Jorge Lanata: “Milei es un líder político, sin duda”

Jorge Lanata: “Milei es un líder político, sin duda”

Es uno de los periodistas más importantes del país, no solo por su trayectoria, sino también porque fundó y dirigió los diarios más innovadores y disruptivos entre los medios de comunicación nacionales. Además se ha enfrentado y ha sido crítico con todos los gobiernos de los últimos veinte años. Esta semana fue sumado a la lista de periodistas agraviados y descalificados por el presidente de la Nación, entre los que se encuentran varios informadores prestigiosos. El pasado miércoles tomó la decisión de presentar una demanda civil y penal por injurias contra el Presidente por haberlo calificado de “ensobrado”, causa que paradójicamente cayó en el juzgado de Ariel Lijo, juez propuesto por el Gobierno para completar los miembros de la Corte Suprema de Justicia. En esta extensa entrevista reflexiona sobre el periodismo, la libertad de expresión y las redes sociales en la era de la posverdad, la reconfiguración política nacional que produjo la victoria de Milei y su éxito político

Jorge Lanata, en la entrevista con Jorge Fontevecchia. 

—Esta semana te vi en cadena en todos los medios, en TN con Jony Viale, en Crónica con Chiche Gelblung, Radio con Vos con Ernesto Tenembaum y Romina Manguel, en C5N con Jorge Rial, en La Nación+ con Eduardo Feinmann, con Marcelo Longobardi en Radio Rivadavia, además de tus tres horas diarias, todos los días en Radio Mitre, ¿seguís necesitando el periodismo como hace cuarenta años? 

—Lo que pasa es que la pelea que voy a dar con el juicio es una pelea importante, entonces necesito apoyo y no me importó nada salir con quien fuera, estuviera yo o no de acuerdo. Si estamos en la vereda, damos la pelea. No voy a dar golpe debajo del cinturón, pero todos lo que pueda dar arriba los voy a dar. Vos me conocés hace años, es así. Y como que también por eso es que los tipos conmigo tienen desconfianza, porque no me importa nada. O sea, si yo tengo que dejar todo en este momento, lo dejaré y hablo en los cumpleaños de 15. O sea, lo que no van a hacer es callarme la boca, y realmente creo que el Presidente estuvo mal. Me contaban recién viniendo para acá que alguien le preguntó quién iba a ser su abogado y él dijo: “No voy a tener abogado porque no cometí ningún delito”. Alguien le tiene que explicar que abogado tiene que tener igual porque esto es una querella. Pero bueno, es como que no es consciente, no es consciente. 

—No es consistente inclusive lo que dice. Tendrá un abogado de asistencia oficial, pero tendrá que tener un abogado. 

—Pero alguno tiene que tener. 

—Yo puedo decir en tu defensa que no te van a callar y casualmente “ensobrado” no sos. Estaba mirando los reportajes que te hice y hay uno durante el kirchnerismo en una especie de exilio televisivo... 

—Uno que me hiciste en Boston.

PERIODISMO. “No tengo dudas del sesgo de confirmación, la gente lo prefiere, pero eso es porque todo el mundo está encerrado en un ascensor, rodeado de gente que piensa lo mismo que uno”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—“El exilio de Jorge Lanata”, se titulaba. 

—Mirá, me había olvidado. 

—En el momento que vos estabas prohibido en la televisión. 

—¿Te acordás? 

—Si fueras “ensobrable”, no hubieras tenido ocho años afuera de la television, eso fue en 2011. 

—Hace un montón de tiempo. 

—Después hicimos ya con Alberto Fernández en la presidencia y fue en tu casa.

—En 2020. 

—Cuyo titulo era “Alberto es el Rivotril de Cristina”.

—Sí, sí, sí. 

—Pero lo interesante de aquel “El exilio de Lanata” en Boston es que en ese momento estabas grabando para una cadena norteamericana una serie de documentales porque no podías trabajar en la televisión argentina. 

—Para Turner. Estuve ocho años afuera de la televisión acá. 

—Ocho años en la carrera de un periodista en el momento de gloria es muchísimo tiempo. 

—Ahora, vos sabés que es raro, porque yo fui más veces tapa de revista estos ocho años que antes y después. Fueron ocho años en los que no estuve completamente afuera del medio y fue bueno porque con Turner hicimos un montón de documentales. 

—Además en gráfica marcabas con ruido. 

—Estaba acá (en Perfil).

—No sé si lo recordás, pero el nombre de este programa “Periodismo puro” y el eslogan de Perfil fue tu creación. Estábamos en 2005. 

—Me acuerdo, sí, una reunión que hicimos con los tipos de publicidad en tu oficina. 

—Y la respuesta fue que para competir lo que íbamos a hacer era “Periodismo puro”, y ahí quedó. Y la tapa del número uno fue una nota tuya, la primera denuncia contra De Vido por las coimas en las cárceles, que motivó la renuncia del entonces ministro de Justicia, Rosatti, hoy presidente de la Suprema Corte. 

—De cárceles en Mendoza. 

—Recuerdo otra emblemática: la bolsa de dinero en el despacho de quien era ministra de Economía en ese momento, Felisa Miceli.

—Eso provocó la renuncia de Felisa.

—En el caso de Menem, los medios grandes tuvieron una luna de miel de varios años, podríamos decir cuatro años. En el caso de Néstor Kirchner, casi lo mismo, hasta el comienzo de la que sería la segunda presidencia que en realidad era la primera de Cristina, ¿vos creés que esta vez Milei los va a poner a todos en línea rápidamente y que va a ser distinto de las veces anteriores? 

—Me preocupa que esto suceda a los cuatro meses. Imaginémonos que por algún motivo, ojalá que yo me equivoque, pero que por algún motivo el plan económico va mal. ¿Cómo va a estar Milei? ¿Cómo será Milei de mal humor? Hoy el Milei con el que estamos discutiendo, para decirlo de alguna manera, es el Milei, que sale como uno de los 100 tipos en Time, no es un Milei frustrado. Es el Milei que viene de ver en Tesla al creador de Tesla. O sea, no es cualquiera. Está de buen humor, el mundo le sonríe, etcétera. ¿Cómo será Milei enojado? Entonces, este es Milei normal. Milei pasó de panelista a presidente en un período muy corto de tiempo y yo creo que, aún hoy, no es consciente de que es presidente. Es como cuando estás en una clase en el colegio y el profesor grita, es que no tiene autoridad. 

—Shakespeare hizo decir a uno de sus personajes “gritas demasiado para tener razón”. 

