Hay 300 telegramas de mesa observados, de los cuales 293 corresponden a mesas de San Miguel de Tucumán
La incineración de 15.000 votos y de 42 urnas. Los pedidos de suspensión del procesamiento de los datos. Los hechos de violencia en el interior de la provincia. Seis gendarmes heridos. El reclamo de acción dirigido a una Policía que miraba para otro lado. Una concentración opositora en la puerta del Correo Argentino. Y los dos rivales principales, el oficialista Juan Manzur y el radical frentista José Cano, proclamándose ganadores de la gobernación de manera simultánea.
La Junta Electoral Provincial recordará durante largo tiempo los comicios que comenzaron ayer y, técnicamente, todavía continuaban al cierre de esta edición.
A las 3.30 de la madrugada, y con el 35% de las mesas escrutadas, nadie se animaba a arriesgar un resultado. Media hora después, Antonio Gandur, presidente del organismo de control electoral y de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, y la fiscala Ana María Rosa Paz (reemplaza al ministro público Edmundo Jiménez) se retiraron a descansar con la percepción de que la tendencia general era favorable para el oficialista Manzur.
La falta de certidumbre -potenciada por la existencia de 300 telegramas observados, 293 de ellos correspondientes a la capital- hizo juego con un cierre de votación más que accidentado. La batalla campal se dio en San Pablo, donde, según fuentes de Gendarmería, una horda atacó con palos y piedras a los seis gendarmes que vigilaban la votación. El asalto culminó con 28 urnas quemadas, tres agentes internados y una crisis generalizada de nervios.
Interior y capital
Las dificultades para extraer las urnas proliferaron en el interior. Hubo inconvenientes al menos en las comunas rurales de La Florida, Los Ralos y Delfín Gallo. La piromanía electoral también prendió en San Ignacio (La Cocha), aunque la primera mecha fue encendida durante mediodía de ayer, en Sargento Moya.
Los hechos de violencia empujaron a las autoridades de la Junta Electoral Provincial a exigir respuestas a Jorge Gassenbauer, ministro de Seguridad, Gobierno y Justicia. Pasada la medianoche, se activó la fiscala de turno, María de las Mercedes Carrizo.
En el medio, Cano; su candidato a vicegobernador, Domingo Amaya, y el intendente electo de la Capital, Germán Alfaro, entraron al Correo para reforzar el pedido de suspensión del escrutinio y denunciar fraude. Gandur y Paz recibieron a todos: a los opositores y, con posterioridad, a Marcelo Caponio, secretario de Gobierno y Justicia, apoderado del Frente para la Victoria y candidato a ser reelecto como legislador (hoy, en uso de licencia), y a Paul Hofer, secretario de Seguridad.
Lo de Caponio fue elocuente. Llegó preocupado a la sede del Correo -para entonces, el gobernador bonaerense y candidato a Presidente del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, ya había retornado a su provincia-, pero, con el correr de los minutos, comenzó a animarse. Al final, bailaba al ritmo de la batucada que tocaban los seguidores de Alfaro y hasta “provocaba” a su ex jefe, Enrique Romero, hoy enrolado en las filas de Amaya y compañía.
De todos modos, entre los apoderados de los distintos colores y los atribulados organizadores de los comicios hubo acuerdo en que la estrella electoral del 23/24 de agosto fue la senadora radical, Silvia Elías de Pérez.
El presidente de la Corte, Antonio Gandur, y la fiscala Ana María Rosa Paz integraron la Junta.
En La Florida hubo un enfretamiento entre simpatizantes de dos sectores del peronismo.
El comisionado de La Florida, Arturo Soria, muestra balas del enfrentamiento en la comuna.
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