Aunque apuntan al calor, el Municipio ya tomó muestras de los vuelcos en el río Luján con intenciones de saber cuál es la causa de la mortandad de peces en ese curso de agua.

Así lo aseguró el aún titular de Medio Ambiente, Javier Corcuera, que si bien dijo que esperará a tener en mano los resultados, se adelantó: “Me atrevo a decir que se trata de anoxia, producida por el rápido crecimiento de algas que provocan las altas temperaturas”.

El funcionario remarcó que varias de las especies que encontraron flotando “estaban boqueando”, lo que interpreta como falta de oxígeno, que atribuyó a las algas acuáticas.

Al mismo tiempo, remarcó que el viernes último, al enterarse de la aparición de peces muertos, tomaron muestras de todos los vuelcos y enviaron a analizar el agua que sale de cada una de ellos para saber si se están tirando químicos, como denuncian los ecologistas.

“Hay algunos de esos estudios que no se hacen en el distrito, porque son más sofisticados”, lanzó Corcuera.

En tanto, una de las responsables de la Reserva Ecológica de Pilar, Graciela Capodoglio, adelantó a El Diario que esta vez no se puede culpar al calor por la temperatura del agua, ya que remarcó: “Hubo lluvia en los últimos días y el nivel del agua no es bajo por lo cual es difícil que eso pase con el río con mucha agua”.

En ese sentido, Corcuera insistió con que las altas temperaturas provoca el crecimiento acelerado de las algas y estas dejan sin oxígeno al resto de la vida del río.

“El agua se puede calentar mucho y producir una superpoblación de algas que absorben el oxígeno y producen anoxia. Porque a muchos de los peces que flotaban se los notaba boqueando”, reiteró el funcionario.

Químicos

Del otro lado, los ambientalistas aseguran que se cae la teoría de las altas temperaturas y apuntan a químicos que aseguran pueden provenir de cualquiera de los vuelcos.

Según dijo Capodoglio a El Diario, la mortandad reiterada de peces se da siempre en los fines de semanas previos a los festejos de Navidad y Año Nuevo, señalando que podría ser de alguna planta o emprendimiento que aproveche esos días para realizar limpieza y arroje grandes cantidades de lavandina, ácido, amoníaco u otro químico.

Incluso, la mujer señaló que hasta pensaron en la posibilidad de que en algún campo de la zona, hayan sido utilizados agroquímicos y la lluvia los pudo haber arrastrado hasta el río.

Según destacó Capodoglio, dos puntos diferentes a las veces anteriores, fueron el lugar en el que aparecieron los peces muertos, aguas arriba antes de llegar a la autovía Pilar-Pergamino (exruta 8) y que no solo afectó a los sábalos que son la especie más expuesta a la superficie. Esta vez, se vieron distintos tipos de peces muertos e incluso los bagres, que son difícilmente alcanzados por situaciones como estas.

Mientras que además, dijo que es muy peligroso para las personas: “La gente que pesca y consume ese pescado, que todavía está vivo pero que guarda esos contaminantes en su grasa, está contaminándose también al comerlos y se verán afectados a largo plazo”. Ante esa situación, Corcuera recomendó “no consumirlos y esperar los resultados de los estudios realizados a los vuelcos”.