Javier Milei, Toto Caputo y el dólar: cambiar todo para que nada cambie

Javier Milei, Toto Caputo y el dólar: cambiar todo para que nada cambie

El Presidente y el ministro de Economía zafan de su crisis sentando las bases de una nueva. Déjà vu: tipo de cambio pisado y bicicleta. Elecciones a la vista.

 

Por Marcelo Falak

Tras el acuerdo con el FMI y la devaluación inicial, Javier Milei y Toto Caputo muestran sus cartas: con elecciones a la vista, reeditan el Plan Aguantar de dólar pisado y bicicleta financiera. Hacen lo mismo que casi todo el mundo: volver a donde fueron felices, al primer amor o, acaso, a la escena de un crimen. De carne somos.

 

Después de haber experimentado el lunes un salto del 12%, antes de la Semana Santa el nuevo Dólar FMI bajó, en el segmento minorista, a 1.160 pesos y en el mayorista –por donde pasa el comercio exterior–, a 1.135. De ese modo, el aumento dado por la flexibilización del cepo cambiario se limitó al 8% y al 5,6%, respectivamente.

El mercado respondió, para satisfacción del Gobierno, a tres drivers: uno, que la apertura del cepo no es total por mantener atenazadas a las empresas, cuyo potencial de movimiento de dinero es mucho mayor que el del "chiquitaje"; dos, la llegada de dólares organismos internacionales que llenaron de plata prestada las reservas brutas; tres, el señalamiento de Milei de que, a pesar de que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional le impone al Banco Central una adquisición persistente de divisas, eso no ocurrirá hasta que el tipo de cambio toque el piso de la banda establecida entre 1.400 y 1.000 pesos.

Pisar el dólar, una decisión política

Esos factores no se vinculan con la realidad de un mercado libre, sino, como se dijo, con decisiones políticas. Vivimos el mito del eterno retorno, por peligroso que sea lo que se quiere repetir.

"Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a florecer; eternamente corre el año del ser. Todo se rompe, todo se recompone; eternamente se construye a sí misma la misma casa del ser. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente permanece fiel a sí el anillo del ser". (Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra).

El objetivo es moderar las expectativas del inflación y el reciente mal humor de un sector social electoralmente decisivo.

El acuerdo con el FMI impone una acumulación agresiva de reservas que brinde los dólares necesarios para pagar en algún momento la deuda que se asume hoy o bien las garantías necesarias para que sea el mercado voluntario el que empiece a prestarle dinero al país en reemplazo de los compromisos viejos. En el contexto mencionado, ¿de dónde saldrían?

La cinchada de Javier Milei y el campo

En la última semana se registró una mayor liquidación de sojadólares. Pesan la estacionalidad y el hecho de que las retenciones volverán en junio, al final de la campaña, al nivel previo al descuento ofrecido por Caputo, tal como recordó –a modo de advertencia– el propio mandatario.

Sin embargo, el sector tiene que recomponer los stocks que liquidó en tiempos de los incentivos de Sergio Massa y se encuentra hoy con dos factores que no invitan a una liquidación masiva: un precio de la oleaginosa que viene reptando hace un año y no entusiasma demasiado y un tipo de cambio mayorista que volvió, por las mencionadas decisiones oficiales, prácticamente al nivel del blend –80% al oficial y 20% al "contado con liquidación"– vigente hasta el acuerdo con el FMI.

Fuente: Ámbito Financiero.

La primera meta de reservas establecida por el FMI impone la adquisición de 2.000 millones de dólares en los próximos dos meses, cosa que el Gobierno conseguirá fácilmente. Lo que viene después es más exigente, pero tampoco imposible y, por las dudas, siempre queda el recurso del waiver –dispensa– para que el acuerdo y los desembolsos sigan vigentes.

Óyeme, Toto, llévame en tu bicicleta

La fuente de la incorporación de reservas será, además de lo que aporte el complejo sojero, la bicicleta, expertise excluyente de Toto Caputo. El problema de esa práctica –carry trade– es que es pan para hoy y hambre para mañana.

Toto Caputo incurre una y otra vez, como ya lo hizo en el gobierno de Mauricio Macri, en el recurso a la bicicleta financiera. El país siempre perdió con ella.

La maniobra es conocida, pero vale repasarla: un inversor vende sus dólares, coloca los pesos resultantes a tasa en pesos –con la expectativa de que el interés supere la evolución del tipo de cambio en un período determinado– y finalmente realiza sus ganancias en dólares. Dados esos retornos, los dólares que salen –de las reservas– siempre son más que los que habían entrado inicialmente, lo que describe la perversión del circuito.

