Panorama Político Local. La bancada de La Libertad Avanza ratificó su rol opositor a Montenegro. Ocurre cuando el intendente busca un diálogo fluido con el gobierno de Milei. Ofensiva contra la estrategia para prevenir el delito.
Por: Ramiro Melucci.
“¿Cambió algo?”, le preguntaron al diputado provincial Alejandro Carrancio, referente de La Libertad Avanza en Mar del Plata, unos días después de la apertura de sesiones del Concejo Deliberante. “¿En qué sentido?”, indagó, sorprendido. El interlocutor le mencionó entonces que todos los bloques opositores, salvo el libertario, habían cuestionado el discurso del intendente Guillermo Montenegro. Y que eso podía sugerir un acercamiento político, cierto reflejo con lo que sucede en el ámbito nacional. “Nada de eso. Esperen unos días”, recomendó el legislador.
En efecto, dos días después, en pleno escándalo por la denuncia contra Alberto Fernández, los concejales de La Libertad Avanza presentaron un pedido de informes sobre los seguros del municipio. Luego se despacharon con otro vinculado al convenio por el que se aplican fotomultas. Y al rato propusieron que el Ente de Turismo evalúe financiar el Festival Internacional de Cine, desfinanciado en nombre del equilibrio fiscal por el gobierno de su fuerza política, con el Fondo de Promoción Turística. Es decir, con fondos públicos que recauda el municipio de los comercios e industrias a través del cobro de un adicional del 10% en la Tasa de Seguridad e Higiene, que debe ir íntegramente a promocionar la ciudad.
La seguidilla ratificó el sesgo opositor de los libertarios en Mar del Plata. Sucede, paradójicamente, cuando el intendente golpea puertas y recorre despachos oficiales para lograr un diálogo fluido con el gobierno de Javier Milei. Está claro que para eso no necesita llevarse bien con el bloque local de La Libertad Avanza. Es uno de los intendentes más relevantes del PRO, el partido con el que el Gobierno libertario intercambia promesas de amor.
El municipio devolvió en el aire la propuesta de destinar el Fondo de Promoción a la muestra cinematográfica. Cerca del intendente hablaron de la “incoherencia” de pretender que se usen fondos públicos para organizar el evento y advirtieron que, si se tomara la decisión, habría que utilizar toda la partida. “No quedaría un peso para otro tipo de promoción de la ciudad”, avisaron.
También negaron que, como publicó en redes sociales la presidenta del bloque de LLA, Cecilia Martínez, este año se esperen recaudar $ 23 mil millones por el fondo promocional. En 2023 la recaudación fue de $ 1.916 millones y en el presupuesto 2024 se anotaron $ 3.859 millones, pero en el municipio creen que se recaudará menos por el impacto de la recesión en los índices de actividad.
En el entorno del intendente no dramatizan. Adjudican los movimientos del bloque libertario a la natural búsqueda de identidad de una vertiente política nueva. No lo relacionan con viejas disputas. Difíciles de olvidar, por cierto: en 2021, como jefe del bloque de Montenegro en el Concejo, Carrancio sepultó con su voto negativo el pliego de licitación del transporte. La decisión derivó en la expulsión del gabinete de todos los funcionarios que en ese momento respondían al entonces senador Lucas Fiorini. Y, claro, en el paso al costado de Carrancio como edil oficialista.
Desde entonces, el vínculo con Montenegro nunca se recompuso. Lo desconcertante es que tanto uno como otro saben que pueden volver a quedar parados en la misma vereda si el PRO y la Libertad Avanza terminan firmando la unión convivencial. Pero para eso todavía falta.
De momento uno de los celestinos, Mauricio Macri, se encamina a presidir el partido amarillo: el martes debe presentar la lista con las nuevas autoridades ante la Justicia electoral. El intendente lo ha empezado a ver con asiduidad. No es casual. Aspira a tener un lugar en la mesa nacional, junto a los gobernadores Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, los diputados Cristian Ritondo, Diego Santilli y María Eugenia Vidal; el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y algún otro jefe comunal.
