La diputada escolta a De Narváez y camina la tercera. Fernández se acerca a Scioli. Juanjo Álvarez daría un paso al costado.
El rol preponderante de Graciela Camaño en el Frente Renovador contribuyó a la partida de Darío Giustozzi e incomoda a los candidatos de la tercera sección cercanos al alcalde de Brown, quienes por ahora continúan en el massismo, pero sondean otros caminos.
Se trata de una disputa entre armadores, en la que la diputada desplazó a Alberto Fernández, ahora cerca de Scioli; y a Juanjo Álvarez, a cargo de recolectar punteros en el conurbano y con un pie afuera en el massismo.
Según pudo saber LPO, en las últimas horas Juanjo entregó una oficina del 4 piso del edificio que usa Massa en Tigre. La ocupará el diputado Felipe Solá.
Camaño se cargó al hombro la campaña de Francisco De Narváez. Su ladero y diputado provincial Rubén Eslaiman organiza las recorridas por el conurbano y filtra los invitados.
En algunos distritos, tanto de la primera como de la tercera, algunos candidatos descargaron la bronca con Eslaiman, amagaron a boicotear las visitas del colorado e hicieron sonar los teléfonos de Tigre. Massa no los atendió y sólo en algunos casos hablaron con Natalia Gambaro, ex diputada y mano derecha de De Narváez.
“Se sintió presidente y creyó que lo mejor era De Narváez de gobernador, para que no pelee por la sucesión”, interpretó ante LPO uno de los candidatos del Frente Renovador, cercano a Giustozzi.
Los massistas no son tan contemplativos. Le recriminan haber hecho campaña solo cuando su estrategia debía ser arrastrar votos de Massa, sobre todo porque las encuestas lo ubicaban con una casi nula intención de voto.
Lo cierto es que la relación entre Massa y Giustozzi se fue deteriorando desde el mismo día del triunfo de 2013. Consciente de su debilidad en la tercera sección, el tigrense lo había ubicado segundo en la lista de diputados y le había cedido la mayoría de las candidaturas locales y de diputados provinciales.
Exaltado, Guistozzi se despegó de su figura y lanzó su campaña a gobernador en solitario y se desentendió hasta de su rol de jefe de bloque de Diputados, donde siempre tuvo la sombra de Camaño. Ni una sola vez logró reunir a todos y evitó levantó la voz por campañas públicas lanzadas por Massa, como la oposición al Código Penal.
Massa siempre bromeó con la irreverencia de Giustozzi, pero puso manos a la obra para hacerle sentir el rigor en el territorio.
Durante el año pasado Joaquín de la Torre, Camaño y Juanjo se repartieron la misión de levantar candidatos en distritos de la tercera con referentes cercanos a Giustozzi.
Un caso fue en Quilmes, donde el intendente de San Miguel colaboró con Walter Queijeiro y desplazó al diputado y ex intendente Sergio Villordo.
Juanjo Álvarez intentó reclutar punteros en algunos distritos sin resultados y Camaño pugnó para bajar a referentes del sindicato de gastronómicos.
En Berazategui buscó sin éxito instalar al concejal de licencia Argentino “Tito” Geneiro y Horacio Valdez, del sindicato de vidrio. Con Juanjo inactivo, la mesa chica de Tigre se reduce por estas horas a Camaño, De la Torre y el radical José Eseverri, intendente de Olvarría.
El rol de este último se notó el jueves, cuando firmó la solicitada que expulsó a Jesús Cariglino para anticiparse a su huida.
Alberto Fernández absorbió el fastidio de Giustozzi y los suyos. Desplazado por Camaño, acercó al ex intendente de Almirante Brown con Daniel Scioli y logró un gesto del ministro de Seguridad Alejandro Granados, en la presentación de la policía comunal de Ezeiza.
Scioli es el principal sostén de Mariano Cascallares, presidente de IPS y candidato en Almirante Brown.
Su crecimiento y la imagen ascendente de Mauricio Macri le hicieron ver a Giustozzi que además de perder la interna con De Narváez, podía resignar su distrito, gobernado por su ladero Daniel Bolettieri.
El ex jefe de Gabinete de Kirchner también telefoneó a Aníbal Fernández y logró que invitara a Giustozzi a formar parte de su lista en octubre.
Como explicó LPO, Aníbal será uno de los tres candidatos a gobernador junto a Diego Bossio y Julián Domínguez, quien hoy invitó a Giustozzi.
Como era de esperar, el PRO buscó sacar tajada de la crisis del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires, el territorio más importante del país y donde el macrismo no logra hacer pie.
El jueves, Emilio Monzó se reunió con varios candidatos a intendentes del massismo por la tercera para pedirles ayuda en la fiscalización, a cambio de ceder la totalidad de las listas locales.
Macri busca alrededor de 600 punteros por distrito que al menos reponga las boletas y no ocurra lo mismo que en 2007, cuando Elisa Carrió denunció que después del mediodía su nombre había desaparecido de los cuartos oscuros. Quedaron en responder.
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