Hasta el desarme del carry de marzo, que llevó al desesperado pedido de ayuda al Fondo, esa operatoria especulativa era realizada básicamente por empresas nacionales con acceso al tipo de cambio oficial. Esta semana, el Banco Central emitió una resolución que permitirá ahora el ingreso de "inversores no residentes" al Mercado Libre de Cambios (MLC) con la condición de que sus inversiones tengan "un período mínimo de permanencia de seis meses".

Algunos analistas saludaron la "prudencia" de establecer ese plazo para evitar la entrada de las golondrinas más golosas, pero cabe destacar que los primeros fondos extranjeros que vengan a especular con el carry trade 2.0 de Caputo tendrían tiempo justo de ganar mucho dinero fácil para salir una vez que se haya votado el 26 de octubre.

Grandes fondos de inversión extranjeros, que además podrán invertir en riesgo argentino ni bien la flexibilizacón del cepo sea registrada por las calificadoras, y las propias cerealeras están invitados a la fiesta.

El incentivo de Javier Milei para volver a pisar el dólar es llegar con la mayor estabilidad de precios posible a las elecciones legislativas

El costo del método de Toto Caputo

Según sea el instrumento en pesos en el que se posicionen para ganarle a una banda de flotación del dólar que ajustará 1% mensual al alza el techo de 1.400 pesos y a la baja el piso de 1.000, y en función de dónde se acomode la cotización, los ciclistas podrían, como mínimo, salir hechos y, como máximo, ganar hasta un 28%. Con garantía del Fondo y de decisiones oficiales que permiten el cálculo en base al establecimiento de una nueva "tablita" cambiaria – ahora con forma de "banda"–, habrá retornos fáciles y cuantiosos en dólares y en pocos meses. Nada de eso se consigue en países con planes económicos normales.

Dada su triste historia –el esquema jamás terminó bien–, la bicicleta financiera ha sido un recurso nunca confesado por los gobiernos que lo usaron. Sin embargo, en la última semana fue reivindicado públicamente por comunicadores oficialistas y hasta por el Gobierno. Clima de época.

La relativa fortaleza actual de las reservas es un espejismo que surge del arribo de dólares prestados por el FMI y otros organismos, mientras que la de los próximos meses incluirá esos billetes verdes de la especulación. La Argentina, endeudada como está y necesitada de dólares que financien su actividad económica, requiere de la captación por parte del Banco Central de dólares genuinos, comerciales, tendencia contra la que conspira el atraso cambiario que el Gobierno vuelve a inducir.

Las sutilezas de Javier Milei

A pesar del esfuerzo de Toto Caputo por emular a Guillermo Moreno, la devaluación del lunes impacta en los precios, al punto que las consultoras privadas pronostican para este mes un número similar al 3,7% de marzo o incluso uno algo superior.

La proyección de inflación de abril de EcoGo arroja 3,8%, pero otras consultoras, como Equilibra, la estiran al 4%

Mayo todavía acusaría ese impacto, pero Milei y Caputo esperan retomar la desinflación en junio.

Si el Presidente y el jefe del Palacio de Hacienda hacen todo lo necesario para que la devaluación inicial se retrotraiga, es posible que la mejora de competitividad generada por el salto del dólar se evapore en un bimestre o, acaso, en un solo mes. Si así fuera, volvería de inmediato el incentivo a exportar, a retener exportaciones y a viajar al exterior, mientras que los salarios reales prolongarían la caída del primer trimestre, sobre todo en el contexto de paritarias que siguen pisadas. La naturaleza de la fórmula de ajuste jubilatorio –se actualiza según el IPC anterior– depredará los haberes todavía más mientras el Gobierno porfíe en seguir licuando el bono congelado en 70.000 pesos.

Así, el consumo popular seguiría sin levantar cabeza –una constante de la era Milei– y el rebote de la actividad podría moderarse.

El propio Presidente dijo que, como él se encargará personalmente de que no haya pesos –en las billeteras, ¿dónde si no?–, quien remarque "se va a meter los productos en el orto".

Fausto Spotorno, hasta hace pocos meses asesor presidencial, explicó la lógica oficial con dibujitos: "Si alguien tiene que gastar en alimentos y medicamentos, tal vez le va a dar prioridad a los medicamentos y va a comer menos, ponele, y el vendedor de fideos no venderá".

Si la calma forzada del dólar pretende asegurar precios quietos, la estrategia de diezmar otra vez los ingresos populares es osada en tiempo de elecciones.

Con esos recursos, ¿un gobierno gana o pierde? ¿Tan rara estará la sociedad que conocimos?

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