La muerte de un escolar de Isonza desnudó negligencias estatales y particulares. Se golpeó la cabeza. No fue asistido por un neurólogo ni en Isonza ni en Cachi por falta de profesionales.
El juicio a cinco médicos por el homicidio culposo de Luciano Abraham Gastón Martínez (7), el niño del paraje Isonza, se inició ayer en una Salta del Tribunal Electoral, en inmediaciones de la Ciudad Judicial.Justina Martínez, madre del niño, fue la primera en declarar. La mujer relató que en determinado momento notó que su hijo tenía los ojos distintos y que se había puesto "durito".Durante el traslado desde Cachi a la capital salteña, "Luciano vomitó en el camino y yo también porque al bajar la Cuesta me hace mal. La enfermera venía delante al lado del chofer y yo y mi hijito atrás", relató.Posteriormente, al ser consultada por el abogado defensor Marcelo Arancibia, quien representa al médico Héctor Chuchuy, sobre el momento en que notó algo extraño en los ojos de Luciano y que se había puesto "durito", la mujer estalló en llanto. "Me siento mal", dijo, tras lo cual la presidenta del Tribunal, Silvia Bustos Rallé, solicitó un médico. "Siento que me falta el aire", manifestó la madre de Luciano. Luego la magistrada dispuso un cuarto intermedio. Justina Martínez fue recostada sobre varias sillas y luego se retiró del recinto.La segunda persona en declarar fue Plácida Delgado, la maestra de la escuela albergue 4596 Gral. Martín Miguel de la Mata Gemes, a la que asistía Luciano.La docente sostuvo que la tarde del 28 de junio de 2012 "yo volvía al salón de la escuela y vi que la alumna Pamela Burgos salía del comedor hacia el patio y momentos después escuché un golpe y el llanto ella. Vi que estaba en el suelo llorando y otro alumno, Luciano Martínez, en el suelo. Crisanto, el cocinero, lo levantó a Luciano y lo llevó en brazos al puesto sanitario. En un momento Luciano se desvaneció pero antes de salir del establecimiento, a unos 15 metros, comenzó a llorar y recobró la conciencia. En el centro de salud fue asistido por la enfermera Ana Bonifacio. Era una desesperación. Nos preocupamos porque había sufrido el desmayo. En el centro de salud vomitó, pensamos que quizá era porque recién había tomado la merienda", recalcó Delgado"."Le pregunté a Luciano qué sucedió y él señaló con su mano que tropezó en el patio y que chocó con la cabeza de Burgos", sostuvo."Volvimos a la escuela. Él estaba con los chicos y largó el segundo vómito. El director sacó la camioneta y salió con Luciano y la enfermera para el hospital de Cachi", manifestó."El accidente ocurrió después de la merienda. En ese momento los chicos estaban viendo tele y Luciano había ido al baño", dijo la docente."El 19 de junio había ingresado Luciano a la escuela. Era su segunda semana porque él iba a la de Payogasta. Tenía problemas de aprendizaje. Después del golpe yo lo noté pálido, decaído. El era un niño tranquilo, sociable", finalizó la maestra.OTROS TESTIGOSLa tercera persona en declarar fue la ordenanza Evangelista Zerpa. "El chiquito salió afuera y se cayó. Eran las 17.30. Fuimos a levantarlo. Se quiso desvanecer. Lo llevamos al puesto sanitario. Él era mi ahijado. Se descompuso, vomitó, así que se lo llevaron en la camioneta", dijo la mujer.En tanto, Walter Tolaba, quien también se desempeña como ordenanza de la escuela albergue, dijo: "Yo veo cuando cae al piso. La nena sale caminando y él va corriendo y se golpean las dos cabezas. El cayó y se dio la cabeza contra el piso de cemento. Estaba de costado, tieso. Lo levanté y se le cayeron los brazos. Luego reaccionó", sostuvo.Rolando Roldán, el chofer de la ambulancia en la que fue trasladado Luciano desde Cachi hasta la capital salteña, fue el quinto en declarar. "A las 21.40 salimos de Cachi y luego paramos en Payogasta para retirar a la madre y bolsos. Los llevamos al hospital junto con la enfermera Nora Siares. El doctor Belmont hizo la derivación. El viaje duró tres horas y lo trajimos hasta la Sala de Guardia".Al ser consultado por el Tribunal sobre si la ambulancia iba en código rojo, Roldán respondió que la ambulancia ingresó sin sirenas a la ciudad.El último testimonio de la jornada fue el de la enfermera Ana Bonifacio, quien asistió a Luciano en el centro de salud de Isonza y lo acompañó en el traslado en la ambulancia hasta Cachi."A las 17 llegó el niño acompañado de su maestra, el director y el ordenanza. Por los episodios de vómito lo llevan derivado a Cachi. Se había golpeado la parte izquierda de la cabeza. El chico volvió a vomitar cuando estábamos esperando a su madre en el paraje, a 10 kilómetros de la escuela. "No me lleves al hospital, no quiero ir'', me decía. En el hospital de Cachi él volvió a vomitar cuando nos recibió la doctora Adriana Pistán. El viaje duró una hora. Llegamos a la guardia y el doctor nos dijo que lo iban a derivar. Eso fue a las 20.15", culminó Bonifacio.LOS IMPUTADOSLa causa es contra los médicos Alberto Alemán, Adrián Pereyra, José Muela, Héctor Chuchuy y Jorge Sandoval por el delito de homicidio culposo en perjuicio de Luciano Martínez.Interviene en la audiencia el fiscal UGAP 4, Ramiro Ramos Osorio. La defensa de Muela y Sandoval está a cargo de Daniel Loutayf; Pereyra es defendido por Federico Rodríguez Spuch y Noelia Ortiz. Diego D''Andrea Cornejo y Carlos Cúneo son los defensores de Alberto Alemán y Marcelo Arancibia hace lo propio con Héctor Chuchuy Alaniz.Luciano Martínez arribó el 29 de junio de 2012 al HOSPITAL MATERNO INFANTIL, con diagnóstico de traumatismo encéfalo craneano, luego de haberse golpeado la cabeza en el patio de su escuela, en el paraje Isonza.Los médicos acusados eran los encargados de brindarle asistencia al menor accidentado, quien desgraciadamente falleció en ese nosocomio el 1 de julio de ese año.LA MUERTE DEL NIÑO PUDO SER EVITABLEEl caso difícilmente será olvidado. Luciano Martínez murió por aparente mala praxis en el Hospital Público Materno Infantil, luego de llegar derivado desde Cachi tras sufrir un golpe en la escuela. La Justicia abrió una investigación y diversos peritajes que determinaron posibles responsables.Los resultados fueron elocuentes para la acusación y los peritos mostraron disidencias.Según la evaluación realizada por estos profesionales, la muerte del niño era evitable.Las falencias estuvieron (para casi todos los peritos) en el diagnóstico y tratamiento tardíos, tanto en el lugar de origen como en los posteriores centros asistenciales.Los peritos pusieron énfasis en la demora de la cirugía.
Comentá la nota