Sectores dialoguistas buscarán insistir con el proyecto original. Para eso necesitan llegar a dos tercios en el recinto. La votación será ajustadísima y se definirá por las ausencias y las abstenciones. Las tensiones entre Macri y la Casa Rosada suman incertidumbre
Por Federico Millenaar
“Los degenerados fiscales son menos de 171″. En las filas libertarias buscan dejar atrás el mal trago que significó la aprobación en el Senado de la nueva fórmula jubilatoria y ya se concentran en el partido clave que se jugará en la Cámara de Diputados.
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El presidente Javier Milei anunció el veto de la ley que aumenta las jubilaciones por considerar que atenta directamente contra el equilibrio fiscal y el plan económico. Por su parte, el bloque de Miguel Ángel Pichetto y el radicalismo ya dejaron en claro que planean insistir con el proyecto.
Para dejar sin efecto un veto presidencial ambas cámaras del Congreso tienen que volver a aprobar la ley, pero con dos tercios de los votos (sobre los presentes). En Diputados el número mágico es 171 y cuando se aprobó la media sanción hace dos meses se lograron 160 votos. Pero como había 16 ausentes, 160 votos afirmativos representaban justo los dos tercios de los presentes.
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No obstante, los movimientos erráticos del PRO durante la última semana crearon un escenario de máxima incertidumbre. Por orden de Mauricio Macri, el PRO rechazó el miércoles el DNU que ampliaba los fondos reservados de la SIDE. “Esto no es el cambio”, aseguraron con un comunicado oficial. Luego llegó la dura réplica de Patricia Bullrich: “Los diputados que votaron junto al kirchnerismo su rechazo, eligieron ponerse del lado de las mafias, los narcos y el terrorismo”, retrucó la ministra de Seguridad.
Macri respaldó el veto de Milei: "Comprometer el superávit fiscal no es una opción"
En tanto, el jueves los senadores del PRO volvieron a sorprender al votar junto con el kirchnerismo y el radicalismo en favor de la nueva fórmula jubilatoria. Un giro de 180 grados respecto de lo que había ocurrido en Diputados, donde el PRO se inclinó por el rechazo. Y para sumar confusión, Mauricio Macri tomó distancia de los senadores de su partido y respaldó el veto anunciado por Milei.
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Ante las especulaciones que señalaban que el líder del PRO mandó a votar en contra del Gobierno pero luego se despegó de la maniobra, el viernes intentó aclarar la situación: “A pesar de que algunos senadores del PRO decidieron votar en contra de los artículos más gravosos de la ley de aumento de las jubilaciones, pero a favor del proyecto en general -contradiciendo la postura de los diputados del PRO, quienes rechazaron la ley en su totalidad- el partido ratifica que no avala un incremento del gasto previsional sin un financiamiento genuino. Comprometer el superávit fiscal no es una opción”.
“Mauricio hizo un movimiento clásico de la política, al rechazar el DNU mostró los dientes para después negociar pero sin hacerle un agujero al Gobierno, porque era algo sin costo fiscal. Y con el último tuit marca que en los temas importantes banca a Milei”, explicó un experimentado diputado del bloque amarillo.
Mauricio Macri - Crédito: Gustavo Gavotti
En la bancada que conduce Cristian Ritondo reconocen mayoritariamente que el ex presidente bajó la orden de garantizar el quórum y votar en rechazo del DNU, aunque consideran que lo que ocurrió en el Senado fue diferente.
“No respondieron a una orden de Mauricio. Luis Juez, los gobernadores y los larretistas hicieron su juego propio. Por eso después Macri salió con el tuit para acotar el margen de maniobra en Diputados, no se puede hacer otra cosa”, analizó un diputado cercano al ex presidente. De hecho, el tuit fue compartido en el chat grupal del bloque. “Bueno, ya se sabe lo que hay que hacer”, fue uno de los comentarios.
Sin embargo, la interna quedó expuesta una vez más y entre los diputados que se sienten más cercanos al gobierno de Milei persiste la desconfianza. “Los que antes se identificaban como palomas en cualquier momento vuelven a despertarse. Ya tuvimos una pelea igual cuando votamos la fórmula previsional, esa vez (María Eugenia) Vidal, (Silvia) Lospennato y otros cinco se levantaron y se fueron para no votar. Este es el problema cuando alentás el caos”, aseguraban desde las filas bullrichistas.
Con el número justo, las ausencias jugarán un rol clave y si se repiten terminarán de inclinar la balanza. Cualquier faltazo en el PRO sería letal para el Gobierno ya que perdería un potencial voto aliado y reduciría el umbral para llegar a los dos tercios de los presentes.
Bloque UCR (Luciano González)
En cambio, si Martín Menem o la Casa Rosada logran bajar a algún diputado que hace dos meses votó a favor, podrían asegurarse una victoria. Las miradas estarán puestas en los bloques UCR, Encuentro Federal e Innovación Federal.
“Entre los radicales (que votaron todos a favor) tenemos a los sospechosos de siempre, a los que se les puede enfermar un hijo”, ironizaban desde el sector más crítico a la conducción de Rodrigo de Loredo, a quien le cuestionan un exceso de simpatía por los libertarios.
En tanto, la presión sobre los gobernadores de Salta, Misiones y Rio Negro podría restar alguno de los ocho votos de Innovación Federal. Lo mismo ocurre con los mandatarios de Entre Ríos y Chubut, que podría influir sobre los diputados Jorge Ávila y Francisco Morchio (que hace dos meses ya estuvieron ausentes). Estos últimos pertenecen al bloque Encuentro Federal.
Para sumar incógnitas, el bloque libertario se encamina a expulsar a Lourdes Arrieta, por ventilar las tensiones internas en torno a la visita a represores en Ezeiza, y persiste el malestar con Rocío Bonacci y Marcela Pagano.
Si echan a la “diputada del patito” se arriesgan a quedarse con un voto menos. Algo similar podría ocurrir con Bonacci, que en aquella oportunidad figuró entre los ausentes.
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