Los primeros 100 de Arroyo fueron complicados y, como si no tuviera suficientes problemas, sufrió ahora el desplante público del presidente del Concejo y amigo inseparable, Guillermo Saenz Saralegui. Agotar las internas, reducir los rumores y vencer a su propia lengua, los desafíos que tiene por delante el intendente.
Carlos Fernando Arroyo se paró frente a los medios, mientras se plantaban 40 árboles por los 40 años desde el inicio del golpe cívico militar. En medio de sus palabras, le preguntaron por el aumento de boleto que exigen los transportistas, que amenazaron con suspender el servicio nocturno si no se aprobaba la nueva tarifa.
“Es una situación compleja”, dijo Arroyo y explicó que el argumento del precio del dólar es razonable, pero que todavía no se definieron la mayoría de las paritarias. Para él, eso era decisivo para no dar curso a un aumento del boleto de colectivo en lo inmediato.
La explicación sería razonable, hasta motivo de elogio, si no fuera porque casi al mismo momento, la asamblea de concejales y mayores contribuyentes levantaba las manos para aprobar un aumento de tasas del 27% en General Pueyrredon. Un aumento que se aceleró en las últimas dos semanas porque el gobierno necesitaba aprobarlo sí o sí este miércoles para poder imprimir la nueva Tasa de Servicios Urbanos con la tarifa actualizada.
“Vamos a tratar de ajustar la administración para no cargar más al bolsillo del contribuyente. Queremos bajar las tasas, y no subirlas”, había dicho Arroyo minutos después de saberse intendente de General Pueyrredon. Descubrió que esas promesas vacías de contenido son difíciles de sostener en el poder. Se trata, apenas, de una muestra de lo que fueron estos primeros 100 días del intendente al frente de General Pueyrredon.
Arroyo les dijo a los legisladores marplatenses con los que se reunió días atrás que estaba “solo” y que necesitaba “ayuda”. No fue la primera vez que pronunció esa frase y, según cuentan, no será la última. “Se la dice a cada persona con la que se junta”, contaron a 0223.
Desde que fue electo intendente se sabía que no contaba con un equipo sólidamente conformado. De hecho, fue eje de muchas críticas a lo largo de la campaña. Los problemas que afrontó Arroyo con la salida de tres funcionarios en medios de escándalos ratifica aquellas críticas. Y por si fuera poco Sebastián Puglisi también se bajará del barco: a fin de mes dejará de ser el secretario de Cultura. Recién en las últimas horas logró encontrar a uno de los reemplazantes. El ingeniero Pablo Simoni, con trayectoria en el sector privado (Mar del Plata Aquarium y Astillero Contessi) ocupará el cargo que dejó vacante Miguel Guzmán en el Emvial.
Por si no tuviera suficientes problemas, Arroyo sufrió este miércoles el desplante público del presidente del Concejo Deliberante Guillermo Saenz Saralegui. En otra época, eran amigos inseparables y socios políticos en la aventura de Agrupación Atlántica. En esta época, el poder los separó. Saenz Saralegui asegura que Arroyo fue víctima de “los amigos del campeón”, gente que se le acercó a dar consejos y obtener algún beneficio a cambio.
No lo nombró, pero le apuntó a Emiliano Giri, expresidente del Emtur. El exfuncionario, hoy caído en desgracia por el escándalo judicial en el que está procesado, gestó en buena parte la intendencia de Arroyo. Lo convenció de sumarse a Cambiemos, convenció a Cambiemos de sumarlo cuando Vilma Baragiola parecía ser la figura elegida. Diseñó la campaña, fue su vocero y celebró a su lado. A partir de allí se convirtió en un dirigente de peso en el armado marplatense y, sobre todo, en el puente entre el intendente y los funcionarios provinciales y nacionales.
Pero no fue el único en el que pensó cuando dijo esa frase. Por estas horas el exintendente Daniel Katz es apuntado como el “monje negro”, a pesar de que lo niegue enfáticamente. Katz tiene dos amigos muy cercanos en el gabinete de Arroyo: el secretario de Gobierno Alejandro Vicente y el de Planeamiento Guillermo de Paz. En los últimos días sonó otro hombre de su confianza para sumarse al Gabinete, Gustavo Schroeder. Aunque Katz lo niegue, la presencia de radicales de la “vieja guardia” en un gobierno con tantas complicaciones como el de Arroyo despierta suspicacias.
El intendente superó sus primeros 100 días al frente del municipio de General Pueyrredon con más deudas que logros. Pero más allá de las carencias de la gestión, como jefe político de Mar del Plata tiene dos metas. Lograr el orden necesario en el gabinete para agotar las internas y los rumores a la mínima expresión posible y vencer a su propia lengua, que más de una vez le juega una mala pasada.
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