El Presidente irá el fin de semana a un acto en Camboriú junto al expresidente de Brasil y otros dirigentes de la derecha regional; no irá a la Cumbre del Mercosur del lunes que viene en Paraguay, donde se iba a cruzar con su par brasileño
Jaime Rosemberg
No se verá con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y sí con Jair Bolsonaro. En una clara y contundente elección de sus prioridades políticas e ideológicas, el presidente Javier Milei tiene previsto para este fin de semana un viaje a a Brasil, en una medida sorpresiva y también estratégica. La decisión de viajar se conoce después de confirmar a través de voceros oficiales que no irá a la cumbre de presidentes del Mercosur, en el que se iba a cruzar sí o sí con el mandatario brasileño.
Altas fuentes oficiales afirmaron a LA NACION que el Presidente estará sábado y domingo en el país vecino. Sin dar demasiados detalles, trascendió que su destino será la cumbre de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), a realizarse en el balneario de Camboriú, donde hablarán el primer mandatario, y también el portavoz Manuel Adorni. Jair y Eduardo Bolsonaro, aliados políticos del primer mandatario, serán de la partida, junto a otros dirigentes de la derecha regional, como el chileno José Antonio Kast y el mexicano Eduardo Verástegui.
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En su conferencia de prensa diaria, el portavoz Adorni reconoció como “probable” la presencia de Milei en la reunión de la CPAC Brasil, dónde ya participó en 2022, mientras era diputado nacional y según la página oficial de la cumbre conservadora. Estaría en Brasil el sábado, para exponer al día siguiente ante los dirigentes conservadores del continente, aún cuando el portavoz evitó confirmar su presencia.
Mucho se habló sobre la decisión de Milei de no ir a Asunción el lunes próximo, y delegar la representación argentina en la canciller Diana Mondino. Fuentes oficiales lo atribuyeron a las últimas declaraciones cruzadas entre ambos, que comenzaron cuando Lula exigió una “disculpa al pueblo de Brasil y a mí”, por decir “bobadas”, al llamarlo comunista y corrupto. Milei le contestó dos días más tarde, aclarando que no pediría disculpas a su par, a quien tildó de “zurdito con el ego inflado”. Y se preguntó: “¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?”.
Luego de ese duro y reciente intercambio, y en el contexto de un vínculo deteriorado desde sus inicios, el Presidente optó por no ir a la cumbre del Mercosur, la primera en lo que va de su mandato, aunque desde la Cancillería abrigan alguna esperanza de poder revertir su decisión. “No le dan los tiempos, y para nosotros el pacto de Mayo, el 9 de julio es muy importante”, contestaron voces oficiales a modo de justificativo. Lo cierto es que Milei, que no tuvo encuentros bilaterales con líderes de los países vecinos salvo su encuentro de febrero pasado con el paraguayo Santiago Peña, no está particularmente interesado en avanzar hacia un Mercosur fortalecido. “El 8 es la vigilia, el 9 la actividad arranca muy temprano, es una sobrecarga que no queremos que el Presidente tenga”, dijo Adorni. Y agregó que a pesar de las distancias políticas e ideológicas “astronómicas” entre ambos presidentes, “Milei jamás dejaría de tener una actividad por sus propios dichos”.
Un viaje a Brasil sin ver al presidente de ese país tendría algunas similitudes con los dos pasos de Milei por España, en los que recibió premios y se reunió con dirigentes de la ultraderecha (Vox) y el Partido Popular (la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso), pero no se vio con el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez. “Sería una provocación a Lula, y complicaría el vínculo para todo su mandato”, comentó un experto en relaciones diplomáticas vinculado al macrismo al enterarse de la noticia. “Para nada, ya estaba previsto que fuera”, contestaron voces del Gobierno mientras confirmaban el viaje presidencial, del que-al menos oficialmente-no estaban avisados en Itamaraty.
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