Javier Milei y la nueva grieta

Javier Milei y la nueva grieta

La Casa Rosada cuenta al PRO y a los radicales libres como propios y celebra la cristalización de dos polos. El costo político que no teme pagar el Presidente.

Por Gabriela Pepe.

En la Casa Rosada se cuenta la leyenda que afirma que, en medio del alzamiento carapintada de 1990, Carlos Menem se fue a dormir la siesta. Puede ser un mito, pero quedó instalado como ejemplo de que tenía la sangre fría para manejar situaciones de crisis. Dicen que Javier Milei es igual: “No se le mueve un pelo”.

Así actuó Milei esta semana, cuando usó la causa de la reforma jubilatoria para trazar una línea divisoria entre “los 87 héroes” y “los degenerados fiscales”, los que están con el Gobierno a cualquier costo y los que se amontonaron en la vereda de enfrente, por convicción o porque el Presidente los empujó con sus políticas. En el medio de esta nueva grieta no hay nada.

Aunque las encuestas empiecen a revelar que el apoyo social se resquebraja y que la mayoría de la población no está de acuerdo con el descomunal ajuste que soportan los jubilados, Milei está dispuesto a mantener el rumbo. “Si tuviera un 3% de aprobación, seguiría con el mismo plan. No le importa, está convencido de que este es el camino”, dice un encumbrado funcionario de Gobierno que comparte charlas con el Presidente.

Una nueva mayoría para Javier Milei

El plan económico fue lo que Milei contó en detalle el miércoles, en la reunión que encabezó en Balcarce 50 con los titulares de los bloques dialoguistas en el Senado, el segundo encuentro en pocas horas que usó para mostrar que está dispuesto a jugar a fondo y que encabeza personalmente la cruzada para armar una nueva mayoría.

La reunión de los radicales con Javier Milei.

En la foto estuvieron Luis Juez (PRO), Eduardo Vischi (UCR), el salteño Juan Carlos Romero, la tucumana Beatriz Ávila, la neuquina Lucila Crexell y los peronistas díscolos Carlos Espínola y Edgardo Kueider. Milei habló del ordenamiento de la macroeconomía, la baja de la inflación y la salida del cepo. Los senadores coincidieron en la necesidad de tener equilibrio fiscal y prometieron apoyo, en líneas generales.

El radical Vischi maniobró como pudo. El Gobierno ya había hecho demasiado alarde del “robo” de los cinco legisladores que apoyaron el veto a la reforma previsional. En el Senado se sintió como una humillación. Así se gestó la resistencia interna a patear una semana más la derogación del decreto que le asignó $100 mil millones extra en fondos reservados a la SIDE. El presidente del partido, Martín Lousteau, empujó la votación dentro del bloque. En el recinto fue derrota total: la oposición juntó 49 votos en contra del decreto y volteó un DNU por primera vez en la historia.

El Gobierno presionó hasta último momento. El jueves, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, y el secretario de Interior, Lisandro Catalán, se instalaron en el Senado. Consiguieron los votos para la boleta única de papel y recrearon la mayoría de 39 que habían conseguido el oficialismo en diciembre para votar a las autoridades de la cámara alta y repartir comisiones. Pero la dupla no logró frenar la sanción de la ley que garantiza el financiamiento a las universidades y el tratamiento del DNU de Inteligencia. Hubo llamados a los gobernadores y mensajes desesperados desde las provincias a los senadores.

“Ustedes generaron esto”, le dijo un legislador radical a Rolandi en un cruce de pasillo. Se refería a la exposición del oficialismo a los diputados que se pasaron de bando. Fotos, gacetillas con agradecimientos, mensajes en las redes, la invitación a comer un asado a Olivos, junto a los bloques de LLA y el PRO. “Te prenden fuego. Queman todo tu pasado y ya no tenés margen para volver atrás. Estás con ellos o te empujan para el otro lado”, analizaba el senador más tarde en su despacho.

La cristalización de los polos

Del otro lado empujaron, por ejemplo, a Miguel Ángel Pichetto. El presidente del bloque Encuentro Federal dijo el miércoles durante su discurso por la ley de movilidad jubilatoria que el Presidente pudo haber hecho un veto parcial a la norma, que reconociera el 8,1% del empalme entre las dos fórmulas, pero decidió “inmolarse” por el equilibrio fiscal.

Pichetto le recordó al Gobierno que la guerra contra los jubilados terminó mal para todas las gestiones. Habló del error que cometió Mauricio Macri en 2017. “Había triunfado en las elecciones de octubre, había crecido la economía 2,3%. Pero, en lugar de irse de vacaciones, quiso tratar una reforma jubilatoria en diciembre. Ya sabemos cómo terminó todo”, dijo el diputado.