En el entorno del intendente no dramatizan. Interpretan los movimientos del bloque libertario como la búsqueda de identidad de una vertiente política nueva.
En el plano de la gestión, en las últimas semanas hubo contactos con las áreas de Transporte, Educación, Desarrollo Social y Seguridad. “Nos atienden y nos escuchan”, dicen en la mesa chica del intendente, con la satisfacción del que cuenta un deseo que se le estaría cumpliendo.
Por lo pronto, los libertarios de Mar del Plata no parecen tener intenciones de adelantar los tiempos de un acuerdo, a pesar de que el oficialismo vernáculo ha dado muestras de acercamiento: no votó ninguna de las resoluciones con las que la oposición intentó juntar adhesiones para enviar un mensaje del Concejo contra el Gobierno nacional. Entre ellas, un pronunciamiento en favor del programa Previaje y otro contra la posible eliminación de la Zona Fría.
El bloque de LLA, o Crear más Libertad –como se llama en los papeles en alusión al partido local de Carrancio y los ediles– pareció en cambio colaborar con la delegación de facultades para aumentar el boleto. Podría tratarse de otro espejismo. Es cierto que se diferenció del resto de la oposición con una abstención. Pero no lo hizo con intenciones de acoplarse al oficialismo local, sino con la expectativa de facilitar una salida a una turbulencia de la que su gobierno, con el anuncio de eliminación de los subsidios, no fue ajeno.
Montenegro cerró momentáneamente el capítulo con un aumento del boleto a $ 750, que regirá desde el 25 de marzo. Procuró minimizar el costo político como acostumbra: con un monto que estuvo por debajo del pedido de los empresarios y del estudio técnico del propio municipio. Nada nuevo.
Los libertarios de Mar del Plata no parecen tener intenciones de adelantar los tiempos de un acuerdo, a pesar de que el oficialismo vernáculo ha dado muestras de acercamiento
En uno de los encuentros con funcionarios nacionales de la semana pasada, uno de sus hombres visitó a Patricia Bullrich. Conversaron, entre otros temas, sobre la promesa de la vuelta de los gendarmes a Mar del Plata. Un compromiso que todos tienen presente, pero que en medio del drama narco en Rosario nadie confirma ni se atreve a ponerle fecha.
La seguridad ha sido siempre un aspecto sensible para Montenegro. Acaso porque sus promesas de campaña, en especial la de 2019, le dejaron siempre la vara alta. Esta vez fue Acción Marplatense, a través de Eva Ayala, el bloque que buscó contraponer con estadísticas el discurso oficial con la realidad. “La situación es gravísima”, se sumó Diego García, de Unión por la Patria, el partido que gobierna la Provincia, que maneja la policía en el distrito. Y le reclamó más inversión en seguridad al municipio. ¿Sólo al municipio?, cabría preguntarse.
En un pedido de informes sobre en anillo digital, los botones antipánico, la Patrulla Municipal y el Centro de Operaciones y Monitoreo, el camporista apuntó que la peor cifra es la del robo y hurto en comercios, que creció 91% en relación con enero y febrero de 2023. Adjudicó este y otros índices a “la agudización de la crisis económica y social” y, en sintonía con Acción Marplatense, a “las falencias en la estrategia municipal de seguridad”.
De la embestida surgen un puñado de consideraciones. Es verdad que Montenegro se vanaglorió de su pasado como fiscal, juez y ministro de Justicia y Seguridad porteño, y en consecuencia cimentó expectativas. Es razonable que la oposición reclame que el municipio cumpla su parte y exija información que no es pública (la de las cámaras de seguridad en funcionamiento, por ejemplo). Pero el intendente no es el único responsable de los índices delictivos. Ni siquiera el principal.
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