Los responsables de hacer la autopsia de Débora Pérez Volpin no dejaron dudas ante el tribunal y complicaron al endoscopista Diego Bialolenkier. "Fue una muerte violenta" que se desató en menos de cinco minutos, sostuvieron los expertos que llevaron adelante el informe oficial sobre el deceso.
Descartaron una "enfermedad preexistente que pudiera haber puesto en riesgo de vida" a la ex periodista y aseguraron que las lesiones fueron "producto de una maniobra instrumental". Además, afirmaron que según los ingenieros el endoscopio largaba más presión de aire de la normal. La anestesista Nélida Puente no quedó tan mal parada: para los forenses las tareas de reanimación fueron las indicadas, "aunque siempre se pudo hacer más".
En una extensa jornada en donde fueron indagados los dos acusados y se escuchó a la pareja de Débora, Enrique Sacco, el tribunal oral a cargo del juez Javier Anzoategui dispuso interrogar por la tarde a los cinco expertos que llevaron adelante el informe oficial sobre las causales de muerte: Roberto Víctor Cohen, Alejandro Félix Rullan Corna, Miriam Hebe Matoso, Héctor Nicolás Papagni y Santiago Maffia Bizzozero. Declararon todos juntos, contestando las preguntas del juez, la querella, la fiscal y las dos defensas.
Primero los expertos hicieron un exhaustivo y detallado informe médico, con fotos de la autopsia. Las conclusiones llegaron después de una hora y media de terminología médica y académica. Según sostuvieron, hubo una perforación instrumental del esófago. "Ingresó gas de manera abrupta, que debilitó la pared y la rompió", se sostuvo. "No sabemos si el gas era aire u oxígeno. Pero tuvo que haber recibido 4 litros de gas en breve instantes", se estableció.
La anestesista Nélida Puente (Fotos Adrián Escandar)
Aunque no se pudo establecer en cuánto ocurrió todo, queda claro que pasó en menos de 5 minutos. El procedimiento empezó a las 17:20 y se interrumpió 17:25. "En ese breve tiempo se produjo el efecto catástrofe", dijeron. Resaltaron que "la situación de muerte es rarísima en este tipo de estudios", donde no se entuba al paciente sino que se le aplica oxígeno durante la sedación.
En ese momento de las declaraciones parecieron reforzarse las sospechas sobre el endoscopista. Los expertos señalaron que "el endoscopio tenía una salida de aire que no funcionaba correctamente" porque, según los ingenieros, era superior a la normal. Y ratificaron: "Hubo una lesión producida por el instrumento médico. En este caso, el endoscopio".
Cuando la defensa de la anestesista quiso saber cómo evaluaban la conducta de su clienta, uno de los forenses afirmó que la caída de saturación de oxígeno se detectó rápidamente y el proceder "fue adecuado". Sin embargo, añadió, "posibilidades de hacer otras cosas también hubo… siempre se puede hacer más"
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