Mientras el drama del agua concentra la atención de todos en los centros urbanos afectados, el campo bonaerense también sufre fuertemente las consecuencias del paso del agua, y oficialmente ya se estima pérdidas por 3 mil millones de pesos, debido principalmente a la baja en los rindes de la soja, el cultivo más afectado.
Según los cálculos oficiales, unas 8 millones de hectáreas presentan algún grado de afectación por el agua en 37 municipios, casi un tercio delas 128 localidades que realizan actividad agropecuaria. Los problemas van desde el bloqueo de caminos que impide la salida de la producción, pasando por la falta de suelo para que las cosechadoras puedan trabajar, hasta la inundación de cientos de lotes, lo que hace peligrar la salud delos cultivos.
En la última semana, la zona más afectada, ubicada en el norte y noroeste de la provincia, recibió un promedio de precipitaciones de 180 milímetros, lo que en algunos sitios equivale a la lluvia de tres meses en esta época del año. Esto, sumado a la presión de las napas subterráneas (que están “a tope” a causa de lluvias anteriores) forma un cóctel explosivo que amenaza con complicar por emanas la tarea de cosecha.
El ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís, pidió ser “muy cautos” a la hora de precisar las pérdidas. Si bien aseguró que hay millones de hectáreas afectadas por el agua, explicó que “tienen diferente grado de impacto: hay lugares donde les permite seguir cosechando y otros lugares de soja se pueden perder”. Además, destacó que “hay lugares donde los rindes fueron tan buenos, que compensan esas pérdidas”.
En el mismo sentido, el Tesorero de Carbap, Horacio Salaverri, señaló a DIB que si bien el avance del agua impactará en el rendimiento de la soja “las expectativas eran tan buenas que la producción será de todos modos superior al año pasado”. No obstante, reconoció que, en comparación con las previsiones, “va a haber grandes pérdidas económicas”.
En ese sentido, graficó: “en algunas zonas se esperaba un rinde en la soja de 5,5 toneladas por hectárea y finalmente se producirá 3,5, que es un nivel normal y aceptable”.
En tanto, Sarquís indicó que “en la provincia va a haber afectación de rindes, pero en los números finales no se verán reflejadas porque hay zonas donde la cosecha será récord”. En contraposición a esta postura, el coordinador bonaerense de la Federación Agraria Argentina, Jorge Solmi, aseguró que “la situación es crítica y angustiante” porque para muchos productores “la cosecha está prácticamente perdida”.
Solmi destacó que los productores “temen que muchos puedan fundirse en los próximos meses”, y manifestó que “para los productores más chicos la posibilidad de tener que salir del sistema está cercana y concreta”.
INCÓGNITA POR EL CLIMA. Si bien se espera que en los próximos 10 días las zonas más afectadas no reciban nuevas precipitaciones, la situación climática en suelo bonaerense es “incierta”, y según especialistas se podría esperar la continuidad del ciclo de precipitaciones por encima del promedio. En ese marco, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que “el escenario climático previsto para abril y junio, signado por intensas precipitaciones en la Cuenca del Plata, presenta numerosos riesgos y requiere la necesidad de una cuidadosa planificación. La entidad señaló que durante la etapa final de la campaña 2016/2017, que comprende abril y junio de este año, persistirá “un escenario climático con numerosos riesgos que irán presentándose sucesivamente, requiriéndose una cuidadosa planificación”. En tanto, el Instituto de Clima y Agua del INTA alertó sobre la alta probabilidad de que ocurran lluvias por encima de lo normal a partir de julio.
El director del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, Carlos Di Bella, señaló que “a partir de julio los modelos coinciden en una mayor probabilidad de ocurrencia de lluvias por encima de lo normal en gran parte de la región pampeana”. El mantenimiento de condiciones estables en la zona núcleo de la provincia será fundamental para evitar pérdidas mayores. Así lo destacó el informe de la Bolsa de Cereales porteña, que destacó que hasta el momento la cosecha en Buenos Aires presenta un “pobre avance”.
En el caso del maíz, la entidad indicó que también se registraron retrasos en la cosecha por las lluvias, la falta de piso, el mal estado de los caminos secundarios y el avance de la trilla de soja.
LOS PRINCIPALES PROBLEMAS. El exceso hídrico provoca innumerables problemas en el interior bonaerense, y retrasan más de la cuenta la cosecha. En los campos donde la trilla ya está avanzada, la falta de caminos impide el transporte delos granos, obligando a mantener la producción en silos bolsa. Además, la humedad podría provocar manchas en los granos, y las demorasen la cosecha también puede hacer que se abran las vainas de soja y los porotos caigan al piso, disminuyendo el rinde.
Una de las actividades más afectadas, no obstante, sigue siendo la lechería. En General Villegas, la zona más castigada por el agua, cerraron recientemente 13 tambos y se redujo en un 30 por ciento la provisión de leche a las empresas productoras. En ese sentido, Salaverri indicó que “el tambo que debe cerrar no se recupera, y el productor prefiere reconvertirse porque la actividad ya no le es rentable”.
Comentá la nota