—Claro, no necesita gritar. Entonces Milei no solo grita, porque hace dos cosas, una es gritar y otra es acusar, que son dos cosas muy distintas, porque si Milei me hubiera dicho a mí “sos mal periodista”, ponele, me la banco, no pasa nada. Soy mal periodista. Pero si me dice “sos ensobrado” y es otra discusión, porque si yo no le hago un juicio, lo acepto.

—Dijiste que los periodistas se tenían que unir en varias de las entrevistas que hiciste. Menem en su segunda presidencia nos unió a todos. Néstor Kirchner en su primera presidencia nos desunió a todos, te acordás cómo explotó por el aire a los periodistas, ¿creés que esta vez Milei va a lograr otra vez unir a todos los periodistas que fueron desunidos por la grieta? Otra palabra que vos instalaste. 

—Me llama la atención que esta vez, a diferencia de las otras, yo veo mucho mileísmo en el periodismo. Estamos acostumbrados, los dos lo hemos visto después de tantos años, al oficialismo inmediato, pero esta vez me parece que en alguna gente es peor. Así como Milei es más irracional, también hay mileístas igualmente irracionales en los medios. Entonces no sé qué puede pasar. Yo creo que si la recesión continúa, si la situación social se complica, si la clase media finalmente desaparece y si el país de Milei es como yo creo que puede ser, un país 80-20 entendiendo 80 de pobreza y 20 no, quizá ahí sí puede ser que todo el mundo se una. Pero de otra manera, no lo sé. 

—¿Te llamaron para solidarizarse lo que se denominan los halcones del PRO, que en su momento te chupaban las medias todo el tiempo?

—No, no llamó nadie. 

—¿Te sorprende? 

—Me llamó mucha prensa, de acá, del exterior, de todos lados. Pero ahí terminó. 

—Los que estaban en el área de prensa, ¿Giudici ?

—¿Los políticos? Olvidate...

—¿Y especialmente del PRO?

—No, Giudici no me llamó. 

—¿Lombardi? 

—Me llamó la gente de Fopea.

—De los medios sí, ¿pero Lombardi? 

—No, Lombardi ni me llamó. 

—¿Macri? 

—Mauricio no me llamó. Hoy leí una nota donde especulaban que Mauricio estaba escondido porque no quiere quedar mal con ninguno de los dos, ni conmigo ni con Milei. Entonces estaba en algún lugar lejos de cualquier micrófono. 

—¿Se hacen los boludos los del PRO con los excesos de Milei? 

—Yo de la política no espero nada. No, perdón, me llamó Lilita. Me llamó Graciela Fernández Meijide. 

—Yo estaba preguntando por el PRO.

—Sí, entiendo, pero del resto de la política yo no espero nada, estoy acostumbrado a no esperar nada, porque viviría de una manera más decepcionante aún de la que vivo. 

—Es curioso que más allá de la búsqueda de criticarte a vos, que un insulto sea ser larretista, ¿por qué creés que usa ese calificativo como insulto?

—Porque para él Larreta es comunista. No entiendo cómo nadie le dijo: Javier, no podés decir semejante estupidez. Porque realmente tenés que estar muy a la derecha para decirle comunista a Larreta, no se me ocurre quién le podría haber dicho comunista a Larreta.

—¿Encontrás si hay alguna relación entre que había una enemistad entre Macri y Larreta y al mismo tiempo una afinidad entre Milei y Macri? 

—No, no creo que haya sido deliberado. 

—Tengo una conjetura, vos marcaste en muchas de estas entrevistas esta semana algunas similitudes, también sus diferencias, con el kirchnerismo, salvando las diferencias con la corrupción que este gobierno no tiene, pero sí con determinadas formas patoteriles, usaste ese término, ¿puede ser que en realidad desde la ontología de Milei, él perciba que su polarización no es derecha-izquierda, sino extremismo-moderación, siendo que él desprecia la moderación? O sea decirte moderado es la peor de las críticas. Como en una época en el peor Perón de los 50 era aquella frase sobre el medio “caca de paloma sin olor y sin color”.

—No creo que sea un problema de derecha o izquierda, creo que esa categoría ya no existe más. Yo creo que, en efecto, como lo definió Jorge Fernández... 

LIBERTAD DE EXPRESIÓN. “Pensar como yo creo que hoy piensa Milei, ‘yo tengo razón y no me importa nada el resto’, es más de un gobierno autoritario que de un gobierno democrático”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—Populismo de derecha. 

—Es eso, es un populismo de derecha. 

—Ahora, si tuviéramos que definir el populismo, lo podríamos plantear como un extremo, como una forma de extremar el discurso político, ¿o cómo definirías la categoría populista? 

—Habría que llamarlo neopopulismo, porque hubo un populismo en los 50. 

—Fascistas, concretamente.

—Claro, en América Latina, etcétera y acá también. Y esto sería neopopulismo, donde las categorías de comunicación con el público son distintas, esta cosa de “yo hablo con el público de manera directa”, equivocan qué es pueblo con qué son las redes. Milei cree que Twitter es la sociedad. Se equivoca mucho, Twitter, en todo caso, es una parte de la sociedad con muchas características de microclima y mientras siga siendo anónimo, va a seguir así. 

—No hay más ningún medio que llegue a todos, todos son parte. Buscando definir el populismo, ¿hay un componente de exacerbación de lo sentimental, de lo emocional, y del exceso? 

—Eso sí, pero está pasando en el mundo.

—Te escuché decir que ahora te acusan de kirchnerista. 

—Es muy gracioso. Por un lado me causa gracia y por otro, me enoja mucho porque me parecen unos irrespetuosos. O sea, la discusión política está bien, pero cuando la discusión política se transforma en ridícula. 

—Y también te debe enojar, o por lo menos a mí me pasa eso, la ignorancia, porque ni van a los archivos, como a lo mejor son personas jóvenes que no vivieron lo de hace veinte años, esos que están tuiteando, que no tienen idea lo que sucedió antes.

—No hace falta vivir las cosas para conocerlas, si no la gente no hablaría de los romanos. 

—Por eso digo, falta de preparación, de no ir a buscar a los archivos. 

—Son brutos.

—Ignorantes. 

—Y a lo mejor lo vivieron, pero ahora como lo que hay que decir es que el que está en contra es K, me dicen K, es muy gracioso. 

—Una de tus dos demandas cayó en el juzgado de Ariel Lijo. 

—Es muy gracioso. Hoy me escribió un tipo tuyo preguntándome: ¿qué le provocó lo de Lijo? Y mi respuesta fue: risa. 

