillos, a Mauricio Macri, Gabriela Michetti, Oscar Aguad y Héctor Baldassi bailando al ritmo de Gilda.
Sin embargo, el 2022 no ha sido todo lo pródigo que se esperaba en las huestes cambiemitas. Sin el apoyo de la Coalición Cívica a mediados de año, en medio de acusaciones de egoísmo por la ausencia de referentes en la lista oficial, el salto Crescente, ex secretaria General de Servicios municipal, a la alianza vecinalista con el PJ.
Los sondeos a los que pudo acceder Página/12 mostraron que el mejor escenario al que puede aspirar Juntos es un final cerrado con pocas posibilidades de continuar en el poder. Si bien algunas encuestas muestran una remontada final, la diferencia de entre tres y cuatro puntos entre la candidatas a favor de schiarettismo sería irremontable.
De ser así, el golpe de efecto sería muy duro de asimilar. No terminal. Pero signficaría una muestra de debilidad inicial.
Sobre todo cuando el mensaje que bajó desde el comando amarillo es que la derrota no es una opción. Con buen coaching, la candidata Majorel repitió a los cuatro vientos que una victoria el domingo será el inicio de una seguidilla de triunfos que desembocará en la Casa Rosada. Tal cual la Eneida cambiemita.
No obstante, todo parece indicar que salvo un volantazo de última hora, la historia se escribirá con letras de derrota.
En ese caso, cabe preguntarse quién se hará responsable de semejante traspié político. Además, esto picaría aún más las aguas de un cambiemismo local que lejos está de mostrar una imagen de tranquilidad y armonía con el senador Luis Juez y el diputado radical Rodrigo de Loredo esforzándose para contener las disputas internas.
Un dirigente radical con territorio en la zona advirtió que el electorado de Marcos Juárez “es muy elitista hasta en las clases populares”. “No se olvidan que Unión por Córdoba (ex Hacemos por Córdoba) cedió sus cuatro diputados al kirchnerismo”, en referencia a las legislativas de 2011, cuando la lista cordobesista fue bajada a última hora. Fue así que cuatro diputados del Frente para la Victoria, encabezados por el intendente de la vecina localidad de Leones, el cristinista puro Fabián Francioni, llegaron a ocupar los escaños mediterráneos. Algo impensado hoy.
Palabras que fueron avispas
El pasado jueves, en los respectivos cierres de campaña estuvieron Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti. Tal como reseñó Página/12, no hubo contacto físico, pero sí discursivo. Mientras el jefe de Gobierno se cubrió al señalar que el “Gringo” no integrará Juntos a nivel nacional, algunas flores volaron al sostener que trabaja en un proyecto federal, el mantra dilecto de Schiaretti.
A pocas cuadras, el gobernador cordobés dijo que una victoria de Crescente en esta elección no significará su lanzamiento nacional, rebajando expectativas. “Es una elección municipal”, señaló. A su manera, también es una forma de sacarle quilates a una eventual derrota.
El escenario es ideal. Tentador. Una victoria lo pondría en las primeras planas nacionales, algo que se viene demorando semanas a partir de una seguidilla de escándalos como las muertes de bebés en el Hospital Neonatal y el juicio de los policías que asesinaron a balazos al adolescente Blas Correas en 2020.
“Quiere jugar. Se quedó con las ganas en 2019”, señala confiado un operador schiarettista.
El uso de Boleta Única de Sufragio (BUS) le brindará rapidez al escrutinio, por lo que se espera que a las 20 se conozcan los resultados. Ahí entonces llegará el momento de las fotos, los festejos y los mensajes (para adentro y para fuera).
En tanto, en Marcos Juárez, se espera que las cosas no cambien demasiado...
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