El Ministro de Gobierno logró un meteórico ascenso en el gobierno de Vidal desde su llegada. Algunos dirigentes vidalistas no ven los resultados prometidos. Una de sus cartas de presentación fue la incorporación de cuadros peronistas (intendentes, concejales o legisladores...) Desde su llegada trajo tres, dos con pasos fugaces y el restante se incorporó formalmente tras una alianza previa. El pase de factura por Echarren. Qué dicen sus allegados.
Joaquín De la Torre, quien supo ser uno de los máximos aliados de Sergio Massa junto a quien creó el Frente Renovador, logró su tercerea reelección en el municipio de San Miguel en 2015 por el FPV y a fines de agosto del año pasado desembarcó en el gabinete de Cambiemos bonaerense. Según las noticias del momento y sus correspondientes análisis, su llegada tenía entre sus objetivos más importantes la incorporación de peronistas a la gestión de María Eugenia Vidal.
Ingresó a través del Ministerio de Producción –cartera que, por cierto, quedó vacante desde su salida hace más de tres meses- luego de que la gobernadora decidiera recortarle poder al único radical del gabinete, Jorge Elustondo, quien finalmente quedó a cargo de Ciencia y Tecnología.
A tan sólo tres meses de gestión en Producción fue nombrado Ministro de Gobierno, en lugar de Federico Salvai que pasó a ser Jefe de Gabinete bonaerense. El pedido de engrosar la ‘pata peronista’ fue más exigente. A partir de allí, y con la campaña de por medio, ambos dirigentes de origen justicialista libran una batalla silenciosa de posicionamiento y poder que también se extiende a las segundas líneas y de la que la gobernadora ha decidido mantenerse al margen.
Desde su incorporación a las filas de Cambiemos, le achacan a De la Torre haber traído muy pocos dirigentes del peronismo. Los intendentes que habían ganado con el FPV las últimas elecciones, Carlos Berterret (Coronel Pringles) y Hernán Bertellys (Azul), se sumaron al oficialismo sin ningún cargo de por medio y previo a la llegada del oriundo de San Miguel.
Ya como ministro, De la Torre mantuvo algunos encuentros de relevancia como por ejemplo con los jefes comunales peronistas del interior (Grupo de los Ocho) en septiembre, y con los de la Segunda Sección a fines de octubre; pero ninguno de ellos dio signos de apoyo al oficialismo.
El que sí lo hizo fue Francisco Echarren, intendente peronista de Castelli (4° sección) y miembro del Grupo Fénix, a comienzos de diciembre para ocupar la subsecretaria de Tierras, Urbanismo y Vivienda. Lo que De la Torre gozó como un primer punto a favor sería efímero; Echarren duraría solo 106 días en el cargo. Esto lo habría dejado mal parado y Salvai vio el camino despejado para meter mano y designar en su reemplazo al dirigente de Esteban Echeverría, Evert Van Tooren.
Algo similar le sucedería con Walter Torichio (Carlos Casares), quien a principios de enero coqueteó con Vidal y desde el gobierno lo dieron como aliado. Sin embargo, hace horas el jefe comunal elogió fuertemente a Florencio Randazzo: "puede ser un buen candidato a Senador nacional y generacionalmente puede ser un candidato para el 2019 o 2023 como Presidente". Otro cachetazo al armado PRO-peronista.
En tanto, Ismael Passaglia (San Nicolás) se incorporará de manera formal al gobierno bonaerense. Fue quizás el primer intendente del FPV en acercarse a Cambiemos pero nunca terminó de concretar el pase. Es por eso que se le restarían méritos a De la Torre. Se presume asumirá al frente del Instituto de Vivienda de la Provincia de Buenos Aires.
La Noticia Web consultó a dirigentes y colaboradores estrechamente ligados al ex intendente de San Miguel a raíz de las informaciones dan cuenta de posibles conflictos en el gabinete. Las fuentes las enmarcaron en “operaciones en su contra” debido a que “creció mucho dentro del espacio y lo quieren esmerilar”. En este sentido, señalaron que provendrían de algunos que “se sienten desplazados por su trabajo”.
Comentá la nota