El juez con los periodistasLa reacción del juez federal de Orán, Raúl Reynoso, a 24 horas de ser allanado por efectivos de la Policía Aeroportuaria en busca de las pruebas que, según la acusación de la fiscalía, lo comprometen, fue inédita, pues con semejante acusación penal, nadie esperaba que el magistrado estuviera más preocupado por el efecto mediático del escándalo que lo tiene en el centro de la escena, que por definir una estrategia legal que lo saque del embrollo en el que se encuentra, dijo el sitio digital La Voz.
“Algo desorbitado el juez, algunos dicen, empujado por su círculo más íntimo, contraatacó la acusación penal en su contra por los graves delitos de cohecho agravado y asociación ilícita con una conferencia de prensa, en la cual se dedicó a dejar en claro que no a va a renunciar, que denunció al juez que dirige la investigación en su contra, Julio Bavio, del juzgado federa1 y, sobre todo a evidenciar que lo trataron de “coimero”. Esto último, al parecer, es lo que más lo habría afectado, pues los jueces, en especial los del fuero federal, saben que a lo largo de la carrera judicial pueden ser denunciados e incluso llamados por el Consejo de la Magistratura para explicar alguna que otra desprolijidad, pero ser señalado como “coimero” es una afrenta de la que no se vuelve”, indicó la publicación.
“Lo llamativo es que en sus declaraciones, Reynoso pluralizó su fastidio al decir que “nos trataron” de “coimeros”, lo que dejó algunos interrogantes, pues no aclaró si lo hacía en nombre de los empleados y demás funcionarios del juzgado de Orán o en representación de los cinco abogados implicados en estas maniobras”.
¿Defensa colectiva?
Si se refería a una defensa colectiva con el juzgado, cabe señalar que ya varios empleados comenzaron a correrse del magistrado, por lo que poco a poco está quedando solo frente a los delitos que se le imputan.
Hasta la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, hizo leña del árbol caído y volvió a reutilizar la figura de este juez para reeditar sus críticas al Poder Judicial de la Nación, en particular a su presidente, Ricardo Lorenzetti.
El gesto, no hace más que evidenciar la situación de soledad que poco a poco se cierne sobre Reynoso.
Afectado, tal vez, por el golpe de verse en el centro de escena de un escándalo de corrupción judicial, Reynoso rechazó con generalidades las imputaciones penales en su contra, avisó a Bavio que va a contraatacar y por último se victimizó, al hacer correr la cinta de escuchas telefónicas de un acusado que lo amenazó de muerte.
Es que Reynoso, como la mayoría de los medios, e incluso los abogados defensores de sus colegas implicados en esta causa, todavía desconocen a ciencia cierta qué es lo que tiene la fiscalía en su contra, situación que se mantendrá hasta el momento en que el juez sea llamado a prestar declaración indagatoria.
Denuncia a Bavio
Al respecto, y lejos de pedir que dicha diligencia se adelante para poder sentarse y aclarar su situación, Reynoso reveló que denunció al juez que lo investiga, y que por ello la indagatoria que pretenden tomarle deberá esperar, pues antes debe resolver una supuesta recusación planteada contra Bavio.
¿Por qué recusar o denunciar al juez? La jugada no es al azar, pues lo que Reynoso busca es tiempo, lo suficiente como para elaborar una estrategia defensiva, la cual en estos momentos es casi imposible, pues el magistrado no sabe el peso y la cantidad de pruebas reunidas en su contra, como así tampoco puede saber qué es lo que los otros abogados implicados, detenido e incomunicados, dijeron.
Por el momento, y hasta que los abogados acusados, René Gómez, Arsenio Eladio Gaona, Ramón Valor, Lucinda Segovia y María Esper, quien se entregó en las últimas horas, queden en libertad, el juez Reynoso considera que no puede declarar, ya que podría complicarse solo.
Asimismo, Reynoso sabe que al prestar indagatoria, ya sea para abstenerse o remitir un descargo por escrito, la causa se acelera y en cuestión de días podría ser procesado, lo que es muy difícil de revertir.
A ello, Reynoso sumó un esfuerzo por trasladar el foco de atención a la figura de su colega, Bavio, acusándolo porliberar a un acusado que lo había amenazado, intentando con ello abrir las puertas a una supuesta interna judicial, a sabiendas de que el juez que lo investiga no saldrá a defenderse, pues se lo considera “no mediático”.
En definitiva, lo que parece una estrategia en realidad no lo es, pues la sensación que Reynoso dejó mostrar se acerca más a manotazos de ahogado que a una defensa elaborada, la cual a medida que las horas transcurren le será aún más difícil de construir, en especial en un marco en el cual los otros imputados, entre ellos Miguel Saavedra, jefe de despacho del juzgado y conocedor de las intimidades del juez, habrían cargado las tintas sobre su figura.
Comentá la nota