La última de las declaraciones de este miércoles aportó un dato relevante en el juicio que se le sigue a los 18 policías imputados por los hechos del 8 y 9 de diciembre de 2013. Allí, un agente que cumple tareas en el área de Informática del Comando Radioeléctrico ratificó haber presenciado en los días previos dos llamados al teléfono de emergencias 101 que exhortaban a que se tome la Jefatura y la sala del Comando, calificando a este última como “un lugar estratégico” para hacer escuchar el reclamo salarial.
Rubén Risti relató que cumplía por ese entonces funciones en la parte de Informática del Comando, cargando los datos de las actuaciones que se iniciaban. Que junto a al Sargento César Figueredo trabajaron durante los días 4 y 5 de diciembre de 2013. Puntualizó que allí, Figueredo atendió dos llamados telefónicos al número de emergencias 101.
Luego de cortar, Risti asegura haber tenido conversaciones con Figueredo, quien le narró de qué trataban ambas comunicaciones. Sostuvo que en una de ellos le habían dicho, “que los Jefes estaban cagados y que se animen a tomar la Jefatura”, y amplió sus polémicas afirmaciones añadiendo que en otro llamado “escuché que le decían a Figueredo que el Comando era un lugar estratégico y que había que tomar”.
Ante eso, Risti manifestó que “en ese momento no le dí importancia. Por eso no avisé a nadie, porque consideré que era una charla más de la que había en esos días” y reconoció que luego del amotinamiento y ante su ausencia por encontrarse enfermo esos días le comunicó estos sucesos a su superior, el Subjefe del Comando de apellido Ramos, quien le reprochó por no haberlo notificado antes.
Consultado por uno de los abogados defensores, el agente del Comando indicó que nunca más tuvo que brindar precisiones a la policía o a la Justicia sobre esas llamadas y que tampoco tuvo conocimientos de dónde provinieron. Confirmó que no obtuvo datos acerca de que se haya avanzado en la investigación de esas dos comunicaciones telefónicas.
En ese contexto fue que a pedido del defensor Rafael Garay y con el visto bueno de la fiscalía encarada por Mario Guerrero se modificó el cronograma de testimoniales previstos. El argumento fue poder conocer las declaraciones que tenga para dar Figueredo, y en todo caso dejar una puerta abierta para un careo entre ambos compañeros que estuvieron en la oficina del Comando esos días.
“Hasta el día de hoy estoy en una situación incómoda” consideró Risti, que amplió sus dichos afirmando que fue objeto de “comentarios y amenazas donde me decían que me cuide, que cuide a mi familia y que iban a cagarme a tiros”.
Careo.
Un rato antes declaró el oficial Eduardo Bertoli, con 18 años de servicio en la fuerza y que confirmó que como Subcomisario de la jurisdicción Segunda participó de una reunión el domingo 8 durante el mediodía en la sede de la Jefatura. Indicó que estuvieron presentes los comisarios, jefes de las diferentes divisiones, el Subjefe Departamental y el Jefe. Dijo que le anticiparon a los presentes que se estaba gestionando un aumento y que la orden impartida era que los primeros mandos de las distintas comisarías debían permanecer trabajando ese día.
Bertoli también describió que durante la tarde-noche de ese domingo llegó hasta el edificio policial de calle Pellegrini para realizar un informe sobre un homicidio ocurrido horas antes, e indicó haber visto participando de la marcha de protesta a Luis Gómez cuando caía la noche.
A raíz de esto fue que el tribunal aceptó la realización de un careo entre Gómez y Bertoli, ya que el imputado subrayó en sus dichos que no estaba en las inmediaciones de la Jefatura, sino que por esas horas se encontraba en la costanera de Concordia participando con su familia del sorteo de un automóvil por parte de la compañía de televisión por cable local.
Ambas partes ratificaron sus dichos, acentuando Bertoli que fue sobre calle 1º de mayo donde tuvo un breve diálogo con el imputado, quien lo invitaba a sumarse a la protesta, pero que se limitó a esbozar una sonrisa y negarse.
Comentá la nota