—Independientemente de la risa, ¿qué creés que va a hacer una persona que fue propuesta para la Corte Suprema por el Gobierno, está todo el mundo mirándolo?

—Tiene que excusarse. Yo creo que se tiene que excusar, no puede tomar la causa, si el tipo es serio, para mí se tiene que excusar y tienen que volver a sortearla. Es así la vida. 

—¿Creés que lo va a hacer? 

—Esto es Argentina, qué se yo. 

—No sé, por lo menos dudo. 

—Capaz no lo hacen. 

—Dijiste que hay más oficialismo en el periodismo hoy que en otros gobiernos, ¿a qué lo atribuís? 

—Capaz tiene que ver con que cortaron la publicidad oficial y entonces ahora tienen que tener beneficio por otro lado. Hay mucho miedo... 

—O sea, sobres, para decirlo de alguna manera, plata por otro lado. 

—Sobres, claro. Yo me he encontrado con que a Milei le tienen miedo. Su propia gente le tiene miedo. ¿Por qué hay más oficialismo ahora que antes? Yo creo que puede ser ese miedo o pueden ser intereses de algún tipo. Es muy difícil para mí hoy, pero en estos últimos cuatro meses me viene pasando ver el panorama completo de lo que está pasando, porque hay muchas contradicciones en el Gobierno. Ellos mismos asumieron sin tener a la gente que tenían que tener, la sacaron de cualquier lado. Hablaban contra la casta y después llamaron a la casta. 

—Además, la sociedad está en un magma. 

—Para mí es difícil decir cómo termina esta historia. Viste que la gente te pregunta ¿cómo termina esto? No sé, no tengo idea. No tengo idea. 

—Tratemos de conjeturar juntos, ¿hay un triunfo cultural de lo que fue “6, 7, 8” con periodistas de distinto signo ideológico, pero también oficialistas, por decirlo groseramente 7, 8, 6? 

—Yo creo que la gente votó a Milei de una manera completamente irracional y que lo votó diciendo, “¿saben qué?, nos vamos a cagar en todo.

—¿De “que se vayan todos y que venga cualquiera”? 

—Es un buen resumen, del que se vayan todos a que venga cualquiera. Y ahora están empezando a preocuparse. Todavía no están superpreocupados, pero ahora están todos empezando a preocuparse. ¿Quiénes? Un tipo que habla hoy a la mañana conmigo en la radio que la luz le subió de 70 lucas a 300. Un panadero que tuvo que cerrar porque el gas subió no sé cuánto, esos tipos se están empezando a preocupar. La gente de clase media que el colegio le cuesta 600 lucas, esa gente empezó a pensar: ¿che, habré hecho bien? Eso es lo que yo creo que se está viviendo hoy. 

—Cuando digo el triunfo de “6, 7, 8”, me refiero a un triunfo de una estética más vulgar y más altisonante.

—Sí, pero eso no es solo Milei. Esos son los últimos años. 

—Me refiero en los medios.

—Hay una cosa que pasa hace tiempo. Hay gente que se enoja cuando digo esto, pero estamos asistiendo a una berretización de los medios. El personaje más importante de la berretización es el panelista, porque un periodista es más caro que un panelista y porque un panelista que es el equivalente, cuando yo era chico en Sarandí, las señoras se sentaban en la vereda para hablar de los demás, bueno, es esa señora sentada en la vereda hablando de cualquier cosa. La otra vez en un Martín Fierro, en mi mensaje dije: es mucho más barato opinar que informar. Y ahora lo que está de moda es opinar, entonces ¿opinar qué? Opinar cualquier cosa, ¿desde dónde? Desde cualquier lugar, ¿y por qué? Porque sí. No importa quién lo diga, y todo está nivelado en horizontal. Entonces un chico de colegio es igual a vos, otro es un profesor...

—Eso fue la genialidad, entre comillas, Liliana Parodi, que descubrió que lo que funcionaba en los programas de espectáculos en América TV lo llevó a la noche. Ahora, yo me estaba refiriendo al triunfo de esa vulgaridad en los canales de noticias, en los periodistas que supuestamente son periodistas con cierta... 

—Acá hay, ¿cuántos canales de noticias? 

—Siete. 

—¿Cuántos hay en Estados Unidos? 

—Un día entrevisté a Ted Turner, hará diez años, había cinco en la Argentina, él no me podía creer. En Estados Unidos en ese momento había dos. Hoy hay tres. En Brasil había dos, ahora hay tres. En Chile había solo uno hasta que llegó CNN. En Alemania sigue habiendo uno. 

—Acá hay siete. En Estados Unidos hay dos, ponele, ¿por qué acá hay siete? Porque los grupos de presión usan los canales para conseguir plata. Esta es la explicación. No hay otra explicación. Plata o construir este puente, plata o agarra tal ruta, plata o lo que sea. Es una manera de extorsionar al poder, tener un canal de noticias es una manera de distorsionar al poder. 

—Eso se producía invisibilizando a alguien o mostrando un hecho de corrupción. Pero antes quiero terminar con lo estético, ¿te acordás de Gómez Fuentes, de golpear la mesa? 

—Sí, claro, cómo no. 

—De una estética antigua y berreta que existió siempre solo que antes estaba solamente en lo marginal del periodismo. Otro ejemplo: periodismo de derecha popular siempre hubo, Crónica de Héctor Ricardo García, la Radio 10 exitosa que dirigía Daniel Hadad, pero no eran los medios prestigiosos. Hoy esa estética está en las marcas prestigiosas. 

—Sí, lo que pasa es que no creo que se lo tome como prestigioso. Acá hay otra confusión, que también es de la época, que es pensar que porque algo mide es bueno. 

EL GOBIERNO DE MILEI. “La misma gente que asumió hablándonos de la mano invisible de la naturaleza anteayer tuvo el quilombo de las prepagas. No es teoría económica, esto es realidad cruda”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—No, en las marcas prestigiosas, que claro probablemente las desprestigien.

—Son las que miden, no son las prestigiosas. Ahora con el famoso clickbait, cuando algo tiene clics es bueno. Y esto no es así. En realidad no fue así nunca, pero hoy es así. Hoy los medios que tienen clics son los medios que hay que seguir. 

—¿No hay una especie de orgullo facho, solapado que ahora emerge? Por ejemplo, quienes hacen memes con los falcon verdes, algo que hubiera resultado inimaginable hace cuatro o cinco años. 

—Sí. Lo que pasó es que el kirchnerismo exageró demasiado en su nota, que generó resentimiento en algún sector. También hay que decir, me parece que no fue justo en algunas cosas. Y bueno, lo que estamos viendo ahora es el vendaval contrario. Argentina está todo el tiempo de un viento al otro y finalmente nunca terminamos de poder caminar tranquilos.

