A pesar del triunfo, el PRO y la UCR se disputan el rol que cada uno tendrá en la coalición con la mira puesta en las presidenciales. Cómo actuar frente a la crisis actual del Gobierno.
Juntos Por el Cambio sorprendió este año con la puesta en escena de diferentes búnkers tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en La Plata. Parece un detalle menor, pero si se desmenuza esta decisión empiezan a aparecer los entretelones de una novela que tiene como desenlace el 2023.
El búnker principal fue el montado por el PRO en Costa Salguero, donde habitualmente juegan de local. Pero también estaba el búnker de Ricardo López Murphy y, por otro lado, el de Adolfo Rubinstein. A esto se le sumaba un búnker de Patricia Bullrich, que no era candidata, pero se armó uno igual. ¿Cuál era la finalidad de esto? Que Horacio Rodríguez Larreta no acaparara la victoria. Para todo Juntos Por el Cambio, y Costa Salguero era el búnker de Larreta.
Algo similar sucedió con la interna de la Provincia de Buenos Aires. Facundo Manes, el candidato radical, no quiso esperar el resultado en Capital y se fue para La Plata, lo que hizo que Diego Santilli también tuviera que adoptar una idea similar. Allí armaron tres búnkers entre dos candidatos. Uno para Manes, otros para Santilli y un tercero que se usó de lugar neutro para cuando subieran los dos al escenario.
Con el diario del lunes, esa decisión pareciera haber surtido efecto: los medios más grandes del país reprodujeron la foto de Santilli y Manes chocándose los puños en La Plata y Larreta quedó en un segundo plano. Ni siquiera María Eugenia Vidal salió en portada.
Para 2023, Juntos Por el Cambio deberá dirimir una interna que ya empezó a marcarse. Por un lado están las ambiciones de Horacio Rodríguez Larreta, por el otro Patricia Bullrich, pero también están los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau que tienen planes propios para el próximo turno electoral.
El búnker más llamativo fue el que se conoció como el de la Mesa Nacional de Juntos Por el Cambio, donde fueron los presidentes de los partidos, los gobernadores y dirigentes de peso. Estuvieron, y se sacaron la foto de la unidad, Patricia Bullrich, como presidenta del PRO, Alfredo Cornejo, de la UCR, y Maxi Ferraro, de Coalición Cívica. De los gobernadores fueron Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés, y entre los referentes estuvieron Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto, Cristian Ritondo y Martín Lousteau. Inteligente y en contra de sus deseos, Larreta también estuvo. El jefe de Gobierno porteño hubiera preferido recibir a todos en Costa Salguero.
Futuro. Para 2023, Larreta tiene diferentes contrincantes. Además de Patricia Bullrich, que ya anunció su sueño presidencial, los radicales también podrían presentar candidato propio en la interna. Ahí se anotan Gerardo Morales, que ya no tiene reelección en su provincia, y Martín Lousteau, que no descarta tampoco ir por la jefatura del Gobierno porteño. En diciembre de este año es la elección del comité nacional de la UCR y allí competirán Lousteau y Morales. Esta disputa ya generó problemas de cartel en el acto de cierre de campaña de Facundo Manes en Quilmes, donde hablaron Morales y Lousteau. ¿Qué pasó? El acto estaba previsto que lo cierre Morales, pero lo terminó haciendo Lousteau, lo que llamó la atención de los conocedores de los pormenores de la UCR porque el dirigente nacional que apoyó a Manes desde el principio fue el jujeño, quien está alineado con Maxi Abad, el presidente de la UCR en el provincia de Buenos y gran promotor del neurocientífico, mientras que Lousteau es del otro bando. Internas radicales.
Noche. Mauricio Macri se mostró emocionado cuando confirmó lo que ya les marcaban las mesas testigos: que la sumatoria de los votos de la interna en la Provincia entre Santilli y Manes superaba a la candidata del Gobierno, Victoria Tolosa Paz. Intentó festejar como uno más, a pesar de que los pocos precandidatos impulsados por él en el país, como los de Córdoba, Santa Fe y Tucumán, fueron derrotados en la interna cambiemita. Un fracaso indisimulable.
