Macri culpó de su fracaso político a Monzó y Frigerio y encendió una mecha. Pero otros referentes de Juntos por el Cambio dejaron bastante solo al ex presidente. Las charlas para conservar a todos adentro en la Provincia.
“Delegué en mi ala más política en filoperonistas, tanto en la Cámara de Diputados como con los gobernadores; yo tendría que haber puesto el foco ahí porque claramente se jugaba mucho en la Argentina, en poder convencer”, dijo Mauricio Macri en su reaparición en los medios, culpando del fracaso a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio. Pero la repercusión en Juntos por el Cambio no fue la esperada por el expresidente, quien incluso distorsionó el mensaje que pretendía dar hacia dentro del espacio. Macri quiere erigirse como único líder y salió a marcarle la cancha a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, pero mediáticamente rinde más la negativa, por lo cual su intención quedó en segundo plano.
Desde el vidalismo, el larretismo y el monzoísmo coincidieron en que los dichos del exmandatario para nada interrumpen las conversaciones sostenidas entre ellos. Sólo se podría apuntar que Jorge Macri mantuvo cierta distancia del asunto. El intendente de Vicente López quiere sostener la lapicera del armado político bonaerense y le es funcional que su primo pretenda correr a Monzó y condicionar los liderazgos del Jefe de Gobierno porteño y la exgobernadora.
“No modifica absolutamente nada en la forma en que venimos trabajando, nosotros estamos construyendo nuestro propio espacio político en la Provincia, dentro de la oposición y con muy buen diálogo con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta”, aseguraron desde el monzoísmo a La Tecla. Reconocen, de cualquier manera, que hay algunas estrategias distintas, y que estas finalmente deberán confluir para sellar una nueva alianza. Insisten, además, que “la relación con María Eugenia se recompuso bastante”.
Tampoco debe pasar desapercibido que, pese a haber sido enemigos durante todo el gobierno de Cambiemos, Monzó y Marcos Peña hablan ahora al menos una vez por semana. El ex jefe de Gabinete hace lo propio con otros actores a los que se enfrentó cuando ostentaba casi la suma del poder del Ejecutivo nacional. En esa lista están, entre otros, Vidal y Rodríguez Larreta.
En el vidalismo aseguran la continuidad del diálogo y le bajan el tono a los dichos de quien presidiera el país entre 2015 y 2019. “Los que hablan con él seguido lo ven con un discurso más violento en privado que cuando sale en las notas, así que no lo sienten tan duro y lo ven públicamente moderado”, le contó a este medio un colaborador estrecho de la exmandataria bonaerense.
Todos sabían de antemano lo que iba a decir Macri, porque lo reitera en cada charla con algún dirigente, y porque se sabe que es un capítulo de su libro, cuya salida a la venta será en diciembre. El impacto, entonces, fue más hacia fuera. “Me puso en el candelero sin buscarlo y las críticas fueron hacia sus expresiones”, le dijo Monzó a su grupo más cercano, y celebró las declaraciones de apoyo recibidas.
“Hemos visto a Larreta y a Vidal ausentarse del Zoom de Juntos por el Cambio después de la nota de Mauricio con Morales Solá; hemos visto a (Diego) Santilli a salir a apoyar, y Santilli no hace nada si Larreta no lo ordena; y hemos visto a (Cristian) Ritondo salir a apoyar y no lo hace sin antes hablarlo con María Eugenia”, repiten como un mantra hombres cercanos al expresidente de la Cámara de Diputados y al exministro del Interior.
Las repercusiones dejaron más al descubierto la grieta en “la casa amarilla” entre los moderados y el ala que encarnan Macri, Patricia Bullrich y Miguel Pichetto. La cuestión de fondo lejos está de centrarse en dos dirigentes satélite del espacio, sino en la estrategia política distinta expresada por Larreta y Vidal.
“En esta pecera la mayoría es moderada, es de centro, y el extremo no tiene más alternativa que votar a esa mayoría. Son dos compartimentos: el extremo y el centro, que es mayoría”, analizó un dirigente bonaerense de Juntos por el Cambio, para quien “Macri, Pichetto y Bullrich toman una posición extrema frente al gobierno nacional y donde otros factores, incluida (Elisa) Carrió tienden a una linea más moderada”. Se dice puertas adentro que Larreta media entre Lilita y el ex Jefe de Estado para evitar una explosión en esa relación, cuyas consecuencias serán directas en la política de la Ciudad.