—Las dictaduras fueron aprobadas y apoyadas por mucha gente, ¿hubo siempre un 30%, 25% de la sociedad dispuesta a, en la medida que tuviera éxito sus ideas, que los medios con que se llevaban adelante no fueran determinantes, el clásico fin que justifica los medios? 

—Tanto la democracia como el Estado existen para que el tipo de arriba no mate al de abajo porque hace ruido. O sea, son de alguna manera un colchón para tratar de discutir las cosas. Argentina fue un país democrático durante bastante tiempo, hasta que en un momento hubo una sucesión de dictaduras donde el diálogo político desaparece y donde la posibilidad de la política desaparece. Pensar como yo creo que hoy piensa Milei, “yo tengo razón y no me importa nada el resto”, es más de un gobierno autoritario que de un gobierno democrático. Un gobierno democrático es lo contrario a eso. Bueno, en los últimos años venimos viviendo así. 

—Pero quizás se reprimía. La política alemana Noellle-Neuman sostiene que la primera necesidad humana después de las físicas es la de aprobación, y se reprimen los pensamientos cuando se cree que no coinciden con los de la mayoría; para no ser rechazados, los guardan, y en determinado momento, aparecen cuando se ven validados. ¿Habría una parte de la Argentina que algunas encuestas, por ejemplo, la de Ibarómetro Latinoamericano mostraban que había un 30% de los argentinos que estarían dispuestos a aceptar un gobierno totalitario en la medida que la economía funcione?

—Algo similar, ahora no recuerdo el país, creo que en España también sucedía en el caso de los jóvenes. Ahí lo que pasa es que yo creo que hay otra cosa. Si vos estás en este momento en la provincia de Buenos Aires y estás sin laburo hace dos, tres años, y a lo mejor tenés para comer, pero poco, que te vengan a hablar de la República parece una joda. 

—Fidel Castro ironizaba sobre los cubanos que emigraban: ser libres de morirse de hambre en Miami.

—Claro, que te vengan a hablar de la República cuando no tenés futuro, y, es muy difícil. Y entonces que defiendas la democracia como un estilo de vida, cuando con la democracia no comés o no estudiás, y, es muy difícil. De alguna manera lo entiendo, como cuando me preguntan por los pibes que se están emborrachando al lado del kiosco en la esquina, y no sé qué haría yo hoy si tuviera 14 años, a lo mejor me estaría emborrachando en el kiosco de la esquina. Porque ¿qué haría si sé que no tengo futuro? Es muy complicado.

—Sos hijo de un hogar de clase media baja y a los 14 años estabas cortando cables, escribiendo en el diario del colegio y en Sarandí, que levantaba el diario local. Criticaste la falta de solidaridad de los periodistas o de algunos periodistas con los colegas que fueron atacados por Milei, ¿a qué lo atribuís, a miedo, convicción, conveniencia, u oportunismo? 

—Oportunismo, miedo. También hay una cosa, que estas actitudes de Milei generan autocensura. 

—Mirtha Legrand dijo tener miedo de hablar en un gobierno que...

—Imaginate, Mirtha Legrand. O sea, quizá la actriz más importante de la Argentina tiene miedo, imaginate un pibito que está haciendo acá una pasantía. ¿Cómo no va a tener miedo? Es lógico. ¿Cómo les enseñamos a esos pibes que no hay que tener miedo? 

—¿Qué pensás de la tesis de periodistas que directamente apoyaban lo que decía Milei, por ejemplo, Fantino, quien sostuvo que hay que defender el derecho del Presidente a comportarse como aquellos periodistas, por ejemplo, que hacen de la agresión, el insulto, un abuso de micrófono?

—Creo que Alejandro se equivoca con esa actitud primero, después me parece que el Presidente tiene derecho a hablar y a criticar, no a decir cualquier cosa. 

—Nadie tiene derecho a decir cualquier cosa. 

—Nadie tiene derecho a decir cualquier cosa. Nos tenemos que respetar y nadie puede decir cualquier cosa. Después, los periodistas no somos todos lo mismo. No trabajamos todos igual, no tenemos todos el pasado X. Otra cosa, el periodismo que hacemos, que hicimos acá, que hicimos mucho tiempo, es un periodismo con información. No es un periodismo porque se nos ocurrió.

—Adjetivos, recordás la idea de que el buen periodismo era aquel que era económico en adjetivos, son baratos los adjetivos. 

—Sí. 

—Esos reportajes a Milei donde no se le repregunta y hasta se asiente lo que dice, ¿es periodismo, publicidad, propaganda, qué es eso? 

—Hay varias cosas que pasan con los reportajes. La gente cree que hacer reportajes es fácil. No es fácil. La gran mayoría de los periodistas que yo conozco, incluso muchos que laburan conmigo, no escuchan al que está hablando. Están más preocupados por un imaginario que es su microclima que está escuchando. O sea, hacen preguntas porque tal amigo está escuchando, no porque el entrevistado dijo. Otros quieren quedar bien con la hinchada y entonces se pelean con el entrevistado, le saltan al cuello al entrevistado. Otras veces, como no lo están escuchando, lo interrumpen, preguntan uno arriba del otro, hablan cuatro a la vez. Me pasó en mi programa de radio diciendo, de a uno por favor, hablen de a uno porque esto es radio, si no, no se entiende nada. Si no hablamos de a uno, no se entiende lo que están diciendo. El periodismo en eso yo creo que tiene demasiados vicios. Un reportaje es un diálogo donde si yo estuviera entrevistándote a vos, estoy acá para conocerte, no para destruirte ni para ninguna cosa. Para conocerte. En el mejor de los casos, si yo eventualmente quisiera cagarte, tengo que dejar que vos te equivoques. ¿Y vos cuándo te vas a equivocar? Cuanto más cómodo estés. Cuanto más cómodo estés, es más probable que te equivoques y hables de más. 

—Dijiste que Milei no la pegó acusando justo a quienes son insospechados de recibir sobres. 

—A todos los que acusó, justo, no la pegó. 

—Porque podría haberla pegado con algunos que por lo menos pudieran ser sospechosos de recibirlos. Hablemos entonces nosotros de corrupción del periodismo, que me parece que es un tema importante, ¿es mayor hoy la corrupción en periodismo de lo que era hace cuarenta años, cuando a lo mejor los periodistas no eran conocidos porque era solo gráfica? 

