El chisporroteo de consignas que abundan en las redes digitales no alcanza aún para definir un verdadero tren de campaña electoral. De todos modos, la inminencia de las primarias provinciales deja cada vez más en claro que en la provincia están en juego dos proyectos personalizados en Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey, pero que deberán traducirse en gestiones de gobierno, ejecutadas por los funcionarios que acompañan a uno y otro.
Ambos tienen historia a lo largo de los últimos 19 años, y la ciudadanía las conoce y las valora, bien o mal.
Por una cuestión cronológica, el actual gobernador debe aceptar que la gente juzgará resultados y no palabras, y mucho menos, alquimias como las que inventa el oficialismo en Salta capital.
Las fortalezas
Urtubey tiene a su favor el aparato del Estado, al que ahora suma un muy sospechado sistema de voto electrónico, que puede ser otra forma de alquimia. La mayor fortaleza del sueño re reeleccionista es el apoyo de los intendentes, que si estuvieran disconformes no podrían expresarlo sin riesgo de represalias.
Si el "modelo inclusivo" dio resultado, las urnas dirán en qué medida. La estrategia de evitar la ejecución de obras de infraestructura y aplicar el presupuesto provincial a subsidios de poca envergadura, reemplazar la construcción de viviendas por soluciones habitacionales y la generación de empleo genuino por nombramientos en el Estado es una apuesta electoral cuyo primer resultado se conocerá el 12 de abril.
Lo cierto y concreto es que en la semana pasada, uno de los más entusiastas defensores de ese modelo fue despedido sin paños fríos. Matías Posadas, cuyas gigantografías aún decoran la ciudad, debió resignar sus aspiraciones a la candidatura de intendente a manos de un recién llegado Javier David, hasta diciembre feroz crítico del "modelo inclusivo". Posadas fue defenestrado, a pesar del increíble montaje de ficción que llevó a cabo desde junio, cuando fue nombrado interventor del Instituto Provincial la Vivienda con dos misiones: evitar que se investigara a su antecesor, Fernando Alesanco, y tratar de convencer a los salteños de que Urtubey produjo una revolución habitacional, a pesar de los bochornos de favoritismo como Lomas de Medeiros y Procrear, o los módulos inhabitables de 15 metros cuadrados.
Las explicaciones posibles del despido de Posadas son dos: o fue un capricho de Urtubey, o es que la bronca ciudadana por la política de viviendas exige hechos y no sorteos televisados.
Yo sigo con vos
La estrategia de campaña de Urtubey deja una sensación de displicencia. Las gigantografías no informan sobre lo que piensa hacer con Salta; se limitan a decir que "yo elijo seguir; yo sigo con vos", sin dar un lugar para que cada ciudadano decida qué elige él.
El gobernador optó por Miguel Isa y Javier David para recuperar votos en Salta capital, donde una encuesta reciente de Analogías les otorga a Romero y a Alfredo Olmedo once puntos de ventaja sobre la fórmula oficial.
Desde hace un año, Isa viene desplegando una intensa campaña mediática donde describe una transformación de Salta que, en todo caso, data de una década atrás. Los barrios periféricos de la ciudad son muy críticos por la falta de agua y cloacas y por el exceso de inundaciones, que afectan la vida cotidiana. El otro drama, más profundo, la falta de continencia para los jóvenes.
A nivel provincial Isa no le suma. Ahora, el gran desafío radica en que la pelea con el Partido de la Victoria y con el electorado del PRS no le drene demasiados votos hacia Romero y Olmedo.
En los departamentos del norte salteño, se registra un incremento de la pobreza, un deterioro alarmante de la calidad del empleo y se respira una frustración enorme por la inexistencia de las obras prometidas con el Fondo de Reparación Histórica. Los 180 millones de dólares se convirtieron en una deuda que la provincia pagará con regalías, y nada más. Así lo señaló el ex diputado opositor Marcelo Bernad, quien recordó también que ese fondo tuvo una cara visible, Rodolfo Urtubey, el hermano del gobernador.
El desafío social
La ventaja de competir desde el Estado tiene la contracara de tener que asumir las responsabilidades del presente. La desnutrición infantil es una carga muy pesada, que pone en duda los enunciados sociales del gobernador. Nadie ignora que Salta sufre una histórica pobreza estructural; es menos conocido, quizá, que en los últimos cuarenta años la fractura social del país no solo de la provincia- se profundizó y que la bonanza de los últimos tiempos se derramó en forma despareja. La historia de los éxitos y los fracasos de los pueblos muestra a las claras y con datos que la equidad se logra cuando los países logran aumentar la calidad educativa y ofrecen seguridad jurídica. En ese marco, es posible la inversión y la generación de empleo genuino. El próximo gobernador deberá afrontar ese desafío, garantizando además la continuidad de todos los beneficios sociales, que son un derecho y garantizan la paz social.
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