Hasta ahora el mandamás capitalino jugó al equilibrio y no a la moderación, pero desde la semana pasada parece actuar más para los moderados soltándole la mano a la posición de Macri. Eso entusiasma en los sectores que buscan jubilar al expresidente.
La demanda “es que Horacio deje su posición de heredero y tome la de conquistador”, porque “no lo van a ir a buscar, lo va a tener que hacer él”. El antecedente de cómo concretarlo es la previa al triunfo de 2015, cuando Macri fijó una estrategia general y una dirección, en la que Peña se encargaba de la comunicación, Monzó de la política territorial y Rodríguez Larreta de la gestión en la Ciudad.
Por ahora, en la Provincia, Vidal hace su juego, Jorge Macri hace su juego, el radicalismo hace su juego, Monzó hace su juego y el ordenador no aparece. Así la separación sigue su curso, aunque todos juran y perjuran que no habrá divorcio y el final del camino serán las alianzas.
Bloques en Diputados
Una reconciliación que se demora
La división del bloque de diputados de Juntos por el Cambio en la Legislatura Bonaerense fue el corolario de las discrepancias de Gustavo Posse con el espacio y de Emilio Monzó con María Eugenia Vidal. El intendente de San Isidro y el ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación constituyeron con sus soldados la bancada Cambio Federal, restándole cinco miembros al principal bloque opositor. Esa separación, sólo expresada en la Cámara baja, nunca se tornó irreconciliable entre las partes y, de hecho, en los últimos meses en la superestructura del espacio comenzaron a fantasear con la unificación, a partir del diálogo restablecido entre Vidal y Monzó. Claro que otra circunstancia se cruza en el camino, y es la interna radical que, precisamente, dirimirán en marzo Posse y el presidente del bloque de Juntos por el Cambio, Maximiliano Abad. No se ha avanzado por el momento en la reunificación, pero es una materia pendiente que sin dudas ocupará a los conductores si entrado el año electoral (y más allá de la interna de la UCR) la situación sigue sin resolverse. Si la intención es llegar a las elecciones legislativas todos juntos, mal podrían hacerlo divididos donde ya tienen representación.
Bloque Cambio Federal
Panorama electoral
El riesgo de atomización si el Gobierno saca las PASO
“Si yo fuera el gobierno nacional descartaría las PASO. Porque para un gobierno que viene en picada como éste la única manera de disimular una derrota legislativa en la Provincia es sacar el único ordenador que tiene la oposición. Cuando vos sos gobierno, si sacás las Primarias, en tu estructura partidaria a los que quedan afuera los contenés con el Estado. Pero cuando sos oposición lo que queda afuera se te arma como una lista alternativa. Y el Estado sponsorea a las listas alternativas, porque los diez puntos que puedan sacar son del estanque de la oposición; y con un treinta y pico por ciento podés decir que triunfaste, disimulando una derrota en la representación legislativa que vas a conseguir”. El análisis lo hace un experimentado armador político de Juntos por el Cambio. Anticipa, de alguna manera, cómo ven en el espacio el factible escenario electoral de 2021 y las dificultades que les crearía ir directamente a la elección general. Es por eso que se le comienza a hacer un reclamo interno a Horacio Rodríguez Larreta, en cuanto a sus aspiraciones futuras y el camino que debiera comenzar a transitar desde ahora. “El tiene aspiraciones presidenciales y hoy debería tener una estructura política para consolidar las partes de este espacio, porque está el riesgo de que se atomice”, concluyó la misma fuente. Nadie deja de reconocer en Juntos por el Cambio que para ganar será necesario mantener la unidad más allá de la dinamita interna y de los misiles externos que amenazan con romperla. Es por ello que pese a las declaraciones del expresidente, todo el arco moderado del espacio prefiere minimizar el tema; y asegurar que el futuro está en ampliar y no en cerrarse, que fue, precisamente, uno de los mayores errores políticos cuando tuvieron el poder.