—Lo que pasa es que es como una bola de nieve, los recursos del Estado se fueron agrandando cada vez más, al no funcionar la Justicia el propio Estado se manejó de manera más discrecional, hubo más guita negra a medida que todo esto iba pasando y entonces la corrupción aumentó. Es interesante ver los volúmenes, cuando ves corrupción en Estados Unidos, de golpe un tipo hay un escándalo porque se robó cien lucas. Acá cien lucas se roba un jefe de prensa de una municipalidad. Pero sin duda te lo digo esto. 

—Creo que podemos agregar otro elemento también, que es que hace cuarenta años recién comenzó la democracia y por lo tanto antes no hacía falta ni pagarles a los periodistas ni al medio, directamente los mataban y se acabó. 

—Tenemos cien desaparecidos. 

—Otro término que Milei repite, además de ensobrados, es el de operaciones. Aquello que no sería periodismo sino propaganda, acción psicológica, ¿cuánto tienen que ver las operaciones con la corrupción en el periodismo y cómo podríamos explicarle a la gente qué quiere decir Milei cuando dice operaciones y en qué parte tiene razón de cuando hay operaciones? 

—¿Qué sería una operación? Yo tengo una empresa minera y entonces invento que en tal pueblo del interior hay contaminación por no sé qué, porque a mí me conviene. Entonces hablo con un periodista para que publique eso en un diario, la radio levanta lo del diario, la televisión levanta lo de la radio, se arma quilombo con el tema. 

—Le pago a un periodista o a un medio para que convierta en noticia algo que no es noticia, en el mejor de los casos es propaganda y en el peor de los casos es mentira. 

—Exacto.

—¿Eso tiene que ver con la proliferación de los medios, la mayor cantidad de medios, la debilidad de los medios, la atomización de las audiencias, menos sueldo de los periodistas?

—No creo que la corrupción tenga que ver con los bajos sueldos, porque con ese criterio un maestro vendería las notas o un médico te operaría peor en el hospital público, y no es así. Todo el mundo hace lo que puede. Entonces eso no quiere decir que me parezca bien que gane mal. Hay una cosa que pasa con respecto a eso, que es que los malos salarios en nuestra profesión la están bastardeando porque se perdió la idea de exclusividad, que en los 60 era una idea. 

—En los 80 todavía. 

—Entonces, hoy laburo acá, pero a la mañana estoy en la radio, a la tarde soy panelista en la televisión, es un delirio laburar así, porque finalmente cuando tenés una nota, con una nota quiero decir una exclusiva, ¿dónde la das, en cuál de los cuatro lugares, dónde te conviene o dónde no te conviene, quién te va a garpar la investigación? 

—Periodismo de investigación así no existe. 

—Y por otro lado, si quiero encontrar a un periodista porque me gusta como labura, ¿dónde lo encuentro? También se gasta la imagen de todo el mundo, uno no tendría que estar en todos lados. 

—Otra hipótesis, a ver si resulta verosímil. Vivimos en una época donde la verdad no tiene la importancia que tuvo en el pasado. De hecho, se califica a esta era como la era de la posverdad, ¿contribuye a que la verdad tenga menos valor el incremento de la corrupción en el periodismo, total más o menos daría lo mismo la verdad que la no verdad?

—Sí, los medios están desprestigiados en muchos casos por su propio mérito. Lo de la verdad también tiene que ver con que en la era digital toda esta conversación podría ser falsa. 

—Con la inteligencia artificial por ejemplo.

—Hoy ya no sabés, hasta la foto podría ser falsa. 

—Esa sería una causa técnica, ¿no hay también una causa filosófica en cuanto a que, “Dios ha muerto” diría Nietzsche, con la pérdida de la certidumbre en realidad la verdad dejó de tener la importancia casi sacra que tenía antes y esto para el periodismo es un problema. Nosotros teníamos la mejor imagen hace treinta años, cuando todavía la verdad era importante y hoy una cantidad significativa de la gente prefiere que satisfagan mejor su sesgo de confirmación, aunque no sea verdad. 

—No tengo dudas del sesgo de confirmación, la gente lo prefiere, pero eso es porque todo el mundo está encerrado en un ascensor, rodeado de gente que piensa lo mismo que uno. Algo que empezó como un favor al usuario terminó siendo la cárcel del usuario. Internet, desgraciadamente, digo, ha tenido muchas cosas buenas, siempre digo que después de la imprenta fue el invento más importante, pero también muchas cosas malas, y en muchos casos, que va a haber que replantear. Lo del sesgo de confirmación es una de las cárceles que tenemos y frente al cual...

—De la dictadura de los medios a la dictadura de la audiencia y finalmente la audiencia en su dictadura terminó construyendo su propia cárcel. 

—Está bien, sí.

—Otra palabra que Milei instaló, que yo creo que es un gran comunicador y que realmente tiene esa capacidad de construir la agenda, y también la catectizó con un sentido peyorativo para denostar al periodismo, es la pauta, refiriéndose a la publicidad oficial. 

—No sabe lo que es la pauta. Yo lo expliqué al aire, ¿querés que expliquemos lo que es la pauta? 

—Dale, expliquemos.

—El Estado tiene la obligación de comunicar sus actos. 

—La Constitución dice eso. 

—Claro. Bueno, vos sabés mejor que yo el tema de la pauta porque vos ganaste en la Corte un asunto con la pauta. 

—Lo que Perfil ganó en la Corte Suprema, e hizo jurisprudencia, es que no se pueda discriminar. Que a partir de ahí ningún gobierno pueda discriminar con la publicidad que haga. Pero te escuché a vos plantear que sería interesante construir una legislación que obligue.

—Hay que legislar la pauta. Perdón porque me interrumpí yo mismo. 

—En explicar qué era la pauta. 

—Sí, tiene la obligación de comunicar los actos del gobierno, ¿qué son los actos del gobierno? Campaña por el dengue, descacharro. Se supone que eso se comunica, yo creo, de acuerdo a la cantidad de ejemplares, voy a hablar de gráfica, que los medios vendan. Esto estuvo muy discutido, pero para mí tiene que ser así porque el Estado tiene que querer llegar a la mayor cantidad de público. Entonces, qué sentido tiene que ponga un aviso en un medio barrial, ninguno. En todo caso, después si quieren subsidiar un medio barrial, que lo haga. 

BATALLA CULTURAL “La batalla cultural es un eslogan del Gobierno. Una batalla cultural no se da de arriba para abajo”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—El pautado es el colocar y distribuir equis cantidad de avisos en este canal, en esta radio. 

