Patricia Bullrich busca convencer a los propios que aún es posible meterse en el balotaje, mientras Mauricio Macri tantea a dirigentes de PRO para cerrar un acuerdo con el líder de La Libertad Avanza después de las elecciones.
Por Gabriela Vulcano
Patricia Bullrich está convencida de que las chances de ingresar al balotaje son mayores a las que auguran desde su círculo íntimo. Para ella, no es tiempo de pensar en un plan B, ni en futuras alianzas. Menos aún de sellar un acuerdo por anticipado con Javier Milei, como desliza Mauricio Macri cada vez que puede. Sin embargo, muy a su pesar, esa discusión no se circunscribe a los planteos del ex presidente, sino que es un debate que ya se instaló en Juntos por el Cambio.
La posibilidad de la derrota espanta a todos en la coalición opositora. En cualquiera de los escenarios que avizoran, ya sea con Milei o Sergio Massa como presidente, creen que será muy difícil mantener unido el espacio que Macri fundó en 2015 junto a la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y al dirigente radical Ernesto Sanz. Sólo el triunfo de Bullrich podría evitar su desmembramiento.
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A regañadientes, los radicales, el larretismo y la Coalición Cívica se encolumnaron detrás de la candidata a presidenta que surgió de la interna de Juntos por el Cambio el 13 de agosto último. Difícil que hagan lo mismo con alguien que no es parte de la alianza, como pretende Macri. "Con Milei no vamos a ningún lado, que no cuenten con nosotros", dice un importante referente de la UCR, en diálogo con BAE Negocios.
Entre quienes todavía responden a Horacio Rodríguez Larreta piensan más o menos lo mismo que en el radicalismo. No sólo porque no comulgan con los modos ni con muchas de las ideas de La Libertad Avanza, sino que además su líder se ha encargado de denostar hasta el hartazgo al mandatario porteño. Carrió directamente eligió llamarse a silencio y mantenerse al margen del debate público, pero está segura que Macri intentará forzar, de una u otra manera, un acuerdo con Milei.
“Vamos a ganar las elecciones. Pero en caso de que eso no pase y gane él (Milei) las elecciones, espero que nuestra coalición apoye cualquier reforma razonable en el Congreso para que Argentina deje atrás este sistema tramposo en el que estamos atrapados", dijo el ex mandatario una semana atrás durante una charla en la Universidad de Harvard, lo que le valió el enojo de Bullrich.
Para apaciguar los ánimos, Macri se fotografió con la ex ministra de Seguridad en la previa del segundo debate presidencial, repartió boletas electorales en San Isidro y Vicente López, viajó a Santa Fe para hacer campaña y se comprometió a participar de una recorrida este viernes en Pergamino con la propia Bullrich. Mientras tanto, el ex jefe de Estado tantea a un sector de la dirigencia de PRO para analizar hasta dónde es factible cerrar un acuerdo con Milei para después de las elecciones del 22 de octubre.
"Si gana Milei, hay que esperar a ver qué hace. No nos tenemos que adelantar a acordar nada porque corremos el riesgo de que nos arrastre con él, si las cosas le salen mal", dice a este diario un dirigente que tiene diálogo cotidiano con el ex presidente.
La discusión todavía no llegó a la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, por ahora sólo se trata de conversaciones informales entre Macri y algunos referentes cercanos a él.
En Juntos por el Cambio dan por descontado que si Bullrich pierde, el espacio se reconfigurará, en el mejor de los casos. Para algunos, el panorama es más catastrófico. En el ala dura están convencidos de que parte del radicalismo y del larretismo intentará algún tipo de acercamiento político con el massismo, aún si Massa no es presidente.
El postulante presidencial de Unión por la Patria se encarga de alimentar las sospechas que varios tienen en la principal fuerza opositora, al punto que se animó a decir públicamente que le gustaría que su ministro de Educación sea un radical y asegura una y otra vez que está intacta su amistad con Rodríguez Larreta, Emilio Monzó y Cristian Ritondo.
Del otro lado, Milei se envalentona con los dichos de Macri y reitera que le "gustaría que forme parte de" su Gobierno. En medio de tantas voces, Bullrich intenta persuadir a todos de que todavía es posible llegar a la segunda vuelta y mantenerse unidos.
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