Malcorra y Prat Gay integraban la primera comitiva. Fulvio Pompeo, el único que estuvo en todos los viajes.
La Gran Manzana no es un destino más para el Presidente. Nueva York es una ciudad que conoce de primera mano, donde incluso tuvo estadías prolongadas en los años 80. Como Jefe de de Estado la visitó tres veces. Cada incursión tuvo una estrategia diplomática y política diferente y comitivas bien diversas. En cada viaje, la coyuntura del país era muy diferente.
En 2016, cuando llevaba 10 meses en la Casa Rosada, viajó por primera vez como Presidente al centro financiero de los Estados Unidos. "Venimos a mostrarle al mundo que somos parte de las soluciones y no de los problemas", dijo, en aquella oportunidad, apenas aterrizó. Aún eran tiempos del demócrata Barack Obama.
El Presidente por aquel entonces intentaba consolidar por esos días un liderazgo regional. Eligió poner sobre el tapete problemáticas globales: el terrorismo y el cambio climático ocupaban la centralidad de su discurso. Además de su perfil, Macri buscaba levantar el de su entonces canciller Susana Malcorra, que sonaba por esos días como posible secretaria General de Naciones Unidas, una quimera que se desvanecería pocas semanas después. Con la guerra en Siria a cuestas, el Presidente ofreció su ayuda para recibir a refugiados.
Entonces, Macri encabezó un seminario sobre “La nueva Argentina”, que organizó el Financial Times, uno de los diarios económicos más importantes del mundo, que este lunes volverá a entrevistar al Presidente. El Jefe de Gabinete Marcos Peña fue uno de los impulsores de aquella actuación, en uno de los pocos viajes internacionales en los que acompañó al Presidente. Esta vez lo secundará el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, que por esos días era columnista en el programa de Carlos Pagni. En aquella oportunidad ocupó un lugar protagónico en el mencionado seminario Alfonso Prat Gay, al que semanas atrás le ofrecieron el puesto de Jorge Faurie.
Entonces, como ahora, Macri arrojó una sentencia que por estas latitudes cala hondo. “Íbamos directo a otra gran crisis como la del 2001”, dijo durante un foro de la Fundación Bill Clinton, en el que participaron figuras políticas como el ex mandatario estadounidense y estrellas de rock como Bon Jovi y Bono. No señalaba por esos días a Venezuela, una opción que el Gobierno asegura haber evitado.
El discurso contra el Gobierno de Nicolás Maduro y las violaciones de los Derechos Humanos en el país caribeño se endureció con el correr de su gestión. Durante la reunión con cancilleres de la región, Faurie avanzará ahora en una denuncia contra el sucesor de Hugo Chávez, ante el Tribunal Penal de La Haya, por delitos de lesa humanidad. “Queremos volver a ser parte del mundo y cortar con el aislacionismo", decía Macri. Entonces, pocos meses después de haber llegado a un acuerdo con los holdouts y levantar el cepo cambiario, el dólar cotizaba a $15,36.
Macri con Awada en 2016.
La lucha contra la inflación y la reducción de la pobreza eran algunos de sus caballos de batallas, que hoy todavía son asignaturas pendientes. Entonces y ahora insistía con volver a ser un país confiable. Las energías renovables, una de los sectores que más creció durante su administración, también siguen siendo una constante de su discurso.
Ante la Asamblea General de la ONU, donde este martes a las 17 (hora argentina) volverá a exponer, reiteró el reclamo de soberanía por las Islas Malvinas. Su reclamo por el diálogo incluyó una mención elogiosa sobre el papa Francisco. El debate sobre el aborto que el Presidente impulsó lo separó todavía más. En un contacto con medios argentinos, el Presidente señaló que la primer ministra británica Theresa May había accedido a dialogar sobre Malvinas. Esa expresión sobre una entrevista informal le valió el reproche de Londres y de buena parte del arco opositor argentino. Se hizo tiempo para pedalear en el Central Park.
Presidente Mauricio Macri con canciller Susana Malcorra, Marcos Peña y Fulvio Pompeo, en la banca de la Asamblea Gral de las Naciones Unidas de Nueva York. Foto Adriana Groisman
En 2017, Macri quebró la asistencia ininterrumpida de presidentes argentinos en la Asamblea General de la ONU desde 2002. Donald Trump ya dormía en la Casa Blanca. El Jefe de Estado argentino repetía por aquel entonces que era más necesaria su presencia en el país y que ahora existían numerosas instancias de contacto entre la Argentina y el mundo. Eran tiempos de elecciones legislativas, que el oficialismo acabaría ganando cómodamente a nivel nacional.
Su lugar lo ocupó la vicepresidenta Gabriela Michetti, que viajó secundada por Faurie. La primera en la línea de sucesión presidencial se hizo cargo de numerosos reclamos internacionales del país: las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, la soberanía de Malvinas y la exigencia de que Irán colaborara en la investigación del atentado a la AMIA.
Apenas un mes después, cuando ya había ratificado su liderazgo local en las legislativas, el Presidente visitó la Gran Manzana. Esta vez llevó consigo una comitiva de gobernadores opositores. Lo acompañaron el santafesino Miguel Lifschitz, el cordobés Juan Schiaretti y el entrerriano Gustavo Bordet. Juntos participaron de un almuerzo con inversores como el que Macri volverá a tener el mediodía de este lunes en Manhattan.
Aquella vez, la convocatoria -que contó con la presencia de Robert De Niro- quedó a cargo de Jack Rosen; esta vez nadie de la comitiva nacional quiso señalar la virtual responsabilidad del presidente del Congreso Judío Estadounidense, que ayudó a posicionarse a Macri en esta ciudad cuando todavía era Jefe de Gobierno. Durante ese último encuentro, Macri sostuvo que se imaginaba reelecto y en su cargo hasta 2023. Ese sueño todavía no desapareció de la cabeza del Presidente ni de sus colaboradores de mayor confianza.
En aquella visita, el Presidente homenajeó a un grupo de rosarinos que había sido arrollado en un atentado. Un dólar costaba $17,64.
Macri en un homneaje a las víctimas de un atentado terrorista. Noviembre de 2017. Foto Presidencia
La moneda estadounidense empieza su semana rozando los $37. Mientras intenta cerrar definitivamente un nuevo acuerdo con el FMI -el segundo en 3 meses- el Presidente continúa mostrándose optimista sobre el futuro de la economía argentina. Volverá a repetirlo este martes al mediodía ante inversores y por la noche, cuando reciba el premio al Ciudadano Global. Insistirá, con matices por el marco, en la ONU, mientras administra la presidencia argentina del G20. Como en cada uno de sus viajes a esta ciudad lo acompaña la primera dama Juliana Awada.
Esta vez cambió el lujoso hotel The Marks, en el Upper East, por la comodidad más sobria de The Langham, en la Quinta Avenida.
Algunos detalles no cambian. El secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo -al que muchos señalan como el canciller de la Casa Rosada- es la única constante de este relato: estuvo con Malcorra, cuando vino Peña, sin Macri, con Michetti y cada vez que el Presidente pisó la Gran Manzana.
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