Cuatro municipios gastan más en salarios de lo que reciben en coparticipación. Otros ocho superan el 70%. El punto de equilibrio está en el 65%. Bariloche, Río Colorado y Jacobacci ya recibieron un auxilio de $9 millones.
La mayoría de los municipios de Río Negro evidencian un complicado panorama financiero.
La fuerte incidencia de las erogaciones salariales explica parte de las complicaciones de los últimos tiempos.
En enero, Economía asistió a tres municipios con adelantos de coparticipación.Remitió 5 millones a Bariloche, unos 2,6 millones a Río Colorado y 1,5 a Ingeniero Jacobacci.
Unos 9 millones que la provincia transfirió a esos estados locales. De ellos, dos -Bariloche y Río Colorado- presentan masas salariales superiores a la coparticipación bruta.
Esa relación conforma un indicativo del impacto que las erogaciones en personal significan para las finanzas municipales, arrastrando una rígida obligación y el riesgo que su incumplimiento puede acarrear.
En realidad, tres municipios -los mencionados más San Antonio- tienen pagos por remuneraciones mayores a los ingresos asignados por la Provincia, mientras que El Bolsón ronda ese grupo, con un 98%.
Otro cuatro superan el 80%: Cipolletti, Allen, Roca y Choele Choel.
Chimpay, Fernández Oro y Cinco Saltos están en la franja del 70%.
Viedma, de los cuatros mayores de la provincia, tiene la menor relación, pues requiere del 65% de su coparticipación para abonar sus salarios. Sierra Grande y Chichinales están en parecida incidencia.
La coparticipación provincial representa -históricamente- el principal ingreso de los municipios, con variantes en esa conformación a partir del nivel de tasas y de la eficiencia de su cobrabilidad.
Un componente del 60% al 70% de los envíos de la Provincia y el resto de cobro de tasas conformaría una disponibilidad equilibrada. Queda la incidencia de los salarios, cuando mayor exigencia es menor la posibilidad de asignar fondos a la inversión (como obras) y, además, superior fragilidad del Estado local.
Tener comprometidos en salarios entre el 60 y el 70% de los ingresos por coparticipación es considerado un presente equilibrado.
Viedma consolidó un buen esquema impositivo propio, logrando que su recaudación signifique el 35% de sus ingresos.
Bariloche intenta mejorar el suyo y la nueva administración modificó su esquema tributario, fijando subas promedios de un 39% por una marcada desactualización de los costos.
Otro aspecto es la evolución y crecimiento de la masa salarial, generado por el aumento de personal o de salarios.
Las intendencias -mayoritariamente- modificaron sus conducciones y los nuevos jefes comunales buscan incorporar sus criterios en las próximas discusiones de haberes, procurando revertir esa concentración que limita otras acciones de los gobiernos locales.
Río Colorado y Jacobacci -como Bariloche- recibieron auxilios provinciales. Los tres intendentes asumieron municipios desfinanciados. También, las erogaciones de personal de San Antonio supera la coparticipación pero su diferencia está en la política: sigue la gestión del Frente de la Victoria, a pesar que ya no está Javier Iud -hoy legislador- pero esa continuidad corresponderá a Luis Ojeda.
Integrante del partido del gobierno provincial, el intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano tiene sus sobresaltos, que se evidencia con un 98% de sus envíos por coparticipación equivalen a los haberes de sus empleados,
En general, los municipios pequeños registran menores impactos y, también, esos estados presentan bajos niveles de ingresos por tasas.
Además, otra diferencia entre las intendencias se originan por los ingresos de regalías, con un reparto igualitario, pero después la disparidad aparece en las petroleras, con una asignación especial. Son siete que se reparten 70 millones anuales: Catriel (la más beneficiada, con más del 70%), Allen, Campo Grande, Cervantes, Cinco Saltos, Cipolletti, Fernández Oro y Roca.
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