La investigación a cirujanos de hospitales provinciales por posible defraudación al sistema público de salud sigue su curso y mientras se instrumenta la información solicitada los actores principales optan por el silencio.
Y es que mientras a nivel local un solo profesional, Enrique Klinger, se refirió al tema solo para escudarse en las falencias de infraestructura y equipamiento del sistema, no se han pronunciado tampoco sus pares de otras localidades de la provincia, como Trelew, Puerto Madryn y Esquel, que también son alcanzados por la investigación.
Desde el otro extremo del mismo protagónico, el ministro de Salud, José Manuel Corchuelo Blasco, se abstuvo de hacer comentarios y apreciaciones, asegurando que “me comprometí a no hablar”.
El funcionario había acudido a la Fiscalía de Estado que conduce Miguel Montoya para denunciar irregularidades en convenios en donde podría haber intervenido él mismo como autoridad en la materia. Tal denuncia derivó en extensos pedidos de informes del Fiscal de Estado, con los que se instrumenta la investigación marco.
Así, Corchuelo Blasco dijo ayer en dialogo con la 100.1: “me comprometí a no hablar. Tengo que dejar hablar a la Fiscalía y eventualmente a la Justicia. Sería un irrespetuoso de trabajar con un tema que expresé desde el punto de vista administrativo; hay que dejar hablar al fiscal”.
En otro orden, y en función del argumento con el que los cirujanos cambian el foco del conflicto al cuestionar severas falencias en el sistema público, el ministro dijo que en los hospitales de complejidad se generan mecanismos de protección, cuidado, reparación y reclamo por cada falla o carencia que “siempre se soluciona”. Es allí es cuando aparece todo el equipo detrás, “donde hay gente valiosa y otros que no”.
Para fundar su punto, y dado que uno de los reclamos planteados por Klinger habían sido las dilaciones en la instalación de los aires acondicionados de quirófanos, Corchuelo dijo que esos equipos se habían roto por actos de “vandalismo” en los que alguien subió a la terraza del hospital con baldes de barro para atentar directamente contra el sistema de refrigeración.
Sobre tal caso, añadió que recién 40 días más tarde él mismo radicó la denuncia penal para que el hecho se investigue, cuando en el marco de una reunión en el nosocomio tomó conocimiento de que tal proceso nunca había sido iniciado.
“La realidad concreta es que los hospitales siempre tienen problemas. Los aires acondicionados hace más de dos semanas que deberían estar instalados y siempre falta algo para el peso: o no está el técnico, o falta el enchufe, o están embalados. Los equipos están comprados y yo firmé hace tres semanas la contratación para el mantenimiento de esos equipos, por $18.000 mensuales” esgrimió, para culminar sosteniendo que “se están buscando las soluciones a los temas que aparecen, pero no se hace magia ni milagros; es con gestión y eso es lo que hay”.
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