—Bueno, nunca desde que yo hago periodismo, desde el 83, hago periodismo desde antes, pero digamos desde el 83 para acá, nunca vi algo honesto con respecto a la pauta. Nunca, en ningún gobierno, incluido Alfonsín. Siempre había algún quilombo con la pauta. O te pedían coima o te pedían un porcentaje, siempre era un quilombo la pauta. ¿Y esto por qué pasaba? Porque no está legislada la pauta. Y entonces o en Telam o en las empresas del Estado, etcétera, la pauta se usó como un elemento de poder. 

—Lo cierto es que hoy no podrían hacer lo que hizo Néstor Kirchner, que es dejar un medio con cero de publicidad y lo demás con publicidad. Esa batallita la ganamos. Entonces, ¿qué hizo Milei? A priori eliminó la publicidad en todos. ¿Creés que más allá de las motivaciones lógicas de ahorro y reducción del déficit fiscal, no hay detrás, como dijo Sturzzenegger en una conferencia, que a los adversarios hay que ahogarlos financieramente y que hay un deseo también de ahogar financieramente a los medios? 

—Primero, si un medio depende de la pauta, es un fracaso. Un medio tiene que depender de la publicidad de producto. Yo en Mitre tengo 95% de publicidad de producto. 

—Imaginate que sea 10%, pero ese 10% a un restaurant, a un supermercado si se le quita el 10% de sus ventas, es una cantidad significativa. Puede vivir sin ella, pero tendrá que ajustarse, ¿creés que hay una intención exprofeso...?

—¿En ahogarnos financieramente? No, no creo. Creo que es algo para ellos simbólico. Hay mucho de marketing en este gobierno. Hay mucho de marketing, incluso ahora que estamos hablando de la pauta, ayer u hoy, en algún momento, yo hablé con alguien nuestro del equipo sobre el tema de la pauta porque parece que todavía hay pauta. 

—Lo que hay es de los organismos descentralizados, por ejemplo, empresas que dependen del Estado, YPF, Aerolíneas. 

—Entonces no quitaron la pauta. 

—Bueno, sí quitaron la de presidencia, y en esa que dejaron para decirte nuevamente, están discriminando nuevamente. 

—Está bien. Ahora, este gobierno anuncia cosas. 

—Después anuncia el cierre de Télam, pero debe seguir pagando... 

—Télam no está cerrado, el Inadi no está cerrado. El propio Milei dijo, eché 70 mil personas y después eran 15 mil. O sea, están anunciando cosas que no pasaron. 

—A lo mejor tomo más en serio a este gobierno y conjeturo de más. Por ejemplo, un gobierno que se plantea una batalla cultural, naturalmente tendría que tener implícito considerar adversarios a los productores de bienes culturales: los artistas, los periodistas, los científicos, los universitarios, porque son quienes construyen la subjetividad. Y sería lógico que un gobierno que quiere llevar adelante una batalla cultural batalle contra aquellos que construyen la cultura que supuestamente está mal construida, y que somos nosotros. 

—Sí, ahora, te tomás en serio el tema de la batalla cultural, es un eslogan del Gobierno. Una batalla cultural no se da de arriba para abajo. 

—Además, sería imposible en una generación. 

—Se da de abajo para arriba. 

—Pero él cree en esa idea.

—Está bien, pero porque uno crea cualquier cosa no es cierta claro, no se hace cierta. Porque me encuentro con que todo el mundo tiene con Milei justificaciones tipo “bueno, tiene ese carácter”. 

—Para nada coincido con eso. Freud decía que su método trata de explicar racionalmente lo irracional, la acción, la persona puede ser irracional, pero nosotros tenemos que tener una explicación racional aunque puede haber sido un error hasta un disparate. Pero si uno mira lo que hicieron Trump o Bolsonaro, ellos tomaron a los medios y a los productores de bienes culturales como adversarios y una técnica de comunicación. 

—Dos países muy distintos. 

—Pero puede ser que Milei crea que eso podría funcionar y que sea una táctica, ¿o vos creés que le sale porque se enoja o porque no le gustan los artistas? 

—Le sale porque es una expresión de deseo, no es un plan.

—¿Y cuál sería el deseo?

—No es que cualquier tipo en el poder y Musk...

—¿Quiere que no haya periodistas? 

—Nosotros molestamos. Los tipos gastan un montón de plata en aparecer, primero no los conoce nadie. Entonces, grado de conocimiento, gastan millones en lograr ser conocidos. Después les dicen cómo peinarse, cómo vestirse, todo, el tipo gana, llega a la presidencia y nosotros le rompemos las pelotas. Entonces es lógico, no quieren eso, no nos quieren. 

—Pero otros disimulan más. 

—Otros disimula más. Por eso digo que Milei... 

—Tiran la piedra y esconden la mano. 

—Milei no hace de presidente, no hace de presidente. 

—Yo ahí tengo una hipótesis. Le atribuyen a Magnetto haber dicho que presidente es un trabajo menor, y probablemente Elon Musk pueda decir lo mismo en Estados Unidos, ser presidente es un trabajo menor que ser dueño de Twitter, de Tesla es mucho más: poder permanente, ellos pasan, estas personas quedan, y es probable que a Milei no le interese ser presidente, que la presidencia sea un estadio en el...

—Que quiere ser San Martín. 

—Que quiera ser un influencer a nivel mundial, ¿creés que va a querer vivir de la pensión de expresidente, 6 mil dólares por mes, o que si se va a Estados Unidos, y es influencer y aparece en los programas de Fox, no termina teniendo un trabajo mucho mejor? 

—Primero, yo creo que hay que estar un poco loco para querer ser presidente. Son todos megalómanos, hay que pensar que te eligió el destino, eso Milei ya lo tiene porque las fuerzas del cielo, que se yo. Ahora, que el tipo piense que puede ser un influencer mundial... 

—Mucho más importante que ser presidente de la Argentina, puede resultarle estar entre las cien personas más importantes del mundo. Otra conjetura, y siempre en el terreno de que el ser humano es insondable, es que él sea verdaderamente un profeta, y los profetas triunfan al fracasar. O sea Cristo. Con todo respeto, lo que se podría considerar el fracaso material de Cristo, construyó la mayor religión y la cultura de Occidente. Lo que es éxito, para un politico: ser reelecto y construir un partido político que lo suceda, puede no serlo para él. 

—En ese sentido me lo imagino un poco más cercano a nosotros, no lo veo tan mesiánico.

