Elevaron su posición a la mesa nacional de Juntos. Si se acepta el pedido, en Bahía no habría lugar para radicales o lilitos en las primarias.
Por Maximiliano Allica
La posición de los intendentes del Pro es clara. No quieren desgaste en las PASO en sus distritos y el viernes, en una cumbre bonaerense de los amarillos en Olavarría, reiteraron su pedido para que la mesa nacional de Juntos, cuando fije las reglas internas de competencia electoral, les permita designar a un candidato único.
Cómo dirimirá sus internas el principal frente opositor de la Argentina aún es un misterio. Pero, de prosperar este pedido de los jefes territoriales de la provincia más populosa, se cerrará la puerta a las aspiraciones de muchos radicales, lilitos y otros aliados que pretenden medir fuerzas en las urnas en municipios como Bahía Blanca.
A nivel local las pretensiones de la UCR son públicas. Tiene varios aspirantes, Elisa Quartucci y Martín Salaberry entre los más reconocidos, y no aceptarán livianamente que avance este cerrojo Pro. El escenario ideal para los boinas blancas sería tener precandidatos a presidente y gobernador propios, intención que hoy manifiestan Gerardo Morales y Maximiliano Abad, aunque no está claro si a la hora del cierre de listas les darán los números para colar una boleta en las primarias contra los tanques amarillos, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
No tener boleta propia nacional donde colgarse dificultaría los deseos radicales en aquellos distritos donde no gobiernan. De todos modos, en el comité de Donado muchos aseguran que llevarán la disputa hasta el final.
"Nosotros podemos encontrar algunas afinidades programáticas con ciertos dirigentes del Pro. Pero hay casos, como el de Nidia Moirano, con el que no tenemos nada que ver. Por eso queremos competencia", le dice a La Nueva. uno de lo más experimentados armadores de la lista 3.
Moirano, pese a que en algunos sectores del microclima hay dudas, es la elegida de la cúpula amarilla para ir por la sucesión de Héctor Gay. Todavía no se formalizó la candidatura, pero hace meses que los posicionamientos confirman que la senadora está nominada. Sobre todo, hay que prestar atención a su forma de hablar sobre el futuro, en el cual ya se representa ocupando el principal sillón de Alsina 65. Imaginarse jefa no le cuesta demasiado.
Volviendo a la UCR, hay un asterisco más que complica ciertos anhelos. La mayoría de los intendentes de ese partido, más de 30 en la Provincia, tampoco quieren PASO en sus distritos y ya plantearon el tema ante sus correligionarios. La postura es que una primaria puede dejar heridas serias de cara a las generales y, además, algunos entienden que en los distritos más chicos, de no más de 20 o 30 mil habitantes, los dirigentes de la vereda de enfrente (en general peronistas) pueden mandar tropa a votar en esas internas y volcar la elección según su conveniencia.
Pasado en limpio, todos los jefes distritales de Juntos quieren reservarse el derecho a designar a sus sucesores o bien volver a competir ellos mismos, sin interferencias de sus socios.
Y un punto más. Si el radicalismo quiere lanzar un candidato propio en Bahía debe definir a quién. Para eso hay dos caminos. Uno, por encuestas, aunque la realidad es que allí nadie saca demasiadas ventajas (salvo Lorenzo Natali, sobre el cual habrá una alusión más adelante).
Otra alternativa es convocar a una interna partidaria, lo cual a su vez abre dos opciones: llamar a una votación cerrada, solo para afiliados, asumiendo el riesgo de tomar un rumbo poco representativo de la ciudadanía (siguiendo las estadísticas recientes, no habría que esperar mucho más de mil votos); o realizar una interna abierta a cualquier ciudadano, con el peligro de que los comandos de otros partidos manden adherentes y tuerzan el resultado según sus intereses.
Si bien las decisiones finales no tienen que tomarse esta semana o la próxima, los tiempos empiezan a apremiar.
Quienes reclaman eludir las PASO tienen sus razones. El sistema, muy democratizante en la teoría, ha dejado experiencias de todo tipo. En 2015 Cambiemos armó una grilla entre Mauricio Macri (Pro), Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (Coalición Cívica), que derivó en una primaria de tono muy republicano y cero problemática. Claro, la disputa era testimonial porque se sabía quién era el ganador.
Pero hay contraejemplos dramáticos. Ese año, el peronismo no supo guardar cordura y perdió la provincia de Buenos Aires a causa del feroz enfrentamiento entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez. Ni los más optimistas cambiemitas podían creer los números que mostraba María Eugenia Vidal cuando comenzó el recuento de votos ese atardecer de octubre.
