En su último disco, “Infancia”, el guitarrista marplatense plasma un trabajo conceptual en el que su habitual paleta sonora se ve complementada por la de otra guitarra: la de Lucio Balduini. Una visita a la niñez con alusiones a referentes como Rada y Spinetta y la participación de músicos como Daniel Pipi Piazzolla, Juan Pablo Navarro, Carto Brandán y Matías Méndez.
Omar Gimenez, especial para el sítio clubedejazz.com
Hay ideas que maduran durante años y sólo se concretan en el momento menos esperado. La del guitarrista Jorge Armani era a la de hacer un álbum conceptual, que finalmente plasmó en Infancia, su último trabajo discográfico, recientemente editado, en el que lo acompañan músicos como Pipi Piazzolla, Juan Pablo Navarro, Carto Brandán y Matías Méndez. Infancia, dice Armani, comenzó a nacer cuando, a través de Pipi Piazzolla, conoció al guitarrista Lucio Balduini , integrante del trío del baterista, que por entonces grababa el disco El Arca Rusa.
Hay una cuestión textural en la guitarra de Lucio que siempre me interesó. Una textura diferente que extrae de la guitarra limpia y que se complementa con mi sonido, aportando una paleta sonora que enriquece la propuesta, dice Armani.
Una de las particularidades de Infancia fue la naturalidad con la que fluyó. La colaboración con Balduini, basada en la complementariedad y despojada de cualquier tipo de competitividad, “agrandó la historia”, dice Armani, que apela a una metáfora futbolera para explicar el método con el que se produjo el álbum:
cuando jugás al fútbol tenés que pensar en equipo. Si el otro está en mejor posición que vos hay que darle la pelota. Con ese espíritu se grabó el álbum.
La existencia de dos versiones del tema que da título al disco aportó la idea inicial de unidad que inspira el trabajo. Un trabajo que gira en torno a dos conceptos asociados con la infancia que presidieron las dos sesiones en los que se grabó: el espíritu lúdico y la espontaneidad. Y en el que destacan los separadores, pequeños fragmentos de improvisación a cargo de ambos guitarristas que aportan climas y en los que la atención está puesta especialmente en el aspecto tímbrico.
Cuando empecé a trabajar en el disco, sostiene Armani,lo pensé como una especie de libro o película sonora, donde la gráfica es importante y los separadores tienen una función similar a la de las citas que aparecen al principio de cada capítulo de un libro.
Aunque la mayor parte de los temas fueron compuestos por Armani, hay tres excepciones: una composición de Balduini (“Dulces Sueños”), un standard de Jimmy Van Heusen y Johnny Burke (“It Could Happen To You”) y una obra de Luis Alberto Spinetta (“Hiedra al Sol”).
Si bien Jorge Armani es marplatense, sus presentaciones en Buenos Aires son frecuentes. Es dueño de una larga trayectoria que lo llevó a compartir escenario con músicos como Juan Cruz de Urquiza, Baby López Furts, Jorge Navarro, , Mariano Loiacono, Walter Malosetti, Andrés Beeuwsaert, Gary Burton, Makoto Ozone, Luis Salinas, Oscar Giunta, Fats Fernandez, Sid Jacobs, y Ricardo Lew, entre otros y a participar en diferentes ediciones de festivales nacionales e internacionales.
Su extensa producción discográfica incluye seis álbumes con su trío y múltiples participaciones en trabajos de otros músicos. Entre su más reciente producción destaca el disco “Aire” grabado en 2011 en Montevido junto a Osvaldo Fattoruso, Nacho Mateu y Juan Pablo Chapital Gianlupi, que un año más tarde fue editado por el sello “Melopea”, de Litto Nebbia. En 2012 editó también “El lado oscuro de la tierra” junto a Juan Pablo Navarro y Pipi Piazzolla, a partir de material de autores latinoamericanos como Alfredo Zitarrosa, Astor Piazzolla y Caetano Veloso, sumado a temas propios.
Una de las particularidades de Armani es su formación autodidacta en el jazz. En diálogo con Clube de Jazz cuenta que comenzó a tocar la guitarra a los 7 años. Después de tomar algunas clases con un profesor de barrio, en una época en la que el material de estudio no abundaba, comenzó a sacar los temas que le gustaban de los discos – primero de rock y de blues, luego de jazz- apelando a la escucha atenta y a la aplicación de modelos matemáticos.
Cuenta que sus referentes en la guitarra fueron, desde temprano, músicos como Walter Malossetti y Oscar Alemán, “que también sacaban la música de los discos”. Pero que además aprendía de otras fuentes más heterodoxas, como la música de ciertos dibujos animados, de fuerte impronta jazzística.
Armani, que hoy es un referente del jazz en Mar del Plata, donde desde hace 20 años se presenta cada domingo en el pub Dickens junto a músicos como el tecladista Eduardo Palomo, el baterista Javier Puyol y el contrabajista Nicolás Pasetti, reconoce que “hoy en la argentina la guitarra de jazz ha crecido muchísimo. Hay guitarristas para todos los gustos y me gusta escucharlos con la misma curiosidad con la que escuchaba cuando era pibe”.
El guitarrista dice que, entre otros proyectos en marcha, prepara un método de enseñanza de guitarra y un álbum con temas que grabó en Estados Unidos junto a músicos de ese país. Todo en el marco de su pasión por el jazz, al que define como un género tan vivo y con la humidad de regenerarse todo el tiempo.
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