—Su psicología y la de sus seguidores, probablemente también la del sistema de redes sociales, ¿transmite cierta violencia intrínseca? Fijate las palabras “batalla cultural”, “vamos por la casta”, el vamos me hace acordar un poco a la dictadura, inclusive a la propia Cristina Kirchner de “vamos por todo”, ¿hay algo intrínseco, beligerante, violento en el carácter no solamente de Milei, sino de esos seguidores furiosos? 

—Me parece que en todo el discurso político hay violencia contenida en los últimos años y quizá la diferencia de La Libertad Avanza tiene que ver con que hay muchos chicos y los chicos tienen, naturalmente, como un discurso más violento. Milei tiene sin duda un discurso violento. 

—Las hormonas de la juventud naturalmente predisponen a lo más visceral. 

—A ver, también sabés qué pensaba con respecto al discurso del Presidente que va más allá de lo que él diga, porque puede pasar que él dice algo. Suponete, él dice, Lanata es un mentiroso. Y yo voy por la calle y pasa un tipo y me pega un palazo en la cabeza. 

—Como nos ha pasado tantas veces, durante el kirchnerismo, gritarte golpista. 

—No es solo una pelea despareja, que lo es, porque yo no le puedo discutir poder al Presidente. 

—El poder de instalación que tiene su palabra, aun la del periodista más famoso de la Argentina, como es tu caso, yendo a veinte programas durante una semana ni siquiera así lo alcanza. 

—No lo logro.

—¿Miedo es el objetivo, generar miedo? O sea, aquella famosa frase de el medio es el mensaje, ¿el miedo es el mensaje?

—Por ahora yo creo que frente a un sector, sí, el miedo es el mensaje. También porque ellos se están encontrando con realidades prácticas del Gobierno que no esperaban. O sea, la misma gente que asumió hablándonos de la mano invisible de la naturaleza anteayer tuvo el quilombo de las prepagas ¿y ahí la mano invisible qué hizo? Empiezan como a enfrentarse con cosas que son más difíciles de manejar. No es que esto es teoría económica, no es teoría económica, esto es realidad cruda. 

—Milei mismo sotiene que para que se produzca crecimiento será necesario un tiempo importante. Más allá de cuando habla de los 20, los 30, los 40 años, pero sí habláramos de dos años muy difíciles cuando probablemente la sociedad pueda aguantar uno y no dos, hay un problema, ¿no creés que aun reconociendo las dificultades él está más preocupado de ser consistente con su propuesta, de que tenga éxito? ¿O no? 

—Yo creo que tiene que ver con que él cree en lo que quiere hacer, pero no puede prever los alcances. Si uno le preguntara hoy a Milei ¿cómo terminamos el año? No sé bien cuál sería la respuesta que él daría y no te digo nada respecto del año que viene, porque hasta hoy la respuesta de la gente es “tengo esperanza”, y está bien por otro lado. 

—Es humano, porque si no, te suicidás. 

—Es totalmente humano. Ahora es lógico porque el PRO no existe, porque los radicales tampoco. El kirchnerismo está discutiendo la sucesión de Cristina. O sea que si no tienen esperanza, se pegan un tiro, digamos. Ahora, desde el punto de vista de Milei, hay todo el tiempo un correr para delante. Vos fijate que ellos mismos, todo el tiempo, cuando no hay un tema, instalan un tema, ponen un tema, aunque no tenga una resolución, por lo menos lo largan. Después el tema sigue. 

—La famosa ametralladora de falacias, que es una de las técnicas de comunicación de desinformación. Tiro una tras otra y cuando vos querés refutar la anterior ya está la nueva y la refutación anterior ya perdió valor y, como antes mencionamos, la verdad no importa. Dejemos el periodismo y tratemos de entender el país y su futuro. ¿Milei es el fin de una época: el enojo del presente con el pasado, o sea un error; o es el comienzo de algo nuevo que incluso lo trasciende a él y de lo que él mismo es consecuencia? 

—Vamos por la negativa: ¿qué pasa con los demás? Yo creo que la alianza PRO-radicalismo fue. Creo que el kirchnerismo está en un período de caída, no la veo a Cristina manejándolo, tampoco a La Cámpora. Creo que lo más probable es que el peronismo intente retomar el poder, el peronismo histórico. 

—O sea, el interior, los gobernadores. 

—Sí, los gobernadores, así las cosas. Depende, está todo muy atado por supuesto a cómo le vaya a Milei en la economía, qué pase con la recesión, qué pase con todo. Pero creo que no va a ser gratuito el paso de Milei, en el discurso político el paso de Milei va a influir. 

—Es como un big bang, da vuelta todo. 

—Sí, porque hoy se toman con naturalidad cosas que a nadie se le ocurriría haber dicho antes. Hay cosas que eran discusiones imposibles de dar en la sociedad y que ahora cualquiera va y dice, yo creo que tal cosa. Y eso tiene que ver con la influencia de Milei. 

—¿Creés que va a surgir un nuevo partido de centroderecha si Juntos por el Cambio se acaba, o que Macri tiene futuro y va a reinventar el PRO? 

—Sería lo lógico que surgiera un partido nuevo de centroderecha o de centroizquierda. Es muy difícil, decía que me cuesta en este momento ver el panorama completo, porque es un momento de mucha incertidumbre y a la vez no hay una lógica en lo que Milei hace, entonces es como complicado, es bastante imprevisible. 

—¿Te sorprende el apoyo de los empresarios industriales e inclusive de la industria más importante de la Argentina, como Paolo Rocca, cuando todo parece indicar que el plan económico no es industrialista, sino todo lo contrario?

—Tengo que decir, no me sorprende porque he visto a los empresarios argentinos apoyar cualquier cosa. ¿Y por qué lo apoyan? Porque ganó y apoyarían a cualquier otro si hubiera ganado.

—El capital siempre es oficialista. 

—Es así y lo apoyan porque imaginan que se van a adjudicar equis. 

—Peor, el capital es cobarde o por eso siempre es peor no apoyarlo. 

—Es así, claro. 

—La baja del riesgo país, que duplican su valor algunos bonos de deuda argentina, ¿puede estar produciendo que haya alguien que esté ganando mucho dinero con esto y se nos repita de alguna manera algo parecido a los primeros dos años de Macri?

—Puede ser que haya gente haciendo negocios, la patria financiera está en un momento en el cual puede hacer negocios. Después lo de baja el riesgo país sube tal cosa, la alineación de Argentina con Estados Unidos y con Israel, tiene mucho que ver con eso. Así como los aviones que compró a Dinamarca. Estoy seguro que ahí se metieron los yankis para pedir que compráramos esos aviones. Acá no está llegando guita de Estados Unidos, pero sí pueden estar llegando negocios indirectos y me parece que Wall Street puede apoyar porque Estados Unidos apoya. 