De ahí en adelante el justicialismo, espacio político que impulsó la creación de las primarias abiertas y obligatorias, nunca más habilitó una interna a nivel provincial. Mucho menos, presidencial.
También aquel agosto, en Bahía, el entonces Frente Para la Victoria fue a la competencia y Marcelo Feliú derrotó a Iván Budassi, cuya lista quedó a un suspiro de meter un concejal en la boleta definitiva de octubre. Mucho se discutió que las condiciones estaban dadas, si había acuerdo de partes, para que Santiago Mandolesi Burgos se integrara a la lista final del peronismo en las generales, en el cuarto puesto. No obstante, el 24,9% que obtuvo Budassi dentro de la interna no era el 25% requerido por las reglas electorales y al actual titular de Zona Franca lo dejaron afuera, inaugurando un encono con el feliuísmo que todavía tiene sus chispas.
Otro caso, más reciente, se dio en 2021 con la competencia en la Sexta Sección entre amarillos y radicales. La victoria de estos últimos de la mano de Lorenzo Natali avivó la tensión entre los de Alsina y los de Donado, que ya de por sí era mucha. Los jefes del comité entendían que ese resultado obligaba al comando Pro a darles, por fin, un lugar en la mesa de decisiones en Bahía. Sin embargo, la respuesta fue la contraria: Gay y compañía fueron limpiando radicales del gabinete en los meses sucesivos, hasta no dejar a casi ninguno.
¿Qué hará Lorenzo este año? Sigue siendo una incógnita. Si hay primarias, muchos lo quieren compitiendo contra Moirano. Y, si hay candidatura única, habrá que prestar atención a los movimientos de Emilio Monzó, su referente político. Por ahora, el expresidente de Diputados mantiene cierta equidistancia con Bullrich y Rodríguez Larreta en su deseo de competir por la Gobernación y habrá que observar el lugar que finalmente le toque a la hora de la disputa y los armados. Si Monzó llega a junio con influencia, no hay que descartar que vuelva a bajar a estas tierras para esgrimir encuestas y reclamar que la figura que lidere la boleta local sea el exconductor de LU2 y no Moirano.
Sin dudas, el lugar que ocupe o deje de ocupar Lorenzo es una de las principales variables a resolver en este año.
Otra pregunta es qué pasará con Andrés de Leo, en caso de que no haya primarias y lo quieran correr de la competencia. El titular de la Coalición Cívica ya salió a hacer campaña y más de una vez exteriorizó su deseo de ser intendente de Bahía Blanca. Por lo pronto, es el único dirigente regional que se sienta en la mesa nacional de Juntos, al lado de Macri, Bullrich, Larreta, Vidal, Morales, Mario Negri, Miguel Pichetto, etcétera.
Hoy la voluntad de la CC es competir, así como la aspiración de la UCR es poner candidatos propios en agosto en casi todos los distritos bonaerenses donde gobierna el Pro (casi 30). De todas formas, podría haber excepciones. Hay municipios como Mar del Plata donde, remarcan, sí funciona un gobierno de coalición, con un jefe comunal amarillo como Guillermo Montenegro pero medio gabinete y la presidencia del Concejo Deliberante en manos radicales. Si Montenegro se vuelve a postular, aceptarán secundarlo.
Y un casillero más es el que busca ocupar Emiliano Alvarez Porte, de la mano de Cristian Ritondo. Hoy las encuestas para gobernador, dentro de Juntos, lo dan arriba al larretista Diego Santilli, dicho sea de paso el preferido de la conducción amarilla bahiense. Pero si Ritondo llega parado a mitad de año y compite en Provincia, el exsecretario municipal de Seguridad intentará meterse en la discusión local, en especial desde un lugar que la Municipalidad parece haber dejado vacío, al menos en el debate público: justamente la seguridad.
Junio es el mes de cierre de listas, aunque las reglas internas de las coaliciones deberían fijarse antes para dar margen a las negociaciones de llenado de boletas. Fines de marzo o comienzos de abril es la fecha que muchos esperan para que la mesa de Juntos determine si habilita competencia en primarias en los 135 municipios bonaerenses o limita esa posibilidad.
Mientras tanto, todos aseguran que quieren ir por todo. En nuestra ciudad, al no haber un número puesto como Gay en las ocasiones anteriores, una sola cosa está garantizada: los tironeos van a ser los más duros desde la creación de Cambiemos.
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