El arzobispo levanta la bandera de la justicia social. Imagen y arenga a la tropa propia. Doctrina bergogliana, tedeum y sermón ante la indiferencia.
Por Guillermo Villarreal
El arzobispo Jorge García Cuerva interpreta la partitura pastoral y política que el papa Francisco le encomendó ejecutar en Buenos Aires y es uno de los protagonistas de la foto de la catedral porteña convertida en un comedor para visibilizar la situación de vulnerabilidad social de millones de personas en el país.
Pese a que se trató de un encuentro de referentes de 170 parroquias que dan de comer y acompañan a personas en situación de calle, la imagen de la mesa tendida en el interior del templo ubicado a metros de la Casa Rosada tuvo un impacto fuerte; y se interpretó como un gesto de la Iglesia en medio del escándalo en el gobierno de Javier Milei por los alimentos retenidos por el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello.
"Estamos seguros que la mejor ayuda es la que se organiza. En este espíritu es que se convocó en esta primera instancia a todos aquellos que vienen realizando una tarea generosa, solidaria y comprometida con los más pobres", precisó el arzobispado de Buenos Aires en un comunicado.
Puertas afuera del templo, la lectura fue otra; más porque allí García Cuerva arengó a curas villeros y personas laicas a redoblar los esfuerzos para acompañar a los que menos tienen. “Frente a la gente en situación de calle, los cristianos tenemos un buen motivo para seguir comprometiéndonos con esta realidad. Ese motivo no es ideológico, ni tampoco, siquiera, es un motivo de amor; es un motivo de fe”, enfatizó.
El sermón ante la indiferencia
Hace pocos días, en el tedeum patrio por el 25M en la catedral, García Cuerva ya se hizo escuchar al levantar la voz sobre la indiferencia gubernamental ante la tendal de pobres que está dejando la administración libertaria con su ajuste sin malla de contención social y que tampoco admite corrimientos en post del objetivo del superávit fiscal.
“Nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande. No podemos nosotros hacernos los tontos, hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo”, plantó el primado argentino delante del Presidente y de quienes integran su gabinete ministerial.
En su mensaje con motivo de la colecta anual de Cáritas Argentina, que se realizará el próximo fin de semana en todo el país, García Cuerva volvió a reprochar elípticamente esa indolencia de la administración libertaria con quienes excluye con su política económica.
“Hay que desterrar la indiferencia, desterrar el egoísmo y estar en la calle", dijo al marcarles la ruta a seguir a quienes son referentes de la organización caritativa y exhortar a la acción: “Todos en la calle, todos fomentando la solidaridad, para que entre todos podamos ayudar a nuestros hermanos que más sufren”.
Javier Milei y Jorge García Cuerva
La exhortación del arzobispo se difundió poco antes de que se conocieron los datos sobre la pobreza e indigencia que mide el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) y que revelaron que en tres meses, y ajuste mediante, Milei provocó el mayor fogonazo de pobreza de las últimas dos décadas.
En el primer trimestre de 2024, la pobreza creció 10,8 puntos, al saltar del 44,7% al finalizar 2023 al 55,5% de marzo. Se trata de un aumento sin precedentes, superando la evolución que tuvo en las gestiones de Mauricio Macri y Alberto Fernández, este último con pandemia incluida.
Jorge García Cuerva frente a la grieta
La elección de Jorge Bergoglio para guiar a la feligresía católica porteña conlleva un cambio de era, después de una década de gestión del cardenal Mario Poli, a quien el clero arquidiocesano evalúa con “claroscuros” y que considera “ha desentonado” en varias líneas.
También confirma que el papa quiso un intérprete nato de su doctrina en momentos de reformas eclesiales profundas; además de un interlocutor válido que se plante frente al poder –como ya lo ha hecho- en estos nuevos tiempos políticos libertarios y de crisis económica con demandas sociales.
Tras unos años de gestión pastoral en la diócesis de Río Gallegos, bastión kirchnerista, García Cuerva llegó a Buenos Aires salpicado por la efervescencia de una grieta que todo lo divide o posiciona: esa que lo vinculó rápidamente con el peronismo por alguna de sus predicaciones; y lo obligó a tomar distancia –y hasta quejarse- de la “sobreactuación” que hicieron Sergio Massa y su esposa Malena Galmarini. Fue a raíz de la actitud que adoptó la pareja tigrense en las redes sociales al conocerse la noticia de la promoción arzobispal de su “amigo”.
El arzobispo porteño Jorge García Cuerva en la catedral de Buenos Aires
Ante aquel revuelo inicial por sus conexiones con todas las líneas de la coalición oficialista, personas que conocen a este cura-obispo de los barrios populares bonaerenses salieron a respaldarlo públicamente y destacaron que siempre ha tenido un buen diálogo con las autoridades políticas, sin importar su filiación partidaria. En este sentido, pusieron como ejemplo las conversaciones que tuvo con Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social durante la gestión de Mauricio Macri, o con la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
Fuentes eclesiásticas consultadas por Letra P recordaron otros antecedentes dialoguistas que, dijeron, “evidencian su perfil de clérigo metido en el barro de la realidad social circundante”. Entre otros, haberse ofrecido de mediador para intentar sentar (no lo logró) a las partes y buscar un acuerdo para destrabar el conflicto de la educación provincial entre la exgobernadora santacruceña Alicia Kirchner y la Asociación Docentes de Santa Cruz (Adosac).
El mejor alumno de Jorge Bergoglio
Más allá de la mirada de reojo de un sector de la clase política y del rechazo de quienes representan al ultraconservadurísmo eclesial, García Cuerva es considerado el "mejor alumno" de Bergoglio en materia doctrinal y el protagonista que el papa puso para la escena política y su eventual viaje al país.
“Quiero ser el pastor de todos, especialmente de aquellas ovejas más heridas, que más sufren, que se sienten excluidas, marginadas”, se posicionó después de recibir el palio arzobispal quien incluyó en su emblema episcopal la imagen de un techo de chapa, característico de las casillas de las villas de emergencia.
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