El enojo monzoista con Macri
“Debería dar paso a otros dirigentes para que sean las cabezas visibles”
El diputado provincial Martín Domínguez Yelpo, cercano a Emilio Monzó, cuestionó los dichos de Macri y defendió el trabajo realizado por el exlegislador nacional: “A lo mejor Macri se olvida que en la última sesión legislativa del año pasado la Cámara de Diputados aplaudió y ovacionó a Emilio, que terminaba su mandato. Quisiera saber cuántos legisladores tienen ese reconocimiento prácticamente unánime al terminar su gestión. No es casual. Si algo caracterizó y caracteriza a Emilio es su predisposición al diálogo, a no cerrarse, a buscar consensos. Vivimos hablando de no profundizar la grieta, de lograr acuerdos políticos amplios, bueno, eso lo garantizó durante los cuatro años de gobierno de Cambiemos”. El legislador del bloque Cambio Federal recordó que “entre el 2015 y el 2019 se aprobaron todos los presupuestos y se generaron acuerdos de gobierno teniendo minoría en todas las Cámaras. Eso no hubiese sido posible sin la presencia de alguien como Emilio Monzó en Diputados e incluso de Rogelio Frigerio en el Ejecutivo para garantizar el consenso y los acuerdos necesarios”. En ese sentido contó que “los gobernadores y legisladores opositores no querían sentarse a dialogar con el ala más dura del oficialismo y menos con el propio Presidente. Si Juntos por el Cambio perdió las elecciones no fue, como dice Macri, por haber delegado en el ala más política y filoperonista sino justamente lo contrario, por los errores del ala dura y la poca predisposición al diálogo de la Jefatura de Gabinete”. Por último, se refirió al rol que debería tener Mauricio Macri en la actual construcción política. “Ya he manifestado que un expresidente tiene que ser una persona de consulta, alguien que viaje por el mundo, que dé charlas y conferencias, no que automáticamente pase a ser el referente de la oposición. Nada nuevo puede salir con figuras repetidas. Es natural que siga formando parte y siendo una opinión autorizada dentro de Juntos por el Cambio, pero me parece que tendría que dar paso a otros dirigentes para que sean las cabezas visibles y los conductores del espacio”.
Quién era el responsable
La trama detrás de las culpas a la conducción política de Cambiemos
“¿Alguien se imagina que se hubiesen sumado sectores del peronismo a Juntos por el Cambio si sólo los hubiesen llamado Macri o Marcos Peña? Fueron Monzó y Frigerio los que trabajaron para ampliar el frente”, le dijo Martín Domínguez Yelpo a La Tecla, abonando una dialéctica contrafáctica que se disparó tras la declaraciones del expresidente. Más allá de ello, dirigentes cercanos a los políticos apuntados no se cansaron de señalar en las últimas horas que “Macri miente cuando dice que delegó la política en Frigerio y Monzó, porque en rigor la delegó en Marcos Peña, y si faltó política es porque falló la persona en la que él confió ese papel”. Es real, la conducción política cuando Cambiemos llegó al poder quedó en manos del Jefe de Gabinete, quien concentró además la comunicación y la gestión. La omnipresencia de Peña sólo dejó migajas para el resto, incluidos responsables de Ejecutivos como Vidal y Rodríguez Larreta. El propio Macri le dijo a Monzó en 2017 que se dedicara sólo al Congreso. Además le pidió que dejara de confrontar por el rumbo de la política con Peña y Vidal, con quienes el presidente de la Cámara de Diputados manifestaba profundas diferencias. Otra de las cuestiones a las que siempre se negó el expresidente es a que Monzó acercara a Sergio Massa al espacio. Los intentos estuvieron antes de las elecciones de 2015 y antes de las legislativas 2017. Frigerio, por su parte, era el encargado de cerrar los acuerdos con los gobernadores peronistas, para trasuntar eso en votos a favor de las leyes del Gobierno en el Parlamento. Pero la relación del ministro del Interior con los mandatarios provinciales comenzó a flaquear cuando los compromisos asumidos quedaban inconclusos en los hechos. “Era muy difícil, porque cada acuerdo que alcanzaba Rogelio después se incumplía por parte de la Rosada y a los gobernadores no le llegaba ni la plata, ni las obras, ni nada”, asumió un colaborador del exministro.
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