Investigan a abogado marplatense por una extraña visita a la cárcel

Investigan a abogado marplatense por una extraña visita a la cárcel

Se trata de Pablo Goldberg, quien ingresó al Penal de Ezeiza para visitar a la detenida Carolina Pochetti. La mujer se negó a recibirlo y denunció ante la Justicia que, minutos antes, Elizabeth Ortiz Municoy -quien la implicó en la investigación- la llamó para decirle que un amigo de ella iría a verla. Casanello solicitó información al Colegio de Abogados de Mar del Plata.

Otro abogado marplatense es investigado en el marco de la causa de los cuadernos de las coimas, aunque esta vez -a diferencia de su colega Marcelo Danza- Pablo Goldberg no está acusado de formar parte de una asociación ilícita o de lavado de dinero, sino que está bajo la lupa de la Justicia Federal por una extraña visita que hizo al Penal de Ezeiza.

El letrado ingresó a la cárcel para visitar a la detenida Carolina Pochetti, viuda del ex secretario privado de Néstro Kirchner, Daniel Muñoz, pero la mujer se negó a recibirlo, ya que no lo conoce y, minutos antes, recibió una misteriosa llamada de la marplatense Elizabeth Ortiz Municoy, en la que le decía que un amigo de ella iría a verla para transmitirle “un mensaje”.

Daniel Campos, abogado defensor de Pochetti -la última imputada colaboradora de la causa-, denunció el extraño episodio antes el juez Claudio Bonadio, que investiga el pago sistemático de millonarias dádivas durante los gobierno de Néstor y Cristina Kirchner y ordenó, en octubre del año pasado, la prisión preventiva de Pochetti, quien continúa detenida pese a que fue homologado su acuerdo como arrepentida.

Sin embargo, el juez entendió que no era una cuestión pertinente a la causa, por lo que Campos hizo una denuncia ante la Cámara Federal en los primeros días de enero, que, por sorteo, recayó en el juzgado de Sebastián Casanello y la intervención del fiscal Eduardo Taiano.

Pochetti se sintió “presionada” por esta peculiar visita, ya que, precisamente, fue señalada en la investigación por la declaración de Ortiz Municoy, quien -junto a su ex marido, el empresario textil local Sergio Todisco– está acusada de ser testaferro de Muñoz y de integrar la asociación ilícita que funcionó durante el kirchnerismo para cobrar sobornos a cambio de obra pública. La empresaria inmobiliaria también es una de las imputadas colaboradoras de la causa. 

El episodio que ahora se investiga tuvo lugar el pasado 8 de noviembre. Ese día, en el teléfono público del pabellón de mujeres, una voz femenina pidió por Carolina Pochetti. La que llamaba era Ortiz Municoy, que días antes se había convertido en la primera mujer “arrepentida” de la causa de los cuadernos.

“Hola. Soy Liz. No digas quien soy. Va a ir a verte un amigo mío. Necesito que lo recibas. Tiene un mensaje para darte”, le dijo, según detalla Infobae. Pochetti dijo que no entendía, pero la respuesta del otro lado fue: “Escuchalo, por favor”.

Apenas media hora después de recibir el llamado en prisión, Pochetti fue avisada por los penitenciarios de que tenía una visita. Era Goldberg, que pedía verla. En sus manos llevaba un bolso con artículos de limpieza e higiene personal y varios alimentos.

Pochetti se negó a entrevistarse con el abogado, a quien no conocía. Tampoco quiso recibir lo que había en el bolso. Cuando el abogado supo que no iba a ser recibido, autorizó a que se repartiera el contenido del bolso entre otras reclusas.

Goldberg había dejado sus datos en la cárcel. Como era abogado, no pasó por los controles que pasan las visitas que, además, tienen ciertos días determinados para ir al penal. Registró la matrícula como abogado con tomo y folio.

Enterado de la existencia de la denuncia, Goldberg hizo una presentación espontánea por escrito en el juzgado. “Soy judío practicante y me enteré de que la señora Pochetti estaba atravesando una situación de extrema angustia. Cumpliendo los preceptos de mi fe, decidí visitarla”, afirmó. Confirmó que la reunión no se concretó y que se volvió a su casa sin verla.

Ante la denuncia, la fiscalía solicitó una serie de medidas previas y envió un oficio para pedir datos del letrado al Colegio de Abogados de Mar del Plata. Su presidente, Fabián Portillo, confirmó a El Marplatense que la Secretaría Legal y Técnica recibió el requerimiento de forma digital y que ya fue contestado por la misma vía.

“Es un abogado que se encuentra suspendido en la matrícula desde el año 2004, por lo que no debe ejercer acá en Mar del Plata”, manifestó Portillo. El CUIT de Goldberg también se encuentra suspendido, según se desprende de la página web que emite las constancias de inscripción de AFIP.

En tribunales dudan de que la visita frustrada a una reclusa en la cárcel pueda constituir un delito. Sin embargo, el episodio sirve para engrosar los enredos y preocupaciones que se tejen detrás de la causa de los cuadernos, esta vez, en el capítulo por detectar qué sucedió con los 70 millones de dólares que pasaron por las manos de Muñoz.

La conexión entre Ortiz Municoy y Pochetti

 

Muñoz, ex secretario privado de los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner, habría conformado una red de empresas en la Argentina y en el extranjero para blanquear 100 millones de dólaresprovenientes del pago de esas coimas en la que participaron las únicas dos mujeres imputadas arrepentidas de la causa, según se desprende de la declaración de la empresaria inmobiliaria marplatense.

Mientras hicieron negocios juntas, Pochetti y Municoy fueron amigas. De hecho, Municoy estuvo en las primeras sociedades que se armaron para lavar dinero, junto a Todisco. Pero cuando Todisco y Municoy se separaron, el matrimonio Muñoz y Pochetti tuvo que salir a buscar a otros presuntos testaferros. Fue ahí que aparecieron más protagonistas. Municoy, sin embargo, siguió interactuando en varias operaciones.

Municoy fue detenida el 20 de octubre en Mar del Plata y se negó a declarar. Pochetti se entregó en Comodoro Py el 23 de octubre. Asesorada por su entonces abogado, Miguel Ángel Plo (hoy preso), la viuda lloró y aseguró que no sabía nada de los negocios de su marido.

Pero el 25 de octubre, Municoy declaró como arrepentida y contó detalles de cómo movían el dinero a Estados Unidos. Logró quedar en libertad, la primera de ese tramo de la causa en salir de prisión. Su declaración como arrepentida se fue ampliando varias veces.

Incluso, Municoy apareció en Comodoro Py el 22 de enero, cuando Pochetti designó un defensor para iniciar su camino al “arrepentimiento”. Fuentes allegadas a Municoy buscaron despejar especulaciones. Según Infobae, explicaron que la mujer fue a buscar unos papeles personales que el juzgado tenía retenidos en el marco de lo secuestrado en la causa.

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