—Solo como conjetura para luego ir a investigar y corroborar. Se le criticaba a Macri colocar en el Estado personas al frente de áreas que antes tenían que ser controladas por esas áreas, el ejemplo clásico de Aranguren en Energía, u otros ejemplos catalogados como “colocar al lobo a cuidar el gallinero”. Que haya un ministro de Economía que sea un trader financiero que hizo una fortuna enorme comprando y vendiendo bonos ¿no genera cierto conflicto de intereses o por lo menos cierta suspicacia?

—Tiene que haber organismos de control del Estado que funcionen. Si hay organismos de control del Estado que funcionen, te diría no, porque será controlado y puedo confiar en que sea controlado. Si ningún organismo de control del Estado funciona, sí, es algo preocupante. 

—La corrupción a lo Kirchner, brutal, hoteles sin pasajeros, o La Rosadita, se hace evidente. Imaginemos solo como conjetura que una persona sabiendo que instrumentará una política económica que a largo plazo no será útil para el país, pero hace subir los bonos y caer el riesgo país durante un año o dos y hace previamente comprar bonos a 30 dólares para después venderlos a 70, y conociendo a los grandes fondos de inversión mundial, le pide a uno de ellos que compre 2 mil millones de dólares y gana mil millones de dólares, sin necesidad de dejar huella de corrupción que nosotros los periodistas podamos encontrar, ¿es un pensamiento paranoico el mío o es típico de periodistas?

—Una imaginación febril la tuya.

—Porque se hace más difícil la corrupción en un gobierno más sofisticado económicamente, lo mismo pasó con el de Macri.

—Pero ojo, tampoco es tan sofisticado este gobierno, es raro en eso. Este gobierno hay sectores que decidió no enfrentar, el azúcar en Tucumán, Tierra del fuego. La pesca. El señor del tabaco. ¿Y cuáles son los intereses? Y depende, son distintos. Pero empezó a tener intereses de casta. 

—Me refería en la sofisticación a Caputo, no a la del conjunto del Gobierno. Aprovecho a preguntarte: el kirchnerismo siempre piensa que todo esto es una obra maestra de Macri y que detrás de Caputo está Macri. Paralelamente se sostiene que Caputo y Bullrich se cortaron solos. ¿Creés que detrás de todo esto está Macri como una especie de plan malévolo? 

—No, para nada. Yo creo que Macri debe estar más preocupado por ir a la FIFA, como presidente o algo, que con la política argentina. No lo veo. 

—Y ya que te acusaron de larretista, ¿creés que Macri, más que ser él presidente nuevamente, lo que más quiere es que nadie del PRO sea presidente y menos aún el CEO “de su empresa PRO”, Larreta, que se le quedaran con la empresa? 

—Macri se equivocó porque reaccionó tarde, tarde y mal. Y también se equivocaron todos los de Juntos, porque Juntos por el Cambio perdió por su propia culpa, y se trabaron en discusiones internas ridículas durante mucho tiempo, empezaron tarde y mal la campaña. O sea, hubo un montón de cosas ahí en las que se equivocaron. Y Macri sumó a esa equivocación, cada uno con un interés distinto, pero que Macri sumó a eso. 

 

—¿Cómo puede ser que un partido que había ganado nacionalmente y su líder de entonces, Larreta, logrado imponer los candidatos triunfantes en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, siendo además jefe de Gobierno del distrito con el segundo mayor presupuesto del país, salga tercero dos años después y en las PASO ese líder cuarto? 

—Increíble, es increíble. Pero aparte todas las encuestas le daban que iba a ganar y él fue a la elección pensando que iba a ganar. 

—Entrevistaba por su nuevo libro la semana pasada a Marcos Peña. 

—Sí, estuvo conmigo en la radio.

—Sostuvo que para ser presidente hace falta tener algo en la persona más allá de las ideas, que puede ser estético, representar algo especial, o que llame la atención. Por lo que, más allá de la voluntad de Macri si eventualmente hubiera sido preferir, consciente o inconscientemente, que ganase Milei, está el propio error o la propia carencia tanto de Horacio Rodríguez Larreta como de Bullrich: que a Bullrich le sobraban años y Horacio Rodríguez Larreta le faltaban los encantos físicos mínimos para llamar la atención, mientras que, por el contrario, Milei, con su pelo revuelto, su campera negra y su actitud frenética, lo tenía; u otro ejemplo el encanto que podía llegar a tener en su momento Menem con otro tipo de empatía. ¿El líder, más allá de las ideas, necesita algo más? 

—Seguro, la imagen es importante en un líder. O sea, Kennedy ganó porque era lindo más que nada. 

—¿Y que el propio Macri tenía algo de lo que Larreta y Bullrich carecen? 

—Que no tenían los demás. Ahora, Milei es indudablemente un tipo con personalidad. La campera de cuero es un elemento a favor. Ahí estás diciendo algo. En principio estás diciendo, me importa un pomo lo que piensen de mí, y voy a usar la campera de cuero cuando tenga ganas. Eso es algo buenísimo para un líder. 

—Y señal de juventud.

—Milei tenía esas cosas, el grito de ¡Viva la libertad, carajo! Es completamente extemporáneo. A nadie se le ocurriría, hasta diría, es viejo. Sin embargo, cayó bien, quedó bien. Marcos piensa también, por supuesto, que Mauricio es un líder político, yo creo que no, pero Milei es un líder político, sin duda. 

—¿Colocarías a Milei como Néstor Kirchner y como Menem?

—Sí, sin duda. 

—O sea que podría llegar a tener largo recorrido. 

—Podría llegar a tener vida larga él, la hermana y quienes vinieran. Igual esto ya nos ha pasado en la vida. 

—Sí, eran 24 años, ocho años de Macri, ocho de Larreta y ocho de Vidal... 

—Era Néstor, Cristina, Máximo y Florencia. 

—Se nos acaba el reportaje y quiero compartir una reflexión: cuando hicimos el juicio a Néstor Kirchner en 2006 sabíamos que había más costos que beneficios y fue el presidente de la SIP de entonces, el director de “El Comercio” de Lima, Miró Quesada, quien nos dijo: “Ustedes pueden hacerlo y al hacerlo ayudarán a todos los medios más chicos que no tienen los recursos y terminarán siendo representados por ustedes”. Por eso hoy expresamente quiero agradecerte por asumir el esfuerzo que significa llevar adelante un juicio contra un presidente, es cierto que vos podés hacerlo y no todos los periodistas puedan, pero vos asumís los costos y el beneficio será para todos.

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