La mayoría de los municipios del GBA tienen plata en plazos fijos. Varios jefes comunales deshicieron esas colocaciones para ayudar al Ministro de Economía a renovar las letras del tesoro. Temor por la falta de candidatos en el Frente de Todos.
Mariano Roa
Argentina es un país quebrado. O siempre está muy cerca de estarlo. Es imposible afrontar la deuda en dólares y ahora al Gobierno también se le complica renovar la que tiene en pesos. No hay divisas para importar los insumos necesarios para producir, lo que retrae la actividad económica. La pobreza e indigencia crecen de la mano de una inflación que se excita ante la obligación de seguir imprimiendo billetes para pagar lo que con la recaudación no alcanza.
Vivimos en un país empobrecido. ¿Pero somos tan pobres? A veces, aparecen noticias que confunden, aunque signifiquen poco y nada. Como cuando leemos que hay récord de argentinos que viajan para distenderse algún fin de semana largo. O que Argentina es uno de los países que mayor cantidad de hinchas llevó al carísimo Qatar para disfrutar el mundial. Según el embajador de Qatar son unos 40.000, casi los mismos que viajaron al mundial de Rusia y un tercera parte de los que fueron al de Brasil.
Algo de esto pasa en varios municipios del Gran Buenos Aires y otros del pais. Partidos donde la marginalidad da golpes de knockout: millones de vecinos viviendo sin cloacas, gas o agua de red. En calles de tierra donde las ambulancias, bomberos o patrulleros no entran si llueve.
Pero plata hay. Y de sobra. Buena parte de esos municipios tiene colocaciones millonarias de los contribuyentes invertidos en plazos fijos, Tanto que por los intereses recaudan más dinero que por la principal tasa que es el ABL.
Sergio Massa lo sabe y puso un ojo sobre esos fondos. "Le está sacando guita al FMI y al BID pero también tiene que rascar la olla en el país para conseguir pesos y evitar emitir", dicen en Economía.
Por eso pasa la gorra entre los jefes comunales armando licitaciones para que deshagan sus posiciones en plazos fijos y compren títulos del tesoro. Así, logró juntar unos $10.000 millones. Un monto que puede parecer una montaña de plata pero que para el Ministerio de Economía "es muy poco".
Sergio Massa recibió una ayuda clave: que Martín Insaurralde participe en la licitación pública que lanzó Economía para renovar los bonos en pesos. El Intendente de Lomas de Zamora encabeza la Liga de jefes comunales.
Lo que aportaron los intendentes es un grano en el desierto de vencimientos. En pocos días vencen títulos por 1 billón de pesos. Es decir, un millón de millones. Los $10.000 palos que juntaron representa el 1% de ese vencimiento. "Soy el plomero del Titanic", no se cansa de repetir Massa.
Los jefes del GBA apuestan todo para que Massa sea candidato. Pero para eso, el ministro debe mostrar resultados con su plan económico, sobre todo en un punto clave: bajar la inflación antes de las elecciones.
Varios intendentes peronistas juegan sus fichas para que Sergio Massa sea candidato. Para eso le tiene que ir bien y bajar la inflación.
"El Frente de Todos no tiene candidato a presidente. Si la lista la encabeza Alberto es un problema por la mala imagen que tiene. Nos arrastra a todos para abajo. La mejor salida es que Sergio encabece. Y para eso debe bajar la inflación a menos de 4 puntos para marzo", le dice a Clarín un histórico jefe comunal peronista del Oeste del GBA.
En el Conurbano, el que encabezó el operativo "pasar la gorra" para ayudar a Massa fue el que también encabeza la Liga de Intendentes del PJ: Martín Insaurralde. También Ariel Sujarchuk de Escobar. No tuvieron demasiada suerte: sólo un puñado de sus colegas pusieron plata.
La lista incluye a Mariano Cascallares de Almirante Brown, Juan Andreotti de San Fernando, Patricio Mussi de Berazategui, Andrés Watson de Florencio Varela y Blanca Cantero de Presidente Perón. También se sumaron intendentes de otras ciudades del interior como Mercedes, Rosario y algunas localidades de Córdoba. El que más colaboro: Fernando Espinoza, de la eternamente empobrecida La Matanza.
Sergio Massa rodeado de intendentes del PJ. Buscan que sea candidato y rezan para que le vaya bien en bajar la inflación.
"Los muchachos saben que no tengo un peso. Siempre fui muy crítico de que un municipio tenga plazos fijos. No estamos para ganar plata sino para brindar servicios. Yo la pongo en fierros: patrulleros, ambulancias y máquinas para asfaltar", señala ante Clarín el Sheriff Alejandro Granados, de Ezeiza.
Ariel Sujarchuk reconoce que fue uno de los que "empujó" para conseguir plata. "Hablé con varios porque creo que hay que aportar y sumar para tratar de resolver los desequilibrios económicos. De acá no se sale mirando para otro lado", indica.
"A mi me llamaron pero no me sobra nada", explica Juan Zabaleta de Hurlingham. "A mi también me dejaron mensaje de audio. Tengo un fondo contra cíclico en el banco pero creo que Massa no está haciendo las cosas bien. El acuerdo de precios se hizo después de que los empresarios suban los precios", dispara Julio Zamora, de Tigre.
Las letras que le ofrece Massa a los intendentes rinden unos ocho puntos más que los plazos fijos. Con vencimiento a 90 días. Se acercan más la inflación, aunque la tasa sigue siendo negativa. "Le tengo afecto a Sergio pero me quedo con mis plazos fijos que los veo cada 30 días. Y puedo usar la guita. Si se la doy a Massa la pierdo, porque quedo atrapado ya que me la van a pedir renovar eternamente", define un alcalde de una de las comunas más populosas del GBA.
Cuestiones difíciles de entender. O no tanto. Hace menos de un mes , los intendentes peronistas del GBA se reunieron con Alberto Fernández, Massa y Manzur. Fueron a pedirles plata. Unos $100.000 millones. Presentaron tres propuestas que van desde una ayuda económica para pagar un bono para los trabajadores municipales hasta un plan de obras públicas en las comunas "que los vecinos puedan ver" antes de las elecciones.
Antes habían ido a ver a Axel Kicillof. Pero les dijo que sólo iba a ayudar a aquellos municipios que tengan problemas para pagar los sueldos. El gobernador se enoja cuando los jefes comunales (a varios de ellos tuvo que incorporarlos por orden de Cristina en su gabinete) le piden fondos. Suele recordar que tienen "hasta un presupuesto anual en plazos fijos".
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