Luego de la primera reunión con el Presidente saliente del PJ, Espínola prefirió tomarse un tiempo para meditar la respuesta. No quiere quedar con el muerto de organizar una elección interna que viene como parto de nalgas, más que nada porque se dejó pasar mucho tiempo sin dar inicio al cronograma electoral con un partido que ha entrado en el tercer mes de acefalía.
La negociación con el Correo Argentino será el primer desafío de quien asuma la conducción. A Camau tampoco lo convence el hecho de pelear después una candidatura nacional en las Paso, para las que tendría que poner dinero y estructura para asegurar el triunfo frente a otras potenciales listas. La posibilidad de que quede a cargo el diputado Carlos Rubín es resistida desde el propio sector de Camau, siendo públicas las intenciones del curuzucuateño de anotarse en la carrera de 2017.
El ex candidato a Gobernador no quiere que la historia se repita. Tiene fuertes prevenciones respecto a la participación de su sector en la interna y es consciente de que la posibilidad de hacer efectivos sus sueños de mantener la esperanza para 2017 pasa por sortear el 2015 no sólo con el logro de una candidatura propia, sino de construir un espacio de poder partidario en un marco de equilibrio sin el cual quedará fuera de juego antes del propio juego. Por ahora duda de quedar a cargo del partido. Desconfía del por qué de una jugada que cree tiene un trasfondo. De hecho que el PJ está en mora tanto con el cronograma electoral como con la contratación del Correo Argentino, sin el cual no es posible pensar en unas internas transparentes.
Camau, finalmente, fue al convite. Fue el lunes de mañana cuando todo el país, y de hecho en la provincia sólo se hablaba de la muerte del fiscal especial de la causa Amia, Alberto Nisman.
Seguramente no habrá sido un paso fácil para el ex candidato a Gobernador, que desde hace meses sostiene que en las elecciones de 2013 habría sido traicionado. Se quejó del resultado de Capital, señalando que la boleta de Ríos fue la que le tiró la propia para atrás, posibilitando que finalmente Colombi se imponga en la Provincia. Luego vinieron los reproches por la amplia purga desatada por el nuevo Intendente, la cesantía de funcionarios, de actores de segunda y tercera línea del camausismo, y hasta de algunos secretarios de íntima confianza del ex Intendente. La "limpieza" llegó hasta el plan Neike. A ello se sumó el no pago de obligaciones contraídas por la gestión Camau en los últimos meses y el apartar a dos empresas que se decían vinculadas al padre y al hermano del Secretario de Deportes de la Nación, que habrían dejado de trabajar con el Municipio de la Capital.
Decidido a ir por fuera, para no enredarse en las complicaciones de la interna justicialista que tiene sus bemoles y que requiere una estructura con una organización que Camau no dispone, el ex Jefe comunal se cansó de repetir como fundamento de la toma de distancias aquello de que quien traiciona una vez lo hace siempre.
De hecho, ahora duda en qué hay detrás de la intención de que quede con la brasa ardiente de un justicialismo en ebullición, a la vez que medita sobre las garantías que tendrá en una elección abierta como las Paso, en las que el propio sistema determina un procedimiento de elección en que ni siquiera el candidato presidencial que elije pueda excluir otras listas que pugnen por los mismos lugares.
La duda de Camau se extiende al futuro. De cara a sostener sus sueños para 2017, cómo podría hacerlo sin una estructura propia que le garantice igualdad de oportunidades. Entonces, las condiciones serán muy diferentes a las de la última campaña y el partido, como tal, tendrá una relevancia como no la tiene ahora ni en los últimos doce años.