La oposición hizo una buena elección en todo el país. Ganaron en Córdoba, Mendoza, Santa Fe, La Pampa, Santa Cruz, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Jujuy, entre otras provincias. Pero aquí hay un detalle para prestar atención. En esos lugares, el triunfo fue de los candidatos de la UCR, por lo que será un factor a tener en cuenta cuando se piense en el armado electoral para 2023. La pregunta es la misma que se hacen todos los partidos políticos: ¿de quiénes son los votos? En este punto se suma un nuevo actor: Facundo Manes obtuvo 1,2 millones de sufragios. Una suma que preocupa a los gobernadores del interior con ambiciones presidenciales.
Pero, además de la interna con los radicales, en el universo de la política surgió un nuevo actor que interpela, entre otros, a los dirigentes de Juntos Por el Cambio: Javier Milei. Los 13 puntos que obtuvo el economista fueron el gran batacazo en la Ciudad de Buenos Aires, y si se le suma el resultado de Ricardo López Murphy, la adición de los dos da 25 puntos. Es decir que tanto Rodríguez Larreta como los radicales tendrán que considerar a los liberales que ya representan un cuarto del electorado.
Alberto Vs. Cristina. La crisis institucional del Gobierno sorprendió a un sector de la oposición, pero aquellos que tienen una lectura fina del pulso político veían que una derrota electoral podría agudizar la fractura en la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Miguel Ángel Pichetto le había anticipado a Alfredo Cornejo que estaba viendo un escenario crítico tras la derrota electoral y que la posición que debía tomar Juntos Por el Cambio, en caso de que hubiera una ruptura entre el Presidente y su vice, era apoyar al primer mandatario para sostenerlo. Al cierre de esta edición la situación estaba llegando a un punto de encuentro entre Alberto y Cristina en la que ambos estaban dispuestos a sacrificar a sus mejores hombres con la intención de reorganizar el Gabinete.
Por el lado de Horacio Rodríguez Larreta, estaban a la espera de la resolución del conflicto sin moverse demasiado. Apenas unos mensajes con los protagonistas para tener un mejor panorama. Larreta prefería mirar desde afuera y no involucrarse en un conflicto del que podría salir lastimado. En una conferencia de prensa prefirió no agregar leña al fuego.
Tal vez las más duras fueron Patricia Bullrich y Elisa “Lilita” Carrió. Bullrich afirmó que en el peronismo estaban teniendo una “actitud caníbal” por una disputa para ver quién se queda con el poder. Y Carrió sostuvo que Cristina Kirchner estaba vaciando de poder al presidente y que esta crisis era “un golpe de Estado”.
Reuniones. Ya con el resultado de las PASO puesto comenzó la reorganización para las general de noviembre. El lunes 13, Macri almorzó con Miguel Ángel Pichetto en sus oficinas de Vicente López. Allí analizaron la elección y el futuro. Pichetto se volvió una persona de suma confianza del ex presidente, sobre todo para hablar de temas políticos, y disfruta del lugar que le dan. Un ejemplo: unos diez días antes de la elección estaba mirando tele en su casa y vio que el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, hablaba sobre la variante Delta y los peligros de esa cepa. Tomó su teléfono y llamó primero a Macri y luego a Larreta para sugerir que debían sacar a Quirós de la tele porque estaba asustando al electorado. “No va a ir nadie a votar”, decía. Al día siguiente, Quirós desapareció de escena.
Santilli ya está trabajando también en noviembre. El martes 14 se reunió con Manes para empezar a juntar a los grupos de trabajo para ver cómo encaran la campaña para los próximos dos meses. Necesita conservar dentro del espacio los 15 puntos que sacó el neurocientífico. Si ese voto radical se dispersa, estará en problemas.
Serán semanas duras, en las que la mirada de los medios estará más atenta a la crisis interna del Gobierno. Tanto en el oficialismo como en la oposición ya hay una sensación unánime: la elección de noviembre ya está definida en favor de Junto Por el Cambio. Ahora se empieza a trabajar pensando en 2023.
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