El peronismo confía en que el veto irá desgastando la imagen presidencial. “No le va a resultar gratis. No puede gobernar vetando todas las leyes”, le dijo un gobernador peronista a Letra P. A Milei no le preocupa su retroceso en la consideración pública. Se aferra a lo que cree que son las primeras señales positivas de la economía: al aumento del 13% en los despachos de cemento que se registró en agosto; la suba del 40% en el patentamiento de autos; los 1700 millones de dólares que prestó el Banco Nación a empresas y el incipiente despegue del crédito hipotecario.

A pesar de eso, las encuestas marcan un malestar social relacionado con el siempre punto sensible de los jubilados. En un estudio reciente de Trespuntozero y el Grupo de Opinión Pública, un 50,3% de los consultados dijo estar “muy o bastante de acuerdo” con la frase “el superávit fiscal no se negocia”. Pero ese número bajó a 37,2% cuando se agregó la condición “incluso si los jubilados tengan que hacer un sacrificio”. Un número similar mostró el informe de la consultora Analogías, que marcó el 64% de desacuerdo con el veto presidencial a la ley de movilidad previsional.

Aunque en el entorno del Presidente admiten que hay malestar de la clase media, destacan una alianza con los sectores populares. Señalan para eso que la combinación de la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar cubre ahora el 99% de la canasta básica alimentaria, frente al 65% de noviembre de 2023. “Y encima nadie los obliga a ir a ninguna marcha”, agregan.

En la Casa Rosada admiten que Milei pudo haber aplicado un veto parcial a la reforma jubilatoria, en línea con lo que marcó Pichetto. El costo fiscal era “razonable”. Pero prefirió priorizar la señal política: el Presidente toma decisiones y no da marcha atrás. Y el movimiento sirvió para trazar una línea divisoria entre las fuerzas del cielo y la oposición.

A jugar a la política

“Ahora tienen 87”, dicen en la oposición dura, sobre la última foto que mostró el oficialismo en Diputados, con la que defendió el veto a la ley de movilidad jubilatoria. El que estuvo dispuesto a votar en contra de los jubilados no tendrá problemas en sumarse en otros temas menos sensibles. La votación del miércoles fue "un parteaguas" hacia el futuro.

¿Pasará lo mismo con el financiamiento universitario? “Cuidado, porque los jubilados no se organizan, pero los universitarios sí”, advierten en el sector más duro de la UCR. Milei confirmó que también vetará esa ley. Los “radicales peluca” ya están jugados. Después de su foto con el Presidente, Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero y Pablo Cervi, quedaron al borde de la expulsión del bloque. En la bancada que conduce Rodrigo De Loredo dicen que negociaron su incorporación a las listas en 2025. En la Casa Rosada lo desmienten, pero admiten que hubo comentarios sobre la debilidad del radicalismo en sus distritos. “En Misiones no existen más”, dicen sobre la provincia de Arjol.

Ya los cuentan como votos propios, como al PRO. La comunicación con los macristas fluye de manera natural, como si fueran parte del bloque libertario. Los diputados más representativos del bloque están en línea permanente con el Gobierno para acordar cualquier estrategia. Sus nombres principales admiten que, en 2025, el electorado no distinguirá entre unos y otros, tal como había vaticinado Patricia Bullrich.

En el Gobierno tienen claro que, en 2025, deberán armar las listas con candidatos puros si quieren evitarse los dolores de cabeza que les generaron legisladores propios que no conocían hasta que resultaron electos, como Lourdes Arrieta y Francisco Paoltroni. No va a volver a pasar. A eso están abocados Karina Milei, Eduardo Lule Menem y Martín Menem, con la colaboración de Catalán.

La batalla por el Presupuesto 2025

La Casa Rosada blanqueó en los últimos días el armado de una mesa política encabezada por el Presidente y formada por sus funcionarios de mayor confianza, Karina Milei, el asesor Santiago Caputo, Guillermo Francos, Bullrich, el vocero Manuel Adorni y Martín Menem. El jefe de Gabinete recibió el respaldo explícito del Presidente en la reunión con los senadores: dijo que está “firme como rulo de estatua” y frenó los rumores sobre su salida. En despachos oficiales aseguran que el equipo político “ya empezó a jugar de memoria” y así consiguió el triunfo en Diputados.

Milei dará este domingo el puntapié inicial a la batalla por el Presupuesto 2025 en el Congreso. El martes, los gobernadores reunidos en el CFI emitieron una primera señal para marcar la cancha. El peronismo salió exultante por haber conseguido la reelección del titular del organismo, Ignacio Lamothe, y por haber unificado un texto contra la administración libertaria, con un duro reclamo por obras y fondos.

“Algo están viendo en las encuestas de las provincias, empieza a haber malestar con Milei”, se ilusionaron en las filas de los gobernadores de Unión por la Patria (UP). Destacaron que no rompieron filas en la elección del CFI. Tampoco en Diputados y el Senado, donde los bloques mantuvieron la unidad para consolidarse como el polo opositor que construye mayorías con los empujados por Milei. Una nueva grieta está naciendo.

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