El plus valor de la Presidencia es determinante de las posibilidades futuras de los contendientes, más allá incluso de la composición del Consejo Provincial, siendo en este punto determinante el criterio jurisdiccional del Juzgado Federal y de la propia Cámara Electoral, que en el caso del Partido Liberal le otorgó a la entonces Presidente la facultad excluyente de la convocatoria al Comité Ejecutivo, nulificando decisiones adoptadas por la mayoría del cuerpo en función de que las reuniones no fueron convocadas por quien ejercía la Presidencia. Esto es que quedó en claro que aun en clara minoría, la entonces titular del liberalismo terminó definiendo las condiciones de un partido que llegó a la interna bajo el mando de un delegado del propio Juzgado, desplazando a las autoridades naturales.
Un hombre no acostumbrado a las lides internas del peronismo, Camau enfrenta además la resistencia de sus coroneles a ir por fuera. A la vez, la preocupación cada vez más notoria de los intendentes que saben que si hay dos listas serán víctimas del sistema vigente que impone, por un lado, la organización bajo el concepto de líneas internas; lo cual hace que tengan paralelas en cada municipio y que éstas -por el carácter de abiertas- puedan tener el apoyo de sectores no partidarios. El caso de Mercedes, que determinó el paso al costado de Víctor Cemborain para no convertir la interna en una general. La preocupación se extiende a otras comunas que viven contradicciones locales muy fuertes como Goya, por caso en la que la confirmación de Darío Zapata como primer candidato a Concejal genera algo más que preocupación en el oficialismo local, que no cuenta con una figura capaz de contrarrestar el peso electoral del ex Viceintendente que además descuenta el apoyo de otros sectores de la política goyana interesados en bajarle la cotización al oficialismo gobernante.
Además de Goya y Mercedes hay otros casos más extremos, como Ituzaingó, Loreto, Berón de Astrada o Itatí. Aunque en los hechos, ningún jefe comunal con estas reglas de juego parece tener la vaca atada. Una realidad que a la hora de las decisiones resultan insoslayables, habida cuenta de que los intendentes antes que nada, al momento de resolver los alineamientos en alguna de las dos o tres listas, analizan cuál es la vía más apta para conservar el poder territorial que asegure la posibilidad de llegar enteros a 2017.
El síndrome de la frazada corta es otro elemento relevante al momento de analizar la realidad provincial. Sean dos o tres los sectores en pugna, está claro que la combinación del sistema D’hont con el cupo femenino producirá efectos cuasi inmanejables para todos. "Una ruleta rusa", graficó un dirigente territorial que condicionó su participación a la posibilidad de lograr un lugar expectable, que pasa por los dos primeros y eventualmente un tercero.
En el caso de Camau, es otro elemento que desvela al grupo de seis intendentes que lo secunda. El ex candidato estaría dispuesto a que entre ellos consensúen un nombre; el segundo lo reservaría para uno de su propio riñón, que hasta podría ser él mismo si no lo convence la alternativa de las Paso o Mario Cocomarola, así como Martín Barrionuevo, que pugnan en paridad de condiciones. Un tercer lugar, si lo logra, sería para La Cámpora en la persona de Justo Estoup, aunque esta variante parece difícil en el marco de una interna peleada donde el sistema D’hont y el cupo tornan absolutamente impredecibles los resultados.
En el caso de los intendentes, hasta ahora Curuzú Cuatiá parecía tener el lugar asegurado. Sería para una mujer y habría acuerdo en que compartan la segunda y tercera senaduría, Alicia Locatelli y Angelina Lesieux; una variante que no tendría mucho sustento porque, al ir dos o tres listas, Angelina no se aseguraría la suplencia que le garantice el acceso si finalmente Locatelli queda en 2017 a cargo de la Intendencia de Curuzú.
Y, en este contexto, quedaría desplazado el principal distrito camausista como es Goya, aunque la participación confirmada de Darío Zapata le restaría la importancia que inicialmente se le atribuía en la medida en que hasta ahora el oficialismo municipal no tendría un candidato con peso suficiente como para imponerse a Zapata, siendo una regla aurea de las internas el hecho de que lo que pesa en los departamentos es la eventual diferencia que una línea logre sobre la otra.
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