El Gobernador habló por primer vez luego del accidente en Valle Fértil. No pierde el sentido del humor, aunque se lo ve triste de a ratos. Dice tener fuerzas y ansía volver a San Juan.
Los médicos son optimistas, ya que a la familia le dijeron algo que los llena de fuerzas todos los días: “Gioja va a volver a ser el de antes, eso me dijo el director del Servicio Eduardo San Román”, aseguró el hijo mayor del mandatario. “Creemos que en unos 40 días vuelve a San Juan”, cerró contento Gastón (ver página 3).
Los 38 grados de sensación térmica a los que se llegó ayer en Capital Federal quedaron fuera del inmenso hospital sobre calle Perón, donde está internado el mandatario provincial. El edificio tiene varios pisos y Gioja se aloja en el segundo, en la sala de Terapia Intensiva, donde se ve situaciones extremas todos los días. Y sobre esas experiencias, la familia de Gioja cuenta ya con varias anécdotas.
La Terapia está dividida en boxes que contienen a un paciente cada uno. Al ingresar al lugar es obligatorio lavarse las manos con alcohol en gel. El procedimiento debe repetirse cuando se ingresa al box del paciente al que se va a visitar. La limpieza se nota hasta en los detalles: como en el Hospital Rawson, la familia montó cerca de la cama del Gobernador una especie de santuario con estampitas que la gente les deja, pero tuvieron que sacarlas porque se los pidió la Dirección del nosocomio.
Para llegar a Gioja hay que atravesar dos puertas, luego de haber ingresado en un pasillo donde está la gente de seguridad del hospital y por donde el mandatario sabe caminar, con algo de ayuda, casi diariamente.
Sentado en una silla, vestido de pijama blanco, Gioja esperó la visita de DIARIO DE CUYO. No fue sencillo, ya que antes había tenido una sesión de rehabilitación y estaba cansado. Mucho menos accedió a una foto. No se lo ve demasiado delgado, tal vez con algunos kilos menos, pero nada extremo. Al momento de la entrevista tenía oxígeno en la nariz y eso, es probable, haya sido determinante para evitar la imagen, aunque tampoco quiso dar demasiadas explicaciones, fiel a su estilo.
Se notan las huellas del accidente al escucharlo hablar. Menciona palabras muy pausadamente y se emociona al recordar a su San Juan querido.
“Antes que nada a todos los sanjuaninos quiero enviarles un abrazo grandote, no hay cómo expresar el agradecimiento a tanta gratitud, a tanta bondad. A todos un abrazo grande, que tengan un feliz año nuevo, muchas gracias a mi familia que está todos los días conmigo”, arrancó Gioja. Al final se le entrecortó la voz, se emocionó al saber que esas palabras llegarían a todo San Juan. Agachó la cabeza y se frotó las piernas al decirlo, como sabiendo que la emoción lo iba a traicionar. Y agregó: “Tengo dos cumpleaños ahora, el 11 de octubre y el 4 de diciembre, pero los ruegos de los sanjuaninos son escuchados por el Señor. Estamos saliendo adelante, y creo que pronto vamos a estar en San Juan que es lo que más quiero, quiero estar en mi tierra, con la gente nuestra, trabajando”, finalizó.
Al mandatario la lucidez le permite estar en contacto con los funcionarios que van a verlo. Ayer por la mañana, por ejemplo, estuvo el ministro de Minería Felipe Saavedra, el sábado había estado con él Héctor Pérez, coordinador de la Unidad de Gobernación, y uno de los tripulantes del helicóptero que precipitó a tierra en Valle Fértil. Pérez está en Capital Federal luego de haber tenido una exitosa operación, y el sábado visitó al mandatario por primera vez luego del accidente. Y el viernes anterior, lo visitaron el vicegobernador Sergio Uñac y el ministro de Hacienda Francisco Alcoba. Con los últimos dos funcionarios charló unos 20 minutos aproximadamente. Lo pusieron al tanto de todo lo que pasa con las cuentas públicas. Y hasta dio algunas indicaciones, contó su hijo Gastón, testigo de la charla. En la conversación con DIARIO DE CUYO, también recordó la gestión. “Un abrazo y un reconocimiento grande a Sergio -Uñac- y a todo el equipo porque vienen trabajando muy bien”, lanzó inesperadamente.
A esa altura de la entrevista Gioja ya había dejado de emocionarse. Con los pies en la tierra, contó detalles de su traslado luego del accidente.
“Tengo que reconocer al Hospital Rawson, a toda la gente de Terapia. Lo elegí especialmente al Rawson para que me internasen ahí. En esos ratos que tenía de lucidez, porque en el helicóptero de vuelta -al Hospital Rawson- yo estaba consciente, no sabía qué me había pasado, no sabía de las heridas, no sabía de nada, yo creía que era mucho menos, pero al final fue lo que es hoy. Vuelvo a agradecer a todos los que trabajan ahí, no quiero hacer nombres porque voy a cometer errores, pero a la gente de la Terapia, a todos, y también al ministro Oscar Balverdi”.
Los avances que lograron los profesionales del Italiano son notables. Gioja apenas ha superado el mes de internación en este lugar y ya ha logrado caminar. Y lo relata de esa forma: “Estoy haciendo fuerza para recuperarme. Con mucha paciencia, teniendo en claro que el enemigo de estas circunstancias es la cama, porque la cama es la que me llevó a este estado. Estamos caminando, hacemos rehabilitación todos los días. Todavía quedan algunos problemas por resolver, como el tema del equilibrio, de poder andar. Con 63 años tengo que aprender todo de nuevo, a comer, a caminar, a mover los brazos. Yo tengo fuerza de voluntad, en eso estén tranquilos los sanjuaninos, Dios nos está ayudando”.
La entrevista se extendió más de lo que él pretendía y empezó a mirar a su alrededor como haciendo señas. No quería cometer errores en lo que decía, como siempre ocurre con sus entrevistas. “No pongás huevadas”, lanzó al despedir al cronista. Lo dijo entre risas, a la manera que puede en su estado. Gioja aparenta estar bien, y quiere volver, se le nota. Aunque todavía tiene muchos desafíos por cumplir.
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